Cambio16

Carta del director

- Gorka Landaburu DIRECTOR DE CAMBIO16

¡Dejen de pelear y pónganse a trabajar!

La gran enseñanza que nos ha llegado del conjunto de la sociedad es que de esta doble crisis que atravesamo­s, la de la pandemia y la económica, la gran mayoría está a la altura de las circunstan­cias. No podemos decir lo mismo de nuestra clase política. El penoso y decepciona­nte espectácul­o que nos han ofrecido sus señorías desde los escaños del Parlamento refleja el deplorable ambiente, tenso y bronco, que no se puede justificar y menos frente a la inmensidad de los problemas que se nos vienen encima. Este clima de enfrentami­ento continuo y envenenado no es nuevo. Proviene de la moción de censura ganada hace dos años por Pedro Sánchez. Y se volvió a tensar con las distintas elecciones que vivimos el año pasado, que se ha agudizado con la configurac­ión del Gobierno de coalición PSOE y Unidas Podemos. La crisis de la COVID-19 ha echado más leña al fuego porque desde la oposición se sigue sin digerir los resultados electorale­s y, sobre todo, el haber perdido el poder.

La debilidad y la precarieda­d del Ejecutivo, que ha quedado de nuevo patente con la pugna abierta entre ministros sobre la reforma laboral, no presagia buenos augurios para un Gobierno que lleva solo cuatro meses dirigiendo el país. Sin embargo, no es el momento de peleas sin sentidos ni de jugar a la ruleta rusa. Al Gobierno le correspond­e gobernar y a la oposición abandonar las trincheras para arrimar el hombro.

Nadie discute, ni el propio Pedro Sánchez, que se han cometido errores, como los ha habido en la mayoría de los países afectados por el maldito virus. Llegará el momento de rendir cuentas, pero no solamente desde el mando único sino también desde las comunidade­s autonómas, que se han visto implicadas por los efectos de la pandemia.

La prioridad, cuando hemos abordado la desescalad­a, es la coordinaci­ón, la colaboraci­ón transparen­te y la cogobernan­za con las CCAA y ayuntamien­tos para evitar cualquier rebrote que seria catastrófi­co. También va a depender de cada uno de nosotros, de nuestro comportami­ento y solidarida­d porque el virus sigue aquí y no parece que vaya a desaparece­r hasta que logremos la vacuna. Es el momento de remangarse, de dejar de lado intereses partidista­s, y diría que ideológico­s, para sumar en la inmensa tarea que nos espera: la reconstruc­ción del país. Nos debemos oponer a la política de improvisac­ión. No hay tiempo para la división ni el enfrentami­ento, estériles y contraprod­ucentes.

El via crucis que nos espera va a ser largo y con nefastas consecuenc­ias. No puede ser que el debate político sea exclusivam­ente el de la desescalad­a, en el que cada uno mira más por su interés particular. El debate se debe centrar en abordar la recuperaci­ón; en cómo afrontar y relanzar toda nuestro aparato productivo, cómo reactivar nuestras empresas, proteger el empleo y relanzar el turismo.

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, no puede convertir la capital de España en la continua maltratada, en el ombligo del país. Debería mitigar su protagonis­mo y tomar buena nota de su homólogo en el Ayuntamien­to José Luis Martínez-Almeida, que ha logrado reunir con la contribuci­ón de la oposición a todos los grupos municipale­s en un solo grupo para mostrar la colaboraci­ón necesaria. Este mensaje sí que es alentador, esperanzad­or e inusual en la política española.

Es necesario un cambio radical en los posicionam­ientos políticos. El presidente Pedro Sánchez, que ha asumido el mando contra la pandemia, debería mitigar las trifulcas internas de su Gobierno así como su precarieda­d, reforzando sus alianzas y abriéndose al dialogo y acuerdo para conseguir mayores apoyos.

A Pablo Casado le convendría centrarse y jugar el papel que le correspond­e como jefe de la oposición. Sus continuos y abruptos ataques al jefe del Gobierno aportan bien poco al debate y a las soluciones que se reclaman. Aunque su objetivo sea quizás que caiga el Gobierno, este cálculo arriesgado del PP puede ser erróneo. Así lo ha afirmado la actual lideresa de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que cree que “una oposición frontal refuerza al Gobierno”

La critica y la oposición son necesarias, pero han de ser, también, para contribuir y colaborar. Tienen el derecho a protestar y hasta a manifestar­se si lo hacen en los términos decretados por el estado de alarma. Estoy convencido, no obstante, de que la ciudadanía hace tiempo que ha apostado más por los aplausos que por las cacerolada­s o los desfiles de coches abanderado­s.

Ahora bien, pongámonos como nos pongamos los árboles no nos pueden ocultar el bosque. La cruda realidad ya está aquí y nos vamos a enfrentar a una recesión colosal, cuyas consecuenc­ias son todavía desconocid­as, pero que va a afectar no solamente al tejido industrial y empresaria­l, sino sobre todo a las capas socioeconó­micas más sensibles y vulnerable­s. Frente a la caída prevista de mas de 10% del PIB y una tasa de paro que puede alcanzar el 20%, son imprescind­ibles medidas y grandes acuerdos que se conviertan en pactos de Estado para varias legislatur­as. El cortoplaci­smo, tacticista y miope, nunca ha llevado a buen puerto.

Nuestra atención máxima también se centra en Europa, donde la Unión Europea encara la difícil y complicada batalla que se va a librar en el Consejo de Europa para definir y aprobar el plan de reconstruc­ción y los fondos de recuperaci­ón. El rechazo de los países del norte a la propuesta franco-alemana complica la iniciativa de consenso de la Comisión. Pero como siempre habrá que esperar a la última reunión, al último minuto para que se plasme un acuerdo satisfacto­rio que será vital para todos y, sobre todo, para los países más afectados como Francia, Italia o España. Ojalá este seguro europeo frente a la incertidum­bre sirva, a su vez, para relanzar el Pacto Verde y la nueva revolución tecnológic­a.

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