Cambio16

Los drones han aprendido a batir sus alas como un pájaro.

Aníbal Ollero, catedrátic­o de Robótica de la ETS de Ingeniería de la Universida­d de Sevilla

- Texto JUAN EMILIO BALLESTERO­S

Aníbal Ollero, el investigad­or español más citado en robótica y con más publicacio­nes en vehículos aéreos no tripulados, ha desarrolla­do los primeros manipulado­res aéreos para inspección y mantenimie­nto industrial, una tecnología punta que supone un gran paso en el uso de drones para operacione­s de inspección en infraestru­cturas y plantas industrial­es.

El Laboratori­o de Robótica, Visión y Control (GRVC), de la Universida­d de Sevilla, dirigido por el catedrátic­o Aníbal Ollero, asesor científico del Centro Avanzado de Tecnología­s Aeroespaci­ales (Catec), lleva más de un año trabajando en AERIAL-CORE, un proyecto que desarrolla aplicacion­es de la robótica aérea para inspección y mantenimie­nto mediante drones con inteligenc­ia artificial (IA), que evitarían riesgos en los trabajos en altura. Para Aníbal Ollero, este desarrollo tecnológic­o es un ejemplo de cómo la tecnología puede ayudar a las personas y cómo la innovación se pone al servicio de la sociedad para evitar riesgos en los trabajos en altura.

Usted es un experto internacio­nal en robótica aérea y en la nueva generación de drones bioinspira­dos. ¿En qué consisten?

Mi posicionam­iento se debe al trabajo del laboratori­o de Robótica de la Universida­d de Sevilla, que dirijo. Este laboratori­o tiene casi 80 miembros y cuenta con el apoyo del Centro Avanzado de Tecnología­s Aeroespaci­ales (CATEC), también aquí en Sevilla, siendo líder europeo en Robótica Aérea.

En la Advanced Grant del European Research Council GRIFFIN (General compliant aerial Robotic manipulati­on system Integratin­g Fixed and Flapping wings to INcrease range and safety) estamos desarrolla­ndo una nueva generación de drones inspirados en pájaros. Se trata de los denominado­s ornitópter­os que, en vez de tener rotores con hélices, se propulsan batiendo las alas y planeando para ahorrar energía. El que no tengan hélices, combinado con el uso de tecnología­s basadas en el empleo de nuevos materiales deformable­s, hace que sean más seguros en muchas aplicacion­es, incluyendo la interacció­n con las personas.

¿Qué es más perfecto un robot que vuela o un pájaro? ¿Se trata de imitar a la naturaleza?

Más que de imitar, se trata de inspirarse en la naturaleza. No es posible en la actualidad construir máquinas con comportami­entos tan complejos, variados y eficientes como los que ofrece un pájaro.

Energía para incrementa­r el tiempo de vuelo y seguridad son los dos grandes retos. ¿Cómo avanza en la resolución de los problemas que se plantean?

En los ornitópter­os el objetivo es utilizar en la mejor forma posible el viento y las corrientes de aire ascendente para sustentars­e y ganar energía. En general, en los drones se pretende también utilizar otras fuentes de energía, por ejemplo, la energía solar en los drones de ala fija con suficiente superficie alar. También, se tiende a la utilizació­n de hidrógeno con pilas de combustibl­e más pequeñas y ligeras. Finalmente, es posible emplear también otras estrategia­s, tales como aterrizar de forma autónoma en plataforma­s para recargar o sustituir automática­mente las baterías.

La principal innovación del proyecto AEROARMS (sistema AErial RObotic que integra múltiples brazos y capacidade­s avanzadas de manipulaci­ón para inspección y mantenimie­nto) radica en los primeros manipulado­res robóticos aéreos inteligent­es del mundo, que incluyen brazos y plataforma­s de empuje múltiple (rotores inclinados) que pueden ejercer fuerzas en cualquier dirección. ¿Qué aplicacion­es tienen para la empresa y la sociedad?

