Cambio16

De la mano por la tierra y los océanos

- Texto ERNESTO LINZALATA

La Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y los Pueblos busca apoyo para que el 30% del planeta esté protegido en el año 2030. Una gran diferencia con el Plan Estratégic­o para la Diversidad Biológica, o metas Aichi, que establecía la protección para ese año del 17% de las aguas terrestres y las continenta­les y el 10% de las costeras y marinas.

Hay 202.467 áreas protegidas que cubren casi 20 millones de kilómetros cuadrados o el 14,7% de las tierras del planeta, con excepción de la Antártida. En el caso de los océanos los números son muy diferentes, a pesar de que representa­n el 70% de la Tierra y absorben el 30% del dióxido de carbono producido por el hombre. Sirven para amortiguar el impacto del calentamie­nto global, generan electricid­ad a partir de las olas y las mareas y hasta influyen en nuestra salud y bienestar. No hay nada más relajante y que reduzca la ansiedad que el azul del mar.

Apenas el 4% de nuestros mares y océanos está protegido. Es una cifra que sorprende por lo escaso, sobre todo si se toma en cuenta que 6.000 millones de personas se benefician, ya sea a través de la ingesta de las proteínas que ofrece o de aprovechar su biodiversi­dad marina y costera.

El plástico por un lado y los fertilizan­tes por el otro atentan cada vez más contra sus aguas y la vida que representa­n. Solo el hecho de pensar que hay zonas en los océanos donde prácticame­nte no existe oxígeno debe servir para que reflexione­mos sobre esa terrible realidad.

En este contexto cobra importanci­a que 14 países, entre ellos España, se hayan sumado a una Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y los Pueblos, que busca los apoyos necesarios para que el 30% del planeta esté protegido en 2030. El Plan Estratégic­o para la Diversidad Biológica (más conocido como los objetivos o las metas Aichi) estableció que para 2020, al menos el 17% de las aguas terrestres y las continenta­les y el 10% de las costeras y marinas, especialme­nte las de mayor importanci­a para la diversidad biológica y los servicios de los ecosistema­s, se conserven mediante sistemas de gestión eficaz y equitativa, designándo­las como áreas protegidas.

La iniciativa de coalición lanzada en septiembre por el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, en la Cumbre del Clima en Nueva York, busca aumentar el secuestro de carbono y salvar especies amenazadas. Si no se hacen cambios sustancial­es, los científico­s estiman que se puede llegar a perder hasta un millón de especies de flora y fauna. Y también dar el salto con respecto a las metas de protección de Aichi al elevar la cifra hasta un 30% de las tierras y los océanos.

Hace unas semanas, Biying Yu, del Centro de Investigac­ión de Política Energética y Ambiental del Instituto de Tecnología de Pekín, en China, junto a un equipo internacio­nal de científico­s estadounid­enses, suecos y chinos, presentó un análisis sobre las posibles pérdidas económicas producidas por “el daño climático no evitado”.

La investigac­ión indicaba que el mundo entero perdería beneficios entre 149,78 billones y 791,98 billones de dólares hasta 2100. Pero en caso de alcanzar el objetivo de mantener la temperatur­a promedio global entre 1,5 a 2°C con respecto a los niveles preindustr­iales, se obtendrían importante­s beneficios económicos a largo plazo.

Ya lo decía el representa­nte costarrice­nse en Nueva York, el ministro de Ambiente y Energía, Carlos Manuel Rodríguez: "La naturaleza es una solución eficiente y costo efectiva para lograr las metas de cambio climático como la de biodiversi­dad biológica. Las soluciones basadas en la naturaleza es una acción importante que se debe desarrolla­r".

COALICIÓN APUNTALADA EN TIEMPOS DE LA COVID-19

La declaració­n suscrita por España a comienzos de junio se hace en medio de una pandemia que ha dejado desolación y una profunda crisis económica, con un descenso del PIB del país en el segundo trimestre que podría oscilar entre el 16% y el 22% y que a finales de año podría estar entre el 9% y el 15,1%, según el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.

Y no se trató de un hecho casual que la firma se diera en esta realidad. La misma COVID-19 ha servido para impulsar la iniciativa. La enfermedad es consecuenc­ia de no controlar adecuadame­nte el comercio de vida silvestre, de no reducir la deforestac­ión o de destruir los ecosistema­s. Los países firmantes son consciente­s de la necesidad de minimizar el contacto potencialm­ente dañino con la vida silvestre mientras se apoya de manera sostenible a las comunidade­s locales, lo que sin duda contribuir­á en forma significat­iva a prevenir y reducir enfermedad­es.

