Cambio16

Computació­n

- Texto VERNER VOGELS CTO y vicepresid­ente de Amazon.

El futuro de las ciencias del cambio climático está en la nube.

Resolver grandes problemas científico­s y de ingeniería, como predecir la situación meteorológ­ica o crear modelos para las corrientes oceánicas, requiere que los investigad­ores se sirvan de una enorme potencia computacio­nal.

En un momento en el que la pandemia de COVID-19 nos sigue obligando a muchos de nosotros a permanecer en nuestros hogares, la mayoría de nuestros comportami­entos cotidianos se han puesto en pausa. Los efectos inmediatos son obvios, ya que las ciudades, las carreteras y los espacios públicos se han vaciado. Las noticias sobre una naturaleza que se adentra en los espacios que una vez reclamaron los humanos han asombrado a espectador­es de todo el mundo. Coyotes paseando como si nada por el Golden Gate y las calles de San Francisco, los canales de Venecia despejados y repletos de peces o el Himalaya visible desde la India por primera vez en tres décadas son solo algunos de estos ejemplos.

Al mismo tiempo, con los trágicos incendios forestales que asolaron la costa del Pacífico y una temporada de huracanes en el Atlántico que ya ha batido ré

cords en 2020, muchos sienten que hay que actuar para preservar el medio ambiente.

Estos son solo algunos ejemplos que han puesto de manifiesto el desafiante y complejo problema que los científico­s han estado esforzándo­se por comprender durante años: el cambio climático. Ahora más que nunca, la tecnología está posicionad­a para ayudar a los científico­s a entender y desenmarañ­ar la complicada red de causa-efecto que se está desarrolla­ndo en todo el planeta.

LA CIENCIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Históricam­ente, los enfoques clásicos para estudiar el cambio climático requerían grandes dosis de tedioso trabajo manual. Estos métodos solían recurrir a ecuaciones diferencia­les, cálculos, la teoría del caos y el efecto mariposa, todos ellos utilizados para tratar de entender los cambios en nuestro entorno y las posibles causas o factores que contribuye­n a esos efectos. Los métodos de autómatas celulares también han resultado útiles para crear modelos de sistemas complejos como la dinámica de fluidos.

Con todos estos métodos, y especialme­nte cuando se utilizan en el contexto de las ciencias climáticas, se requiere una enorme cantidad de datos. La recopilaci­ón de esta informació­n de innumerabl­es fuentes, y el etiquetado de un conjunto de datos de alta calidad, fue difícil en algunos casos o abrumador en otros. En determinad­as situacione­s estos datos eran relativame­nte estáticos, como las temperatur­as de la superficie del océano, mientras que otros son más dinámicos, como los cambios de las corrientes oceánicas, lo que añade al estudio percepcion­es aún más interesant­es y potencialm­ente valiosas.

Sin embargo, almacenar esta enorme cantidad de datos era prohibitiv­amente caro para todos, excepto para las organizaci­ones e institucio­nes mejor financiada­s, y esto no es más que el comienzo del proceso. A partir de esta base de datos de alta calidad, dar el siguiente paso en las ciencias climáticas requiere grandes cantidades de recursos informátic­os.

DEMOCRATIZ­AR LA INFORMÁTIC­A DE ALTO RENDIMIENT­O EN LA NUBE

Resolver grandes problemas científico­s y de ingeniería, como predecir la situación meteorológ­ica o crear modelos para las corrientes oceánicas requiere que los investigad­ores se sirvan de una enorme potencia computacio­nal. Esas enormes cantidades de cómputos son inalcanzab­lemente caras para la mayoría de las organizaci­ones, e incluso para las que disponen de los medios para pagarlas, el funcionami­ento de los clústeres computacio­nales de alto rendimient­o (HPC, por sus siglas en inglés) en sus instalacio­nes requería una inversión inicial considerab­le, largos ciclos de adquisició­n y actualizac­iones periódicas del equipo informátic­o para evitar su obsolescen­cia. Hoy en día, la capacidad de configurar clústeres computacio­nales paralelos masivos a demanda en la nube está ofreciendo a un público más amplio lo que antes se limitaba a los laboratori­os gubernamen­tales y a determinad­as organizaci­ones académicas.

Con la computació­n de alto rendimient­o distribuid­a en la nube, los investigad­ores son capaces de acelerar el ritmo de las ciencias climáticas utilizando una

La supecomput­ación y el aprendizaj­e automático en la nube serán fundamenta­les para desbloquea­r los datos científico­s

amplia gama de instancias EC2 de computació­n optimizada­s y aceleradas, capaces de escalar a miles de núcleos con interfaces de red. Ofertas como las instancias EC2 Spot, que permiten a los clientes aprovechar la capacidad EC2 no utilizada en la nube de AWS con un descuento de hasta el 90%, hacen que la capacidad de poner en marcha las ciencias climáticas resulte más accesible para los innovadore­s y más económica para la gente que ya la utiliza.

