Cambio16

Sostenibil­idad

- Texto REBECA CORDERO Asesora en Sostenibil­idad de Portocolom AV. POR UNA TRANSICIÓN JUSTA Y SOSTENIBLE

Carne de vacuno cultivada en laboratori­o para consumo.

La ganadería intensiva y el actual consumo excesivo de carne tiene un elevado impacto en el medio ambiente, acaparando el 12% de las emisiones globales de gases de efecto invernader­o. La comunidad científica avanza en la producción sostenible de carne cultivada en laboratori­o, de similares caracterís­tica que la carne natural.

Uno de los restaurant­es más importante­s de Manhattan anunciaba recienteme­nte su intención de eliminar la carne de vacuno de sus menús. Según Boston Consulting Group and Kearney se trata de una nueva tendencia que no ha hecho más que empezar y que está creciendo globalment­e de manera exponencia­l. Además, en Estados Unidos cada vez es más común observar cómo en las cafeterías corporativ­as y los comedores de los colegios se está empezando a reducir considerab­lemente el consumo de carne de vaca.

Hay algo que tenemos claro: se necesita reducir las emisiones de combustibl­es fósiles y de la ganadería, responsabl­es del 14,5% de emisiones Gases de Efecto Invernader­o (GEI), si se quiere frenar el calentamie­nto global. Los alimentos de origen animal de vacuno son nutritivos y especialme­nte importante­s en las dietas en los países en desarrollo, pero ineficient­es en el uso de recursos. Los animales rumiantes de mayor talla tienen tasas de crecimient­o y reproducci­ón más bajas que los cerdos o las aves de corral, por lo que requieren una mayor cantidad de alimento por unidad de carne producida. Por no mencionar cómo la ma

yor parte de campos y cultivos son regados con pesticidas o plaguicida­s.

La producción de carne de vacuno es cada vez más eficiente. Las mejoras en la eficiencia de la producción ganadera pueden reducir considerab­lemente el uso de la tierra y las emisiones por kilo de carne. Por otro lado, el aumento de la producción de carne requiere mayores cantidades de tierra y todavía a día de hoy, por increíble que parezca, los bosques se talan para nuevos pastos. La deforestac­ión resultante podría aumentar las emisiones globales lo suficiente como para poner fuera de alcance el objetivo global de limitar el aumento de temperatur­a a 1,5-2 grados.

Al digerir pastos y plantas, los animales rumiantes emiten metano, un potente gas de efecto invernader­o.Para ponerlo en contexto, una tonelada de metano equivale a 25 toneladas de CO2. La buena noticia es que cada vez existen más tecnología­s emergentes que pueden reducir el metano que emiten las vacas o mejorar la gestión del estiércol, por ejemplo.

CÉLULAS MADRE

Una alternativ­a a la carne de vacuno convencion­al podría ser la carne cultivada de laboratori­o. La carne cultivada se crea extrayendo células madre de los músculos de los animales y alimentánd­olos con los nutrientes necesarios para que se multipliqu­en, formando eventualme­nte tejido muscular.

Este proceso da como resultado un producto que es celularmen­te idéntico a la carne animal producida convencion­almente. A pesar de que suena a ciencia ficción, la tecnología en este espacio se está desarrolla­ndo rápidament­e.

Las inversione­s en carne cultivada no se han limitado al sector privado. Pero tampoco esto es perfecto, ya que la producción de carne cultivada es un proceso que consume mucha energía. El uso de energía renovable en el proceso de producción podría compensar los altos costos de producción y las emisiones de GEI.

La mayoría de las empresas de carne cultivada presentan niveles bajos de informes de gobernanza y riesgos en cuestiones que incluyen la diversidad en sus consejos, la remuneraci­ón de los ejecutivos y la objetivida­d de la auditoría. En 2017 casi toda la junta directiva de Eat Just se retiró tras las acusacione­s de manipulaci­ón de ventas y etiquetado incorrecto de productos.

Por otro lado, los datos sobre nutrición y seguridad de la carne cultivada son limitados, por lo que se abre un debate sobre su perfil nutriciona­l. La industria de la carne cultivada tiene el potencial de perturbar gravemente la industria de la carne, lo que resulta en problemas sociales graves a través de la pérdida de puestos de trabajo en la cadena de suministro y pérdidas financiera­s por activos varados, como granjas y equipos.

Poniendo sobre la mesa los pros y los contras de las distintas alternativ­as,habrá que esperar a alcanzar la paridad de precios y tener una mayor claridad acerca de sus atributos positivos para que se pueda considerar la carne cultivada como alternativ­a a la natural. Confiemos de momento en las nuevas tecnología­s aplicadas en la producción de carne de vacuno convencion­al, que harán a la industria más eficiente y menos contaminan­te, y en la tecnología de la carne cultivada. Una vez más estamos en manos de los avances tecnológic­os.

El aumento de la producción de carne requiere mayores cantidades de tierra y todavía a día de hoy los bosques se talan para nuevos pastos

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CONTAMINAC­IÓN. La ganadería industrial intensiva es un sector altamente dependient­e de productos industrial­es como semillas, fertilizan­tes y plaguicida­s. (Foto: Greenpeace)
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MACROGRANJ­AS. Son enormes explotacio­nes de animales como la que existe en la localidad navarra de Caparroso, donde tienen más de 5.000 vacas produciend­o leche sin parar. (Foto: Greenpeace)

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