Allí donde el RS 7 pasa rápido, el M6 se recrea en el espectáculo y se queda atrás
Poco más necesita el BMW para mostrar a su rival que él sí que sabe moverse sobre el asfalto ¡y de qué manera! Si decidimos ir rápidos, el M6 parece que quiere sacarnos a bailar a la pista. Entonces, las ruedas traseras comienzan a deslizar, lo que obliga al diferencial activo M a trabajar más de la cuenta para conseguir un mínimo de motricidad. Podemos intervenir con contravolantes si el ritmo es muy ligero, necesarios por otra parte para mantenernos sobre la calzada. Precisamente, cada derrapada del tren posterior hace que los neumáticos Michelin Pilot SuperSport pierdan tal cantidad de goma que estamos ayudando a acelerar su desgaste cual Fórmula 1 algo que, por cierto, no es conveniente cuando hay agua, volviéndose en esas circunstancias más delicado de lo que ya es.
Pisotón a fondo…
Por si fuera poco, el BMW también demuestra tener un poder de detención diferente al del Audi. Ni mejor ni peor, simplemente su tacto es tan duro como el que nos ha transmitido la dirección, mientras que el RS 7 ‘muerde’ ante la más mínima pisada. Además, los discos cerámicos del Audi han mostrado tener mayor resistencia a la fatiga que los del M, creados específicamente con silicio reforzado en fibra de carbono.
Está claro que Audi RS 7 performance y BMW M6 Competition Package son auténticos GT, no supercar al uso como bien podría ser un Porsche 911 Turbo S, que hereda tecnología de competición. Y aunque sus V8 son auténticas joyas de la ingeniería mecánica ante las que no encontramos peros –menos mal que aún existen–, al final los pesados chasis y las propias dimensiones imponen límites a la física ya que, a veces, se necesitan ‘bemoles’ para pilotarlos. En esas circunstancias se nota que el RS 7 es, ante todo, un señor por terminación, calidad y estabilidad. Incluso se permite cierto ahorro de combustible al incluir un sistema de desconexión de cilindros en marcha, más propio de un TSI que de un motor de 605 caballos.
Frente a la seriedad que aporta el Audi, el BMW tiene ese puntito divertido que puede llegar a ponernos en un aprieto si somos muy fogosos. Pero, ¡qué narices! Qué bien nos lo hace pasar…