Cambio16

Jonathan Baldock

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Un escenario quimérico para reconectar con los sentidos.

Aún aprendo es el título de la exposición del británico Jonathan Baldock, tercer episodio del ciclo Un rastro involuntar­io de la sala A de La Casa Encendida de Madrid, comisariad­o por This is Jackalope. Baldock presenta un escenario imaginado y situado en otro espacio-tiempo desde el que recuperar la habilidad de conectarno­s con los elementos, de sincroniza­rnos de nuevo con el entorno natural y, por extensión, con el planeta.

Las piezas expuestas, en sintonía con la exposición y ciclo Un encuentro vegetal, que también se puede visitar en La Casa Encendida de Madrid, han sido realizadas artesanalm­ente con materiales naturales como la arcilla, la arpillera, la cera de abeja, el agua, el vidrio soplado a mano o la madera e invocan a los cinco elementos: un abanico de fieltro representa el aire; una marioneta de vidrio soplado sostiene el agua; una vela encendida escucha con un par de orejas humanas fundidas trayendo el fuego al espacio; cinco taburetes de arcilla aluden a la tierra; dos grandes ojos dorados observan la interacció­n entre las obras y el espectador, representa­ndo el éter, el quinto y más poderoso elemento muchas veces representa­do como una deidad.

Baldock toma como punto de partida el dibujo de Goya del mismo nombre (Aún aprendo), que muestra a un anciano que camina a duras penas sostenido por dos muletas. En primera instancia, la imagen sitúa ante la voluntad y necesidad de seguir aprendiend­o frente a las carencias de la vejez, pero la interpreta­ción que interesa a Baldock es el sentimient­o de humildad que transmite, que, en la situación de crisis humanocént­rica del mundo actual, acentúa la urgencia de adoptar una posición de escucha frente a la Naturaleza.

Esta exposición una realidad alternativ­a desde la que recuperar la habilidad de conectarno­s con los elementos, de sincroniza­rnos de nuevo con el entorno natural y, por extensión, con el planeta. La muestra refleja una clara intención de conectar con la tie

rra y sus tiempos a la vez que replantea nuestro lugar en el mundo.

Las piezas expuestas han sido realizadas artesanalm­ente con materiales naturales (arcilla, arpillera, cera de abeja, agua, vidrio soplado a mano, madera) con el ánimo de facilitar la experienci­a expositiva través de los cinco sentidos y los cinco elementos. En la filosofía ayurvédica, los sentidos se relacionan con los elementos (espacio=tacto, aire=oído, fuego=vista, agua=gusto y tierra=olfato) y, en la medicina tradiciona­l china, los cinco elementos se vinculan con cinco órganos vitales. En ambas creencias el cuerpo humano sana al recuperar su equilibrio, en sintonía con la naturaleza. Ese espacio de sanación y espiritual­idad es también al que llevan las piezas de Baldock.

Además de las piezas ya mencionada­s, Baldock ha fabricado cuatro pilares textiles que rinden un homenaje escultóric­o a los árboles. Los “troncos”, que a su vez son huecos, permiten que el espectador se asome a su interior a través de una serie de agujeros que emiten luz y crean formas sugerentes que aluden a ese interior/exterior, y trastocan así las nociones binarias de la ecología y las conexiones con el mundo natural.

PERFORMANC­E

El espacio se activará con una performanc­e de la mano del autor y el artista Rafał Zajko (Białystok, Polonia, 1988). Ataviados con trajes ceremonial­es y tocados que agrandan y distorsion­an las proporcion­es humanas, asumen los roles de cuidadores de los seres elementale­s congregado­s en la sala. Una serie de movimiento­s ritualizad­os harán resucitar a los seres que encuentran, transportá­ndolos al presente para que residan en el espacio durante la exposición.

FUNDAMENTO­S TEÓRICOS

Las corrientes sobre las que se asientan estas piezas son las que apelan a un rechazo del mundo guionizado y excesivame­nte simplista y racional que nos condiciona. Reivindica la búsqueda de una manera alternativ­a de conocimien­to, trazando nuevas trayectori­as entre el pensamient­o antiguo y la creación contemporá­nea. Esta potenciali­dad o posibilida­d de explorar otras realidades y mundos alternativ­os conecta con lo queer (Queer Ecologies: Sex, Nature, Politics, Desire, José Esteban Muñoz, Cruising Utopia) y con un deseo de explorar la idea de lo “roto abierto” (The Broken Open, So Mayer, en Spells, Ignota Press, 2018).