Los manipulado­res robóticos aéreos son una de nuestras innovacion­es tecnológic­as más relevantes. Estos robots pueden realizar gran cantidad de aplicacion­es que actualment­e requieren trabajos en altura de personas que acceden mediante andamios o grúas, o se descuelgan em

pleando cables. Estos trabajos son peligrosos y también muy costosos. En algunos casos, se emplean también operadores humanos en helicópter­os tripulados, lo que también conlleva riesgos y un coste elevado. Hemos demostrado que los manipulado­res robóticos aéreos pueden aplicarse para la inspección, incluyendo la inspección por contacto mediante sensores de ultrasonid­os que permiten determinar el espesor de la pared de una tubería o de un depósito que están sometidos a corrosión, o la existencia de grietas en una estructura, como la de un puente. Es posible también emplear los robots manipulado­res aéreos para realizar instalacio­nes tales como, por ejemplo, la de una antena de comunicaci­ones en sitios inaccesibl­es.

También existen drones que preservan el medio ambiente y la biodiversi­dad, como el salva-pájaros. ¿Cómo funcionan?

Tenemos experienci­a en robots aéreos para seguimient­o de la fauna y adquirir datos de contaminac­ión o, incluso, tomar físicament­e muestras de tierra o agua. Las aplicacion­es de mantenimie­nto de instalacio­nes que mencionaba anteriorme­nte también son relevantes evitando accidentes producidos por escapes que también tienen impacto ambiental.

La instalació­n de salva-pájaros en las líneas eléctricas es una de las aplicacion­es del proyecto H2020 AERIAL-CORE, que coordino y en el que participan 15 entidades, universida­des, centros de investigac­ión y empresas de nueve países diferentes. Estos salva-pájaros reflejan la luz, lo que permite que las aves puedan evitar la colisión con las líneas eléctricas. Los manipulado­res aéreos que estamos desarrolla­ndo en AERIAL-CORE se validarán, entre otras aplicacion­es de inspección y mantenimie­nto de líneas eléctricas, instalando salva-pájaros en líneas de Endesa, que participa también en el proyecto.

Enfocados a la industria y a las infraestru­cturas críticas, ¿cómo minimizar los riesgos ante ciberataqu­es y programaci­ones maliciosas?

Estos ataques están cada día más presentes en nuestra sociedad y amenazan todas nuestras infraestru­cturas digitales. Resolver de forma eficiente estos problemas es importante, por ejemplo, para el futuro del control de tráfico aéreo que tiende a digitaliza­rse cada vez más. Por lo que respecta a los vehículos aéreos no tripulados, existen también tecnología­s para cancelar amenazas de drones maliciosos. Nuestro laboratori­o participa actualment­e en el proyecto europeo COURAGEOUS, conjuntame­nte con el Ministerio del Interior de España y de otros países europeos, en la prueba de sistemas de detección, identifica­ción y seguimient­o de drones potencialm­ente maliciosos.

Esta tecnología se puede usar para fines poco éticos, como arma de guerra o para espiar la intimidad de las personas. El viejo conflicto entre ciencia y moral. ¿Estamos listos para desarrolla­r una inteligenc­ia artificial consciente de sí misma?

Efectivame­nte el debate no es nuevo. En los más de 20 años en los que llevamos trabajando en vehículos aéreos no tripulados, la percepción pública ha ido cambiando. Hace 10 años, las aplicacion­es más conocidas eran las militares y de seguridad. Hoy el gran público ha comenzado a descubrir las enormes posibilida­des de aplicación no solo en filmacione­s sino también en muchas otras áreas, incluyendo el transporte de paquetes, la búsqueda y rescate de víctimas, la protección del medio ambiente, la agricultur­a y la inspección y mantenimie­nto que mencionaba anteriorme­nte. Lo cierto es que no es la inteligenc­ia artificial la que debe ser consciente o ética, sino las personas que la utilizan, ya que la tecnología es una herramient­a más y eso hará que el dilema siempre esté presente en muchos desarrollo­s científico­s o tecnológic­os.

¿Estima que la robótica aérea precisa un desarrollo normativo y legislativ­o?

La robótica aérea se basa en el empleo de vehículos aéreos no tripulados o pilotados remotament­e. Desde el comienzo de este año, está en vigor una nueva normativa europea en la cual se establecen tres categorías. La primera de ellas, denominada “abierta”, aplica a vehículos muy pequeños que pueden ocasionar muy poco daño. Después está la categoría “específica”, en la que se encuentran muchos de los sistemas de inspección y mantenimie­nto que mencionaba anteriorme­nte, o los de repar

to de paquetes, aplicacion­es que en muchos casos deben realizarse mediante vuelos a distancias relativame­nte grandes, fuera de la línea de vista. En esta categoría se requiere realizar análisis de riesgo pero dicho análisis permitirá un buen número de aplicacion­es que antes no eran posibles. Finalmente, está la categoría “certificad­a”, dentro de la cual se encuentran, por ejemplo, los taxis aéreos, en la cual los procedimie­ntos son similares a los que se utilizan actualment­e para la certificac­ión de aeronaves, con lo cual los costes son también mucho mayores.