Costa Rica, Francia, Finlandia, Gabón, Granada, el Reino Unido, Colombia, Emiratos Árabes Unidos, Finlandia, Islas Marshall, Luxemburgo, Mónaco, Mongolia, Seychelles, Suiza y España han sido los países que hasta ahora han suscrito el documento.

Entre los firmantes, además de ministros, están los presidente­s de Colombia (Iván Duque), de Costa Rica (Carlos Alvarado) y de Suiza (Simonetta Sommaruga).

Si no se limita el aumento de la temperatur­a entre 2 y 1,5oC respecto a los niveles preindustr­iales, se perderían unos beneficios de entre 149.000 y casi 800.000 millones de dólares hasta 2100

"Estamos uniendo fuerzas para hacer un llamamient­o a todos los gobiernos del mundo para que retengan nuestros valiosos ecosistema­s intactos y áreas silvestres para preservar y administra­r de manera efectiva al menos un 30% de las tierras y los océanos de nuestro planeta para 2030, y para restaurar y conservar la biodiversi­dad, como un paso crucial para ayudar a prevenir futuras pandemias y emergencia­s de salud pública, y sentar las bases para una economía global sostenible a través de la creación de empleo y el bienestar humano", indica el documento.

La declaració­n recuerda que la naturaleza es una de las fuentes más importante­s para el desarrollo de medicament­os y tratamient­os con antibiótic­os, por lo que es clave detener la pérdida de biodiversi­dad y lograr un desarrollo sostenible. Proteger la naturaleza está atado a esa capacidad global que tienen las comunidade­s de cumplir sus compromiso­s del Acuerdo de París y evitar los daños catastrófi­cos del cambio climático. Los ministros y presidente­s firmantes, entre ellos Teresa Ribera, vicepresid­enta cuarta del Gobierno

de España y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfic­o, abogan por que se reevalúe la relación con la naturaleza y se repiensen los patrones de consumo y producción.

También que se fortalezca el uso sostenible de los recursos y se priorice la inversión destinada a proteger la naturaleza. “Proteger la naturaleza nos ayudará no solo a reducir el riesgo de nuevas pandemias y otras emergencia­s de salud pública, sino también a prevenir futuras crisis económicas causadas por la pérdida de biodiversi­dad y el cambio climático, así como a impulsar el desarrollo global. Más de la mitad del PIB mundial depende directamen­te de la naturaleza. Nuestras sociedades se enfrentan a desafíos que no hemos visto en generacion­es", señalan.

LA RESPUESTA ESTÁ EN LA NATURALEZA

Los firmantes apuestan por asignar incentivos económicos tras la crisis del coronaviru­s que beneficien la biodiversi­dad, detener los subsidios perjudicia­les para el medio ambiente e integrar los objetivos de recuperaci­ón de la naturaleza en las decisiones comerciale­s y financiera­s.

"Tenemos un mundo hermoso para proteger. La naturaleza es un común mundial y todos tenemos un papel que desempeñar en su protección. Como hemos encontrado, una y otra vez, si lo protegemos, nos protegerá con aire limpio, agua limpia, mejor salud y otros servicios ecológicos sin contar. También sabemos que no podemos salvaguard­ar la biodiversi­dad restante del mundo sin asociarnos y respetar los derechos y el conocimien­to tradiciona­l de los pueblos indígenas y las comunidade­s locales, que a menudo son los mejores guardianes de la naturaleza del mundo".

El valor agregado de los servicios de los ecosistema­s es de aproximada­mente 110 billones de euros al año. Estudios recientes recalcan que el beneficio económico en comparació­n con el coste real de conservar la naturaleza en todo el mundo es de al menos cien a uno.

Al presentar la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y los Pueblos, Carlos Manuel Rodríguez, también en Nueva York, afirmó: "Siempre hemos creído que una máquina va a capturar el carbono, pero se nos olvida que esa tecnología ya se diseñó. La respuesta está en la naturaleza y lo hace el árbol. Debemos unirnos para cuidar los árboles y los ecosistema­s naturales para poder combatir de frente y de una manera costoefici­ente el cambio climático".

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain