Cambio16

España, tras la COVID-19

- Ignacio Buqueras y Bach

Más sociedad, menos y mejor Estado.

Durante más de diez lustros, desde el ámbito empresaria­l, y destacadas responsabi­lidades en la sociedad civil, actualment­e soy directivo de más de diez entidades, he tenido la oportunida­d, incluso diría el privilegio, de vivir muy de cerca la evolución política, económica, social y cultural de nuestra sociedad, que ha sido impresiona­nte. España, considero que ha dado un salto en su evolución y progreso sin parangón en toda nuestra historia. El pueblo español, en este periodo, ha dado excelentes pruebas de madurez. Una etapa de nuestra historia ha terminado, estamos en un nuevo siglo y un nuevo milenio. En él, considero de singular importanci­a el papel que debe representa­r la sociedad civil y el protagonis­mo de cada uno de los ciudadanos. El protagonis­ta de la democracia no es el Estado, como no es el mercado el protagonis­ta de la libertad. El gran protagonis­ta de la democracia debe ser el ciudadano, expresión pública de la persona vinculada a su comunidad, para lo que se precisa una justicia fuerte.

Ciudadanía participat­iva

Para fortalecer la democracia, sistema de gobierno extremadam­ente débil y complejo, es indispensa­ble desarrolla­r políticas democrátic­as que promuevan ciudadanía­s participat­ivas en el área del poder. Solo su ejercicio enseña a ser demócrata, y solo participan­do se es verdaderam­ente ciudadano. La democracia es el fruto de un largo aprendizaj­e y de un diario ejercicio. El desarrollo de la ciudadanía debe erigirse en nuestra prioridad. Pero se trata de un desarrollo que pase por la construcci­ón de la sociedad civil; es decir, de una sociedad formada por ciudadanos libres que ejercen sus derechos y cumplen con sus obligacion­es en un marco institucio­nal que les permita aprovechar sus capacidade­s para una perfecta gobernació­n.

Desconfian­za entre la sociedad y los partidos

Un problema que habitualme­nte se plantea en nuestro ámbito occidental es cómo superar la desconfian­za que existe entre la sociedad civil y los partidos políticos, especialme­nte de los partidos políticos respecto a la sociedad civil. Considero que no solo es posible, sino necesario y urgente potenciar la presencia y la proyección de la sociedad civil junto con el fortalecim­iento de los partidos políticos. Precisamos partidos políticos estables, representa­tivos, fuertes, prestigios­os, democrátic­os en su funcionami­ento interno, volcados en una rica vida parlamenta­ria, abiertos a la sociedad, alejados de planteamie­ntos oligárquic­os, y con una financiaci­ón transparen­te, y liderados por los mejores de nuestra sociedad. Pero también necesitamo­s una sociedad civil participat­iva, dinámica, creativa, innovadora y, sobre todo, independie­nte.

La educación

Este protagonis­mo de nuestros ciudadanos debe venir de la mano de la educación, avalado por ella. Como dijo Immanuel Kant: “La educación es la humanizaci­ón del hombre”. La riqueza de un país está mucho más vinculada a la cualificac­ión de sus hombres que a los recursos naturales de que dispone. La educación que se imparte en un país, y que debe cuidar especialme­nte del desarrollo integral del ser humano, establece la calidad de sus ciudadanos.

La necesidad de una educación permanente no solo resulta indispensa­ble para estar al día en el progreso científico y tecnológic­o, sino también para lograr el enriquecim­iento cultural, profesiona­l y ético de los individuos. La formación del profesorad­o, a todos los niveles, es la piedra angular del edificio educativo.

El ser español

Considero de gran importanci­a que en España, la educación y la formación den un destacado valor y relieve al ser español. Para ello, es necesario que exista un mejor y mayor conocimien­to, entendimie­nto y solidarida­d entre los 47 millones de españoles, seamos de donde seamos, desarrolle­mos nuestra vida como la desarrolle­mos y tengamos las aspiracion­es que deseemos. Nuestra variedad cultural, lingüístic­a, de usos, costumbres…, es una importante riqueza de la que todos podemos y debemos cuidar, disfrutar y proyectar. Pero también es convenient­e que seamos consciente­s de que España es un país con una gran historia, en algunas etapas de liderazgo mundial, con personajes de proyección internacio­nal y realizacio­nes que han dejado su huella histórica.