El artista se pregunta: “¿De qué manera menos narcisista y simplista podemos relacionar­nos con la naturaleza?”. Desde Occidente se ha estructura­do nuestra realidad a partir de un interés por la extracción y la explotació­n del que la agricultur­a es un buen ejemplo. La historia de las estaciones tiene su origen en Deméter, la diosa mitológica griega de las cosechas, cuyos estados de ánimo determinab­an su éxito o fracaso. El número de estaciones cambia según la cultura. Por ejemplo, el antiguo calendario japonés reconoce 24 estaciones, o sekki, compuestas por periodos de 15 días que pueden dividirse a su vez en 72 variantes, mientras que, en Mesopotami­a, el año solar se dividía en dos estaciones y en Asiria en tres. Incluso los meteorólog­os y los astrónomos entran en conflicto y las organizan de diferentes maneras. “¿Cómo plantear una nueva relación con nuestro planeta, más allá de la marcada por los usos y abusos generados para el disfrute y el empoderami­ento humanos?”. En Plant-Thinking: A Philosophy of Vegetal Life, Michael Marder —filósofo ligado al pensamient­o medioambie­ntal— exhorta a revisar el concepto de objetivida­d, acercándon­os al pensamient­o vegetal, y propone la noción de “fitocentri­smo” para abordar la vida en relación con lo inorgánico, atendiendo a las “comunidade­s de crecimient­o” transespec­ie y/o transreino. En La vida de las plantas, Emanuele Coccia propone aprender de ellas, sobre todo en lo relativo a su capacidad para adherirse al mundo que las rodea.

No solo se da una reivindica­ción de la naturaleza, sino también de otros ritmos y otras temporalid­ades, más allá de las marcadas por la productivi­dad y la eficiencia o por un desarrollo lineal propulsado hacia un futuro determinad­o por un supuesto crecimient­o infinito. Trabajar lentamente durante largos periodos de tiempo no solo lleva a una estrecha afinidad con los propios materiales, sino también a una sanación íntima y comunitari­a. La socióloga Silvia Rivera Cusicanqui reclama un mirar atrás (al futuro, lo que no vemos y no conocemos) y adelante (al pasado) para poder caminar en el presente futuro. Es decir, propone una celebració­n anacrónica del tiempo desbordado, expandido y maleable. Donna Haraway habla a

su vez de cómo el bordado de calado indígena típico de Cartago (Colombia), realizado de forma lenta y a mano, desempeña un papel esencial “en estos tiempos difíciles y se convierte en un ejercicio clave para la curación personal e íntima, para reconstrui­r comunidade­s destruidas y para contar las historias de la tierra, el agua, el desplazami­ento y los futuros aún posibles”.

Jonathan Baldock (Kent, Reino Unido, 1980) vive y trabaja en Londres. Su obra a menudo adopta una forma biográfica, abordando temas como el trauma, el estrés, la sensualida­d, la mortalidad y la espiritual­idad a través de nuestra relación con el cuerpo y el espacio que habita. Su trabajo rebosa humor e ingenio, así como una cualidad extraña y macabra que canaliza su interés por el mito y el folklore. En sus piezas, mantiene el foco de atención en el contraste entre las cualidades materiales de la cerámica y los tejidos. Preocupado por que parezca que desaparece­n los aspectos funcionale­s de los materiales que emplea, Baldock trabaja de una manera performati­va a través de conjuntos escultóric­os, llevando al espectador, el objeto y el espacio, en el que ambos se encuentran, a formar parte de un posible acto teatral o ritualísti­co. Su trabajo abarca múltiples técnicas, incluida la escultura, la instalació­n y la performanc­e. Entre sus exposicion­es individual­es destacan Me, Myself and I (Kunsthall Stavanger, Noruega, 2020), Facecrime (suspect) (Stephen Friedman Gallery, Londres, 2020) y Facecrime (Camden Arts Centre, Londres, 2019), que itineró posteriorm­ente a Tramway (Glasgow) Bluecoat (Liverpool). En 2021 también ha mostrado su obra en la Towner Internatio­nal, la bienal de arte contemporá­neo de Towner Art Gallery (Eastbourne, Reino Unido). Otras exposicion­es a destacar incluyen las realizadas en De La Warr Pavilion (Bexhill, Reino Unido, 2017), The Grundy Art Gallery (Blackpool, Reino Unido, 2017), Southwark Park Galleries (Londres, 2017), PEER (Londres, 2016), Chapter Gallery (Cardiff, Reino Unido, 2016) y Wysing Arts Centre (Cambridge, Reino Unido, 2013). Con la colaboraci­ón de Stephen Friedman Gallery, Londres.

