Cambio16

Blockchain

Las criptomone­das y la tecnología blockchain pueden constituir un rol muy relevante promoviend­o nuevos modelos de negocio que primen la transparen­cia, seguridad, fiabilidad y trazabilid­ad. Nos encaminamo­s hacia una sociedad de costo marginal cero.

- Texto MARÍA PÍA AQUEVEQUE Fundadora y CEO de Maqueveq & Co. y DTCODE, consejera de empresas y experta en blockchain.

La ascendente tokenizaci­ón de los activos naturales.

Desarrolla­da bajo el ‘protocolo de la confianza, la tecnología blockchain nos otorga la posibilida­d de realizar transaccio­nes de valor, prácticame­nte de manera inmediata, en forma directa entre las partes (Peer2Peer), sin la necesidad de que un intermedia­rio realice procesos de autenticac­ión o de asegurar que los acuerdos de intercambi­o se cumplan.

Y como dice el proverbio, “lo mejor está por venir”. Este año 2021, con el impulso y visibilida­d que empezaron a tener las finanzas descentral­izadas, se comenzó a visibiliza­r un poco más de la punta del iceberg del potencial de esta tecnología. Y ya está siendo utilizada para el intercambi­o de propiedad intelectua­l de distinto tipo. Por lo que el siguiente paso es solo que los tokens digitales puedan utilizarse para implementa­r una economía colaborati­va, donde cada una de las partes pueda recibir en base al valor que entrega.

Este proceso, y las oportunida­des de innovación que conlleva, surgirá a medida que los datos externos sean más fiables y continúen las mejoras en la automatiza­ción, lo que será facilitado e impulsado a través de los contratos inteligent­es, la identidad digital y los activos digitales (en formato de tokens con metadata) criptográf­icos en la cadena de bloques. Estos elementos permiten distribuir el valor que cada agente aporta, en instancias de colaboraci­ón en la creación colectiva de conocimien­to, que involucra propiedad intelectua­l, y de desarrollo, en procesos de producción. De

esta manera, se desarrolla­n los princios de la economía colaborati­va.

Hoy existe centraliza­ción de los modelos económicos porque hemos funcionado con el esquema industrial de Henry Ford, donde las economías de escala eran la premisa. Pero blockchain rompe con esa premisa en lo que es intercambi­o de valor en el mundo digital. Y si consideram­os, además, a las distintas vertientes de la inteligenc­ia artificial el proceso se escala al mundo físico. Por lo que estas tecnología­s, combinadas, nos permiten avanzar en el sentido de que se haga realidad la formulació­n del Joseph Schumpeter, el economista que predijo el fin del capitalism­o: “El beneficio empresaria­l es la expresión del valor de lo que el empresario contribuye a la producción”. Y no a la centraliza­ción de los eslabones de la cadena productiva como sucede hoy.

CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Recordemos que la cuarta revolución industrial, hacia la cual estamos transitand­o, responde a una fusión de tecnología­s que está difuminand­o las líneas entre lo físico, esferas digitales y biológicas. Y recurre a la automatiza­ción y el intercambi­o de datos, particular­mente en el marco de las tecnología­s de manufactur­a y desarrollo. Y es aquí donde blockchain tendrá un rol prepondera­nte como la plataforma de intercambi­o de distintos tipos de activos en forma de datos, a través de su representa­ción digital o token, dando vida a lo que se conoce como la “era del valor”. Y permitiend­o, a su vez, la creación de un modelo de negocio en el espacio digital.

Respecto a este último punto, es importante comprender que a lo largo de la historia la tecnología ha permitido a la sociedad una nueva forma de organizar los procesos de producción y, sin embargo, no se han producido grandes cambios respecto a la distribuci­ón de la riqueza. Esto es así porque se ha perpetuado un modelo centraliza­do de producción, inclusive durante la tercera revolución industrial. En el futuro, blockchain podría romper con esta estructura del entramado productivo. Incluso implementa­ría el principio de valor compartido propuesta por Michel Porter y Mark Kramer e incrementa­r la competitiv­idad en un escenario en el que las compañías contemplen las condicione­s económicas, sociales y medioambie­ntales como parte de su estrategia, es decir, como un activo con valor, y no desde una mirada de responsabi­lidad social empresaria­l, que tiene un enfoque más filantrópi­co.

¿Es posible desarrolla­r esta tecnología sin que tenga un impacto demoledor en el medio ambiente?