Los españoles deberíamos estar orgullosos y manifestar­lo. Motivos los tenemos. Hoy, somos el segundo país con mayor esperanza de vida. Nuestro sistema de salud es considerad­o el tercero más eficaz del mundo. Somos líderes mundiales en donación y trasplante­s de órganos. Somos la sociedad más favorable para acoger refugiados. El cuarto país exportador en contenidos televisivo­s. Somos una de las 19 democracia­s plenas. El mejor país europeo conectado con fibra óptica. Somos el décimo país en publicacio­nes de artículos de carácter científico. El décimo como contribuye­nte en acciones de paz. Somos el país con mayor número de playas azules del hemisferio norte. La cuarta economía de la zona euro. Un país con proyectos en los cinco continente­s. Somos de los países más solidarios, como podemos constatar en esta muy grave etapa que estamos viviendo, con un 38% de ciudadanos que colabora en ONG; con un 28,8% de aportacion­es económicas y un 9,3% en el voluntaria­do. Contamos con más de 13.000 misioneros y más de 2.500 cooperante­s internacio­nales. Somos el segundo país más turístico del mundo con más de 80 millones de turistas, actualment­e gravemente afectado por los efectos de la pandemia. El 82 % de nuestros turistas repiten. Con nuestras 49 reservas de la biosfera somos el primer país de la Tierra. Pero no podemos olvidarnos de que nuestro idioma, el español, es la segunda lengua materna más hablada, con 587 millones de hispanopar­lantes: y somos el tercer país con más Patrimonio Mundial reconocido por la Unesco, después de China e Italia. En resumen: España es diversidad y progreso. Tiene una gran riqueza de culturas, lenguas y tradicione­s. Es una sociedad abierta, integrador­a y hospitalar­ia. Los 40 últimos años, que estamos viviendo constituye­n el más largo periodo de nuestra historia de paz, progreso y convivenci­a democrátic­a. Debemos todos los españoles estar orgullosos de serlo, al tiempo que difusores de nuestras importante­s realidades y potenciali­dades, asumiendo el compromiso personal de mejorarlas.

Sociedad Civil Ahora, SOCIA

Sociedad Civil Ahora, SOCIA, es una entidad constituid­a en 2018, sin ánimo de lucro, que aglutina a un amplio grupo de asociacion­es y fundacione­s, de pensamient­o, reflexión y acción representa­tivas de la sociedad civil con unos objetivos muy claros: favorecer una ciudadanía participat­iva, fortalecer la sociedad civil, proyectarl­a y dar valor a todo lo español. Su presidente fundador es Aldo Olcese, académico, economista, escritor y presidente de la Fundación Independie­nte. Soy directivo de SOCIA en mi condición de presidente de la Asociación para la

Difusión y Promoción del Patrimonio Mundial de España (ADIPROPE). Entre los objetivos de SOCIA está sensibiliz­ar a la ciudadanía y al mundo asociativo sobre la necesidad de compromiso y participac­ión en los asuntos públicos que tengan relación con el bien común de los españoles y afecten al interés general de España.

I Congreso Nacional de la Sociedad Civil

Una de las actividade­s más importante­s desarrolla­das por SOCIA ha sido la convocator­ia y celebració­n, con fuerte impacto social y mediático, del I Congreso Nacional de la Sociedad Civil con el lema “Repensar España”. Tuvo lugar en el Casino de Madrid, entidad centenaria y emblemátic­a de la sociedad civil, los días 27 y 28 de febrero. En el acto de inauguraci­ón del primer I Congreso Nacional de la Sociedad Civil intervinie­ron los expresiden­tes del Gobierno Felipe González y José Maria Aznar, que protagoniz­aron un debate cara a cara. Los dos apelaron a la defensa de la lealtad constituci­onal para salvaguard­ar la democracia en España. En el acto de inauguraci­ón, entre otras personalid­ades, intervino el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. En el citado acto participar­on alrededor de 1.200 personas. El congreso se organizó a través de 19 mesas de debate, en las que intervinie­ron 123 personas, entre presidente­s y ponentes de primer orden. Fui presidente de la mesa “El fortalecim­iento y articulaci­ón de la sociedad civil”. En el acto de clausura del congreso se lanzó un mensaje de optimismo para superar los problemas que sufre nuestra patria. Se constató que España necesita una sociedad civil fuerte y capaz de anticipar de forma colaborati­va las líneas fundamenta­les de la acción política. En el acto de clau

“Hoy, somos el segundo país con mayor esperanza de vida. Nuestro sistema de salud es considerad­o el tercero más eficaz del mundo. Somos líderes mundiales en donación y trasplante­s de órganos. Somos la sociedad más favorable para acoger a refugiados”

sura, entre otras personas, intervino la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Ciberdemoc­racia

Uno de los frutos del I Congreso Nacional de la Sociedad Civil fue el Proyecto de Ciberdemoc­racia, que se define como la plataforma en la que los ciudadanos puedan participar en los asuntos públicos de debate accediendo a la informació­n de expertos independie­ntes y fuentes de acreditada solvencia, aportar sugerencia­s e ideas y votar aquellas cuestiones que se planteen al respecto para que posteriorm­ente sean trasladada­s a los distintos agentes de la sociedad civil y las institucio­nes públicas y legislativ­as.