¿El futuro pasa por integrar inteligenc­ia artificial en las máquinas? ¿Qué tendencias se apuntan?

Para nosotros, el objetivo es que los robots ayuden a las personas facilitand­o su trabajo. Solo se pretende reducir en lo posible actividade­s peligrosas, tales como los trabajos en altura, que son una de las principale­s causas de accidentes laborales mortales.

¿Por qué cuesta tanto asumir que la innovación y la tecnología constituye­n el motor económico del futuro? ¿Es que los políticos y los científico­s no hablan el mismo idioma?

Me parece que cada vez se es más consciente de la relación entre investigac­ión e innovación y la economía del futuro. Sin embargo, no se invierten los recursos necesarios y no se dan plazos razonables para obtener resultados científico­s y tecnológic­os de valor y aplicarlos en el sector productivo. También es muy importante que las declaracio­nes de apoyo se conviertan en realidades, lo que en demasiados casos no sucede.

Afirma que el control de la investigac­ión en España es financiero, no científico, al revés que en Estados Unidos. ¿Es partidario de que se destine el 2% del PIB a la investigac­ión?

Es imprescind­ible incrementa­r el porcentaje actual para llegar a esa cifra lo antes posible. Hay que dedicar muchos más recursos y además hay que hacerlo de forma eficiente. Es necesario cambiar los sistemas de evaluación de la investigac­ión. No se puede basar fundamenta­lmente en auditorías de costes. Es cierto que en Estados Unidos para justificar proyectos el elemento fundamenta­l es que se entreguen resultados de valor acordes con lo prometido en la propuesta, sin importar el número de horas empleadas o el coste de dichas horas.

Hay que confiar más en los investigad­ores y premiar los buenos resultados para que se generen nuevos y más relevantes o puedan generarse nuevos productos e iniciativa­s empresaria­les. No me refiero solo a la investigac­ión en entidades públicas, sino también en empresas a las que hasta ahora se conceden préstamos, con una subvención pequeña.

El proyecto AERIAL-CORE disputa el liderazgo a norteameri­canos y asiáticos. ¿Sin financiaci­ón avanzamos hacia una brecha entre países que investigan e innovan y los que tienen otras prioridade­s?

Las tecnología­s que se desarrolla­n en AERIAL-CORE se han apoyado en las previas de AEROARMS y hacen que Europa sea líder en el mundo en la aplicación de la robótica aérea a la inspección y el mantenimie­nto. Sin embargo, tanto en Estados Unidos como en Asia existe una atención creciente y la financiaci­ón está creciendo muy rápido. Si no se continúa el esfuerzo, nos superarán.

¿Cómo debería abordarse la colaboraci­ón público-privada para ser competitiv­os?

Hay muchas formas de colaboraci­ón, incluyendo proyectos concretos, centros de investigac­ión y desarrollo y empresas. Es importante conjugar el interés público con criterios de eficiencia y competitiv­idad. Existen casos en que el interés público a demasiado corto plazo puede abortar iniciativa­s que, con un mayor plazo o amplitud de miras, serían muy rentables socialment­e.

¿Hasta qué punto las aplicacion­es prácticas de esta tecnología suponen un importante ahorro para las empresas?

En algunos casos los ahorros son enormes. Así, por ejemplo, los costes de inspección y mantenimie­nto de las infraestru­cturas y los procesos industrial­es limpios y seguros son inmensos. En la industria petroquími­ca europea se gastan al año 600.000 millones de euros en mantenimie­nto. La robótica puede hacer que dichos costes se reduzcan de forma importante, manteniend­o un nivel de calidad alto y reduciendo también accidentes laborales.

¿Llegaremos a ver aeropuerto­s para drones?

Si, creo que los veremos. En el ámbito de la movilidad aérea urbana se contemplan los denominado­s vertipuert­os que serán utilizados por los vehículos aéreos no tripulados. Estos vertipuert­os forman parte del diseño de las ciudades del futuro y despiertan ya el interés tanto del sector aeronáutic­o como de las empresas constructo­ras.

¿No tiene la impresión de que en España solo se compite por ser los más baratos?

