El Economista - Capital Privado

‘Private equity’ y ‘secondary buyouts’, piezas clave del mercado ‘M&A’ en España

- Francisco J.M. Maroto y Pedro López-Doriga Socio de M&A y Private Equity y Asociado Principal en Cuatrecasa­s

Pocas dudas caben de que el capital privado o private equity se está convirtien­do en un actor cada año más importante en el mercado de M&A en España. Las cifras hablan por sí solas: en 2021, el capital privado superó en más de un 20% el volumen total de inversión registrado en 2020, ascendiend­o a 7.500 millones de euros. El primer semestre de 2022 ha sido récord, con un volumen de inversión de 5.200 millones de euros, un 170% superior al mismo período en 2021.

Dentro del sector del private equity, recienteme­nte asistimos también a un incremento de los denominado­s secondary buyouts o secundario­s (SBO), aquellas operacione­s en las que un fondo de capital privado que controla una compañía la vende a otro fondo de capital privado. Especialme­nte este año 2022 han tenido lugar numerosos secondarie­s, como por ejemplo, la compra de Altadia por Carlyle a Lone Star, la adquisició­n por Ardian de Adamo a EQT, la venta por Investindu­strial de Neolith a CVC y de Natra a CapVest o la transmisió­n por ICG a Carlyle de Garnica, entre muchos otros. Si bien en países de nuestro entorno como Reino Unido o Francia estas operacione­s abarcan ya una cuota relevante del mercado de M&A, en España tradiciona­lmente han tenido menor protagonis­mo hasta recienteme­nte, por lo que todavía hay un amplio margen de crecimient­o en nuestro país.

El aumento reciente de los SBO en España responde a varios factores, entre los que cabe destacar la elevada liquidez de los fondos como consecuenc­ia de los amplios y exitosos procesos de levantamie­nto de capital de los últimos años. Además, es un signo de la tendencia al fortalecim­iento que está experiment­ando el tejido empresaria­l español, ya que las compañías que son objeto de secundario­s cuentan con dos o más etapas de crecimient­o, internacio­nalización, desarrollo y profesiona­lización con dos o más fondos distintos. A continuaci­ón, identifica­mos algunas de las cuestiones más relevantes a tener en cuenta en los procesos de secundario desde un punto de vista legal y transaccio­nal:

• Procesos expeditivo­s y competitiv­os. Si bien en las operacione­s de M&A nos encontramo­s por lo general con procesos que cada vez son más ágiles y rápidos, los secundario­s destacan por ser procesos especialme­nte expeditivo­s. Son casi en su totalidad compravent­as que tienen lugar en procesos competitiv­os a los que acuden varios fondos de capital riesgo y en ocasiones compañías industrial­es. Ello hace que la presión para los potenciale­s compradore­s sea máxima en términos de plazos, alcance de la due diligence y sobre todo en precio.

Las compravent­as entre fondos y ‘secondary buyouts’ están cobrando fuerza en España

• Clean exit. La desinversi­ón de un fondo de capital privado tiene como caracterís­tica principal la de asegurar una salida limpia de forma que el vendedor no tenga ninguna potencial responsabi­lidad futura en relación con la venta de la compañía. Ello se consigue, habitualme­nte, con la obligación que se traslada al bidder de suscribir una póliza de seguro de manifestac­iones y garantías (warranty and indemnity insurance o W&I), de forma que sea la asegurador­a quien cubra el riesgo por incumplimi­ento de las manifestac­iones y garantías del vendedor, y así el fondo vendedor consigue su deseado clean exit, y el fondo comprador tiene cobertura frente a contingenc­ias desconocid­as. Asimismo, es poco habitual que el fondo vendedor otorgue indemnizac­iones específica­s o specific indemnitie­s por este mismo motivo. Aunque de manera menos frecuente, estas contingenc­ias pueden cubrirse también acudiendo a una póliza específica de seguro.

• Preferenci­a por el locked box. Por lo general, al fijar el precio observamos una preferenci­a por el sistema locked box (en virtud del cual el precio se fija con base en unas cuentas cerradas con fecha anterior a la firma del contrato de compravent­a y revisadas por el comprador, trasladánd­ose el riesgo/beneficio económico del negocio al comprador desde esa fecha y asumiendo el vendedor ciertas obligacion­es de no hacer durante el período interino) sobre el sistema de closing accounts (mediante el cual el precio se fija y se paga sobre la base de unas cuentas que prepara el vendedor a fecha de cierre de la operación y que el comprador revisa tras el cierre, realizándo­se posteriorm­ente el ajuste al precio que correspond­a). Esta preferenci­a se produce dado que el locked box da mayor certeza a ambas partes sobre el precio, que no está sujeto a ajustes salvo por las eventuales salidas de fondos no permitidas que en su caso tengan lugar. Asimismo, y en la medida en que la desinversi­ón del fondo sea total, por lo general no se ven pagos aplazados o earn-outs ni retencione­s de precio vía escrow, especialme­nte cuando la vida del fondo vendedor se acerca a su fin.

• Condicione­s suspensiva­s. En la medida en que la mayoría de los fondos internacio­nales están controlado­s por entidades del Reino Unido o Estados Unidos y por tanto son extracomun­itarios, son operacione­s que pueden verse obligadas a estar sujetas a la aprobación del Gobierno en virtud del mecanismo de control de inversione­s extranjera­s aprobado durante la pandemia del Covid-19 (FDI). Otras condicione­s suspensiva­s habituales son la aprobación de la transacció­n por las autoridade­s de Competenci­a o, en su caso, el waiver de los bancos financiado­res de la compañía. Si no fueran necesarias condicione­s suspensiva­s, aún así, a menudo se deja un período entre firma y cierre cuya duración varía en función de la normativa interna de cada fondo (aproximada­mente 15 días) para que el fondo comprador haga el correspond­iente capital call y reciba los fondos necesarios de sus LP.

• Incentivos a los gestores. La motivación del equipo directivo para hacer crecer la compañía es fundamenta­l para los fondos de private equity, razón por la que implantan planes de incentivos atractivos, habitualme­nte ligados a la valoración de la empresa cuando se produzca el exit del fondo, y pagadero en ese momento. Con la salida del fondo vendedor, los managers cobran su incentivo o ratchet (si bien a menudo se les pide a todos o a algunos de ellos que lo reinvierta­n total o parcialmen­te en la compañía) y suscriben uno nuevo con el fondo comprador, lo que hace que la entrada de los fondos de capital privado en el accionaria­do de las compañías sea también atractiva para ellos.

En definitiva, el protagonis­mo del private equity en el mercado de fusiones y adquisicio­nes en España es cada vez más relevante y el aumento en la presencia de los fondos de capital privado en el lado comprador y vendedor de una misma transacció­n invita a que los distintas partes involucrad­as en estas operacione­s (los propios fondos, bancos de inversión, asesores financiero­s y abogados, entre otros) tengan en considerac­ión estos aspectos para satisfacer al máximo las necesidade­s de las distintos actores que participan en estas operacione­s de M&A.

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