El Economista - Capital Privado
Ante un año incierto: recetas y estructuras para reducir la incertidumbre
Para ciertos segmentos del ‘private equity’ el 2023 será un año de cierta desaceleración. Especialmente para aquellos fondos cuya estrategia se basa en el apalancamiento financiero.
El 2023 se presenta como un año con importantes retos para la economía en general y, por tanto, para la industria de capital privado, que se enfrenta a un entorno muy distinto al vivido desde 2014. No olvidemos que, aunque el private equity es un mercado creciente a largo plazo, también es cíclico. A la incertidumbre en el plano macroeconómico se suma un escenario de menor liquidez y mayores dificultades para captar capital y rotar cartera. El final de la era de las bajas tasas de interés y la escalada de la inflación, más allá de sus efectos en el consumo y en la rentabilidad de las empresas, impacta de lleno en las condiciones de financiación, las inversiones y la captación de nuevos fondos. Trae consigo, en definitiva, mayor cautela y una manera más minuciosa de valorar las compañías y las carteras.
Todo apunta a que 2023 será un año con menos operaciones, ya que las expectativas de los vendedores siguen ancladas a valoraciones recientes y los compradores se muestran más cautos. Como en el último trimestre, se impondrá una mayor prudencia y disciplina inversora y desinversora.
elEconomista Capital Privado ha convocado a los principales directivos del sector para conocer sus pronósticos. Los ejecutivos apuntan a una gestión más activa de las carteras, una previsible reducción de las valoraciones de entrada y a la necesidad de encontrar fuentes creíbles y sostenibles de rentabilidad. Será muy importante también la disponibilidad de fondos, ya que la captación de capital (fundraising) seguirá limitada por la situación de mercado.
Con todo, la industria vive un momento de transición en el que deberá seguir mostrando su capacidad de adaptación a los distintos escenarios, a diferencia de otras clases de activos menos flexibles. En momentos bajos del ciclo aparecen oportunidades para desarrollar estrategias diferenciales, tanto en la gestión de cartera como en la búsqueda de inversiones defensivas y sostenibles.