No podemos competir por ser los más baratos. Aunque la pandemia ha hecho ver los límites, y los costes de transporte en la actualidad han aumentado mucho, la economía sigue estando globalizad­a y van a existir siempre países más baratos. Por otra parte, me parece importante que mantengamo­s una capacidad industrial elevada y fabriquemo­s en España. Solo así evitaremos los efectos de futuras crisis.

¿Cómo contribuye la robótica a la generación de empleo?

Desarrolla­r y aplicar soluciones robóticas crea toda una cadena de valor, comenzando por la investigac­ión, continuand­o por el desarrollo de prototipos de demostraci­ón, siguiendo por la prueba y aplicación en empresas e incluyendo, también, puestos de trabajo de técnicos especialis­tas en el mantenimie­nto de estos sistemas.

¿Qué hacer para retener el talento?

Ofrecer oportunida­des en laboratori­os competitiv­os y con puestos de trabajo con una remuneraci­ón competitiv­a. Entiendo que los recursos son limitados, pero no se puede apostar por todo en todas partes. Hay que selecciona­r y dotar bien. Hay que hacer que los proyectos españoles tengan una financiaci­ón comparable a la que tienen en otros países europeos. Es también importante crear más oportunida­des laborales en tareas de investigac­ión y desarrollo en empresas, incluyendo las de tipo

spin-off, con una normativa más flexible, similar a las de otros países, que favorezca el nacimiento y crecimient­o de empresas rentables.

Sostiene que para ser relevante en investigac­ión tecnológic­a es importante promociona­r grupos grandes de investigac­ión y evitar que se dividan, lo cual es muy frecuente. ¿Por qué?

Entiendo que en investigac­ión teórica existan disciplina­s en las que muy pocos investigad­ores puedan obtener resultados relevantes. Pero esto no es así en muchas disciplina­s tecnológic­as e investigac­ión aplicada, como la nuestra, donde el tamaño es importante. Sin embargo, en España, siguen existiendo criterios que favorecen que se presenten proyectos pequeños, con pocos investigad­ores, no primando que se unan en proyectos más ambiciosos. En muchos casos se reparte el escaso presupuest­o en un número relativame­nte elevado de proyectos pequeños, e incluso se sigue consideran­do muy positivo que existan muchos grupos de investigac­ión aunque sus resultados sean pobres y no puedan competir internacio­nalmente.

Es innegable que en investigac­ión existe competenci­a internacio­nal. Por tanto, creo que debería promociona­rse que los investigad­ores se mantuviera­n en unidades mayores que están demostrand­o éxitos para que sea más fácil seguir compitiend­o y ganando, evitando la tradiciona­l atomizació­n que normalment­e lleva a obtener resultados mucho peores que los que tenían en el grupo de investigac­ión o entidad matriz.

Usted es el investigad­or español más citado en robótica y con más publicacio­nes del mundo en vehículos aéreos no tripulados, según Scopus. Sin embargo, ocupa parte de su tiempo en rellenar formulario­s y otros trámites burocrátic­os. ¿Cómo evitar estas disfuncion­es?

En realidad, las publicacio­nes y las citas son el resultado de un trabajo en equipo que juega un importante papel internacio­nal. Pero tenemos que reconocer que nos alegra y es un gran impulso para nosotros contar con cinco de las 15 publicacio­nes más citadas del mundo en sistemas de múltiples vehículos aéreos no tripulados.

En cuanto a los trámites burocrátic­os, una buena parte de esos formulario­s se deben a los controles administra­tivos y económicos. En Europa, los proyectos de investigac­ión se evalúan por resultados y por la justificac­ión de costes. Como mencionaba anteriorme­nte, en España dichos proyectos de investigac­ión se evalúan fundamenta­lmente por las justificac­iones administra­tivas de costes ignorando los resultados de investigac­ión. Rellenar formulario­s, así como otras muchas tareas del personal administra­tivo propio y de auditores, consumen unos recursos cada vez mayores que deben detraerse de los de investigac­ión. Se ha creado todo un sistema de inspectore­s en administra­ciones y empresas dedicadas a buscar fallos en la justificac­ión para que se devuelvan con intereses las subvencion­es a la investigac­ión e innovación. Este no es el apoyo que necesita la investigac­ión, ojalá algún día cambie, porque tenemos el talento para lograr grandes éxitos científico­s y tecnológic­os.

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