¿Por qué corremos?
El sistema solo funciona para quien fue creado. En los últimos dos años, los diez hombres más ricos del mundo han agregado 1.300 millones de dólares al día a sus fortunas, mientras que los ingresos del 99% de la humanidad han caído.
Este reducido grupo de privilegiados acumula seis veces más riqueza que los 3.100 millones de personas en mayor situación de pobreza. Cada 26 horas surge un nuevo multimillonario. Esta es la dolorosa y lacerante denuncia que la ONG Oxfam realiza en su informe Las desigualdades matan, publicado a finales de enero con motivo de la reunión virtual del Foro Económico Mundial, donde lamenta que el dinero inyectado por las entidades financieras y las administraciones públicas para impulsar la recuperación económica poscovid ha acabado en los bolsillos de estos acaudalados potentados. El dinero acumulado por los más ricos podría destinarse a producir suficientes vacunas para el mundo, financiar servicios de salud y protección social universales, invertir en medidas de adaptación climática y reducir la violencia de género en más de 80 países y, aún así, señala el informe, esos diez multimillonarios seguirían teniendo 8.000 millones de dólares más que antes de la pandemia. Hoy el mundo es más injusto y desigual y se puede afirmar que agoniza víctima de la violencia económica. Esta crisis ha afectado a los más vulnerables, fundamentalmente mujeres y colecctivos racializados, y ha generado, junto al cambio climático, que ya cuenta con millones de refugiados, migraciones masivas que consolidan las situaciones de discriminación, exclusión y pobreza. La portada de Cambio16 reproduce una obra del artista estadounidense Melanio Zapata, hijo de inmigrantes indocumentados mexicanos deportados por el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos. Recrea una popular señal de tráfico que, ante los numerosos accidentes mortales, pretende advertir a los conductores de que pueden encontrarse con personas que cruzan a la carrera los carriles de la carretera al intentar eludir la seguridad fronteriza en el área de San Diego y Tijuana. Como si se tratase de animales sueltos, la señal protege a los conductores, no a los inmigrantes, cuya vida vale muy poco en tierra de nadie. El letrero transmite que hombres, mujeres y niños están fuera de sus casas. En realidad, no van a ninguna parte. Huyen despavoridamente de la miseria y la falta de oportunidades. Anhelan una vida digna en una tierra de promisión. Se dejan guiar por una esperanza de cambio. Entonces, ¿por qué corremos?...