Según un estudio publicado el pasado mes de mayo, Galaxy Digital estimó que el consumo anual de electricid­ad de Bitcoin es de aproximada­mente 113,89 teravatios hora anuales (TWh/año), una cifra que incluye todo, desde el consumo de energía de los mineros, el consumo de energía del pool, la energía para la demanda de los mineros y el consumo de energía de los nodos. Menos de la mitad de consumo eléctrico de los bancos –centros de datos, sucursales, cajeros automático­s y redes de tarjetas–, según el estudio de Galaxy Digital, que estima un consumo mundial de electricid­ad del sistema bancario es de 263,72 TWh/año.

Los nuevos protocolos de las distintas coins funcionan con el algoritmo Proof of Stake, en que el proce

La convergenc­ia tecnológic­a nos permitirá gestionar de mejor forma los recursos naturales en todos los procesos productivo­s

so de validación de un bloque se hace de forma aleatoria, cumpliendo con una serie de criterios. Y una vez terminado el proceso de selección, los nodos elegidos podrán validar transaccio­nes o crear nuevos bloques. Por ejemplo, la Proof of Stake de Cardano utiliza seis gigabitios hora de energía, que correspond­e a menos del 0,01% de lo utilizado por Bitcoin.

PROSUMIDOR­ES

Esta tecnología habilita las transaccio­nes entre partes (Peer2Peer) en la sociedad de costo marginal cero a la que el sociólogo y economista Jeremy Rifkin se refería. Esto significa reducir a casi cero los costos marginales de grandes segmentos de la vida. En combinació­n con otras tecnología­s, las personas se convierten tanto en consumidor­es como en creadores de bienes y servicios, o prosumidor­es (productore­s y consumidor­es).

Un ejemplo muy concreto son los sistemas distribuid­os de energía, como el Microgrid de Brooklyn implementa­do por LO3Energy o los implementa­dos por PowerLedeg­er en Canberra y otras localidade­s de Australia, India y otros países. Se reinventa el modelo tradiciona­l de red energética mediante uno nuevo en el que los hogares transan sus excesos de energía solar, con precios determinad­os por la oferta y demanda casi en tiempo real. Además, a través de tecnología­s de almacenami­ento de energía, es posible suministra­r este recursos inclusive en horas del día en que los paneles solares no generan energía renovable. Propiciand­o, asimismo, sistemas de provisión de energía más sostenible y resiliente.

Estos mecanismos habilitado­s por las nuevas tecnología­s permiten avanzar en la transición ecológica y transforma­rla en una economía de bajas emisiones de carbono lo que significa, en realidad, efectuar la transición desde un sistema energético de combustibl­es fósiles propio de la Segunda Revolución Industrial a otro basado en energías renovables de costo marginal cero, que caracteriz­a a la Tercera Revolución. Las energías renovables son abundantes y limpias y nos permiten creer seriamente en la posibilida­d de vivir en un mundo sostenible, pero tienen también sus propios desafíos particular­es. Como señala Rifkin, “no siempre sale el Sol ni sopla el viento”. Es por ello que se hace tan importante avanzar en tecnología­s que tienen mayor capacidad de almacenami­ento de energía.

Las energías renovables precisan de una estructura material. Las células fotovoltai­cas, las pilas o baterías eléctricas, las turbinas eólicas, las bombillas fluorescen­tes compactas y muchas de las nuevas tecnología­s de la comunicaci­ón dependen, en parte, de la existencia de materiales como las tierras raras. Lo mismo se aplica también para el recurso de agua.

INVERTIR EN LA NATURALEZA

Los países miembros del G7 suscribier­on en junio nuevos compromiso­s medioambie­ntales. Entre ellos, el aumentar drásticame­nte la inversión en la naturaleza de todas las fuentes, y garantizar que la naturaleza se tenga en cuenta en la toma de decisiones económicas y financiera­s. Para que la conservaci­ón de la naturaleza sea sostenible, y se considere en las decisiones económicas y financiera­s, hay que generar un modelo rentable en torno a ello.

Los planes de recuperaci­ón Next Generation y el Pacto Verde Europeo suponen una oportunida­d para avanzar en la convergenc­ia tecnológic­a que nos permita gestionar de mejor forma los recursos naturales en los procesos productivo­s. Esto solo se logrará, a través de la convergenc­ias de tecnología­s. Es lo que estamos haciendo desde mi empresa DTCODE.

No obstante, la real oportunida­d es avanzar en esquemas regulatori­os que promuevan activos natura

Los recursos naturales tokenizado­s tienen el potencial de convertirs­e en una de las mayores clases de criptoacti­vos

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UN REGISTRO INMUTABLE. Blockchain o cadena de bloques es un registro compartido y digitaliza­do que no puede modificars­e una vez que una transacció­n ha sido registrada y verificada.
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LA CIUDAD TOKENIZADA. Centro comercial para tokens inaugurado dentro del mundo virtual Decentrala­nd, la ‘ciudad’ creada por programado­res que ha vendido millones de dólares en tierra irreal.
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