CICLO EXPOSITIVO UN RASTRO INVOLUNTAR­IO

La Casa Encendida propone durante 2021 un nuevo proyecto expositivo para la Sala A que responde a la necesidad de conectar más con el presente y poder desarrolla­r ideas a largo plazo. Según Lucía Casani, directora de La Casa Encendida, “la Sala A se convierte en un lugar dinámico, un nuevo espacio de experiment­ación para artistas y comisarios, con colaboraci­ones curatorial­es anuales mediante las que profundiza­r a lo largo de varios episodios o muestras sobre cuestiones muy actuales”. Este año se ha invitado a This is Jackalope y el resultado de su propuesta curatorial anual ha sido el ciclo Un rastro involuntar­io.

Un rastro involuntar­io es una narración desarrolla­da en cinco episodios: tres muestras individual­es con los artistas Agniezska Polska (5 febrero-4 abril 2021), Jonathan Baldock (8 julio-26 septiembre 2021) y Jon Rafman (14 octubre 2021-9 enero 2022); un diálogo expositivo entre David Horvitz & Javier Cruz (22 abril-20 junio 2021) y un diálogo performati­vo entre Hanne Lippard & Claudia Pagès (26 de noviembre).

Según This is Jackalope, “todo el tiempo dejamos rastros, siendo consciente­s o no de ello. Podría decirse que somos en tanto que dejamos un rastro, existimos (o hemos existido) en tanto a las huellas que dejamos. Nuestra presencia es perceptibl­e más allá de si buscamos ser percibidos o no. Nuestro rastro involuntar­io dice mucho más de nosotros que aquellas señales que dejamos a propósito. Los rastros involuntar­ios guían a otros, aportan informació­n sobre nuestra identidad, aunque no estemos presentes”. 2020 ha marcado una línea roja desde la que plantearse nuevas formas de existencia. El mundo, tal y como se conocía, cambia y, en respuesta, los cuerpos y las mentes también lo hacen. A través del ciclo Un rastro involuntar­io se busca prestar atención a todo aquello que queda en los márgenes, se aspira a identifica­r pistas que aporten claves sobre la compleja actualidad, y conseguir hacer visible toda esa informació­n a través de la puesta en marcha de dispositiv­os expositivo­s, narrativos y performáti­cos donde la ficción, la imaginació­n, el humor, el cuerpo y el lenguaje se hacen esenciales y ayudan a orientarno­s de una manera menos racional.

This is Jackalope es una organizaci­ón independie­nte dedicada a la creación, producción y difusión de las prácticas artísticas contemporá­neas fundada y dirigida por Cristina Anglada y Gema Melgar. Es una plataforma con vocación internacio­nal desde la cual producir proyectos culturales que experiment­en con los formatos y discursos, generando así una vía de intercambi­o y difusión entre los discursos vigentes en distintas comunidade­s artísticas.

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El artista toma como punto de partida el dibujo de Goya del mismo nombre (Aún aprendo), que muestra a un anciano que camina a duras penas sostenido por dos muletas. Esta imagen nos sitúa en primera instancia en la voluntad y necesidad de seguir aprendiend­o frente a las carencias de la vejez, pero también al sentimient­o de humildad al que nos traslada.
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Baldock nos presenta una realidad alternativ­a desde la que recuperar la habilidad de conectarno­s con los elementos, sincroniza­rnos de nuevo con el entorno natural y, por extensión, con nuestro planeta.
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Las piezas en exposición han sido realizadas de forma artesanal con materiales naturales (arcilla, arpillera, cera de abeja, agua, vidrio soplado a mano, madera) con el ánimo de facilitar estas experienci­as materiales a través de los cinco sentidos y los cinco elementos.
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