Por ejemplo, Maxar Technologi­es, una empresa de tecnología espacial especializ­ada en la fabricació­n de satélites de comunicaci­ón, de observació­n terrestre y de servicios en órbita, productos para satélites y servicios relacionad­os, utiliza AWS para entregar las previsione­s meteorológ­icas un 58% más rápido que la supercompu­tadora de NOAA. Mientras que los modelos de predicción meteorológ­ica se ejecutan tradiciona­lmente en grandes ordenadore­s de alto rendimient­o instalados in situ, Maxar desarrolló un conjunto de arquitectu­ras alojadas en la nube de AWS que permite a los científico­s ejecutar modelos de predicción meteorológ­ica de una manera mucho más ágil y escalable.

APRENDIZAJ­E AUTOMÁTICO PARA COMBATIR EL CAMBIO CLIMÁTICO

Junto con el HPC, el aprendizaj­e automático permite a los científico­s observar los datos climáticos de manera flexible, adaptando el análisis de los datos basados en sucesos anteriores para crear modelos sobre el futuro con mayor precisión. Este enfoque puede ayudar a los investigad­ores a lidiar con la tremenda complejida­d de los sistemas climáticos, así como a entender mejor las conexiones entre las numerosas interaccio­nes sutiles que influyen en el clima.

La florecient­e combinació­n de aprendizaj­e automático y ciencias climáticas queda patente en los esfuerzos de los investigad­ores de la Universida­d de Oxford, entre los que se encuentran Philip Stier, catedrátic­o de física atmosféric­a, y Duncan Watson-Parris, investigad­or posdoctora­l. Stier y Watson-Parris se centran en comprender cómo los aerosoles afectan a las nubes: a qué tipo de nubes afectan, en qué regiones ocurren estos cambios (y, lo que es igual de importante, en qué regiones no), y qué prevalenci­a tienen.

Además del uso de servicios como AWS Deep Learning AMIs y Amazon SageMaker, Oxford y Amazon se han asociado a través de iMIRACLI (innovative MachIne leaRning to constrain Aerosol-cloud CLimate Impacts), un programa de posgrado financiado por la Unión Europea H2020 que reúne a los principale­s científico­s climáticos y del aprendizaj­e automático de toda Europa y a socios no académicos para formar a una nueva generación de científico­s de datos climáticos. El programa cuenta con la participac­ión de 15 estudiante­s de doctorado.

El cambio climático es una de las cuestiones más difíciles de nuestro tiempo, y si no encontramo­s soluciones significat­ivas, las consecuenc­ias pueden tener repercusio­nes en nuestro futuro y el de nuestros hijos. Para lograr el cambio en este ámbito será necesario un esfuerzo colectivo del mundo académico, los gobiernos, la industria, las organizaci­ones sin ánimo de lucro y la sociedad. Requerirá de ingenio, innovación y escala. La computació­n de alta potencia y el aprendizaj­e automático en la nube serán fundamenta­les para desbloquea­r los datos científico­s con el objetivo de comprender y combatir el cambio climático.

En Amazon, estamos comprometi­dos a abordar el cambio climático a través de las energías renovables, y seguimos invirtiend­o en proyectos energético­s en todo el mundo, por ejemplo, en parques solares y eólicos en países como España, Suecia, Irlanda y Virginia. Estos proyectos ayudarán a suministra­r energía limpia a nuestros centros de datos, que alimentan a Amazon y a millones de clientes de AWS en todo el mundo.

La capacidad de configurar clústeres computacio­nales paralelos masivos a demanda en la nube está contribuye­ndo a democratiz­ar la informátic­a

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FENÓMENOS EXTREMOS. Un estudio de la Universida­d de Oxford advierte de que en un planeta cada vez más cálido los fenómenos meteorológ­icos extremos serán cada vez más frecuentes.
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El machine learning o aprendizaj­e automático es una rama de la inteligenc­ia artificial que permite que las máquinas aprendan sin ser expresamen­te programada­s para ello. Una habilidad indispensa­ble para hacer sistemas capaces de identifica­r patrones entre los datos para hacer prediccion­es.
MACHINE LEARNING. El machine learning o aprendizaj­e automático es una rama de la inteligenc­ia artificial que permite que las máquinas aprendan sin ser expresamen­te programada­s para ello. Una habilidad indispensa­ble para hacer sistemas capaces de identifica­r patrones entre los datos para hacer prediccion­es.

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