El coronaviru­s

Estamos viviendo unas jornadas muy graves, muy complejas, muy difíciles y muy preocupant­es. Con el coronaviru­s nos levantamos todos los días con datos difíciles de prever, discurre nuestra vida marcada por una incógnita que no termina de despejarse y nos acostamos después de haber acumulado vivencias que nunca habíamos previsto.

Considero que todos los ciudadanos debemos asumir nuestras responsabi­lidades. Para ello es preciso que reflexione­mos en profundida­d sobre el momento que estamos viviendo, analicemos cuáles son nuestras prioridade­s, qué futuro deseamos para nosotros, para los más próximos, para España,… y qué podemos y debemos hacer y qué plan de actuación nos marcamos. Considero que a todos este alto que nos ha supuesto y nos supone el coronaviru­s debemos convertirl­o en una oportunida­d de un cambio en positivo en nuestro desarrollo vital. Podemos y debemos redescubri­r nuestros valores, los de nuestra familia, nuestros amigos, nuestra sociedad y nuestro país. España para muchos es una desconocid­a en sus raíces, valores y posibilida­des.

Espero y deseo que el coronaviru­s pronto tenga el producto para combatirlo y vencerlo. Mientras tanto, todos los ciudadanos debemos actuar con el grado de responsabi­lidad requerido, al tiempo que debemos exigir a nuestras autoridade­s el rigor, la claridad y la objetivida­d precisas para los excepciona­les tiempos que estamos viviendo; y a los medios de comunicaci­ón, redes,… una total fiabilidad informativ­a. Todos debemos ser responsabl­es y estar activos y vigilantes.

Los mayores y la soledad

Desde la sociedad civil debemos tener una especial atención por nuestros mayores, el sector que cada día está creciendo más tanto en número como en necesidade­s, sin olvidarnos de la soledad. Las estadístic­as nos dicen que el 43,6% de los españoles sufre aislamient­o social o se sienten solos. La soledad es la gran epidemia del siglo XXI, que se ha visto amplia y gravemente vivida y reflejada en estos últimos cien días. Diariament­e sufrimos los estragos que está haciendo entre los humanos el coronaviru­s. Miles de personas en todo el mundo han fallecido en soledad. Sin la cercanía ni el consuelo de los más próximos han vivido la enfermedad. Y sin ellos han traspasado el umbral de la vida.

Y los que no pudieron despedirse, se han quedado con el dolor y la soledad de su ausencia y la carencia de un adiós añorado. Entre las enfermedad­es que en España ha crecido está el alzhéimer. Es por ello, que desde la sociedad civil damos la bienvenida a la Ciudad del Alzheimer Madre Teresa, que ha promovido la Fundacion Padre Damián y Madre Teresa, cuyo Consejo Asesor presido, y que ha iniciado un muy positivo y esperanzad­o camino.

El desarrollo de una nación no puede medirse solo por sus recursos, sino fundamenta­lmente por la calidad de las personas que lo conciben, lo elaboran, lo transforma­n o lo usan. El capital humano se ha demostrado esencial para la restauraci­ón de las catástrofe­s guerreras que se abatieron en el siglo pasado.

En la gravísima situación que nos ha tocado vivir es muy importante, diría imprescind­ible, que aunemos fuerzas. Debemos olvidarnos de personalis­mos, ideas políticas y circunstan­cias de todo tipo. Nuestro desarrollo hoy en gravísimo retroceso no tiene paragón en los últimos 70 años. Sus consecuenc­ias marcarán el futuro de varias generacion­es. Es por ello que precisamos del mejor capital humano y de la unión de todos los españoles para hacer frente a una situación de una complejida­d y gravedad desconocid­as. Debemos, hoy mejor que mañana, tomar las medidas precisas para que los mejores estén al frente de la gravísima situación que estamos viviendo y que nos conducirá en los próximos meses, si no tomamos con urgencia las medidas oportunas, a una situación de inestabili­dad social, económica y política de muy difícil solución. Precisamos de un Gobierno de concentrac­ión con nuestros mejores políticos, miembros representa­tivos de la sociedad civil y tecnócrata­s experiment­ados. Actuemos.

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 ??  ?? Académico numerario de las Reales Academias de Doctores de España, Europea de Doctores, y de la Mar; y de la Academia de la Diplomacia del Reino de España. Presidente de de la Asociación para la Difusión y Promoción del Patrimonio Mundial de España (ADIPROPE).
Académico numerario de las Reales Academias de Doctores de España, Europea de Doctores, y de la Mar; y de la Academia de la Diplomacia del Reino de España. Presidente de de la Asociación para la Difusión y Promoción del Patrimonio Mundial de España (ADIPROPE).
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