EL MEJOR DE TODOS LOS TIEMPOS.
Con motivo de su 70 aniversario, Ferrari lanza el que podría ser el último Cavallino Rampante con motor atmosférico V12 bajo el capó… Vertiginoso y rápido como un caza de combate, nos permite salir de Fiorano e irnos a tomar el aperitivo de forma civiliza
Ferrari celebra su 70 aniversario con el 812 Superfast, un misil de 800 ‘jacos’ con el que se puede correr y también s ir a tomar el aperitivo… Lo hemos conducido en Fiorano, la pista de pruebas de la marca, la misma que utiliza la Scuderia de F-1 para poner a tono sus monoplazas.
Es la primera vez que un Ferrari monta una dirección de asistencia totalmente eléctrica
Basta citar Maranello para que los verdaderos tifosi sientan escalofríos en el cuerpo, comprensible si tenemos en cuenta que aquí nació Ferrari hace ahora 70 años. Las carreteras de los alrededores parecen más bien el escenario para rodar una película de época, por sus paisajes y verdes valles, aunque a nosotros nos resultan perfectas para probar un deportivo de 800 caballos, los mismos que tiene el nuevo 812 Superfast, el responsable de nuestro viaje a Italia. La ruta programada en el GPS nos lleva desde Maranello hasta Fiorano, una pista de 2,5 kilómetros con nueve curvas y rectas que Vettel y Räikkönen se saben de memoria, ya que este trazado es el que utiliza el equipo de F-1 para poner a tono sus monoplazas.
Casi de carreras
De camino, el 812 nos pide que lo revolucionemos a fondo. Las marchas caen progresivamente y vemos que la caja de cambios funciona como un reloj, mientras que las levas permiten meter o quitar ‘hierros’ en las situaciones más extremas porque son grandes y están fijas en la columna de la dirección. No hay posibilidad de error. Por su parte, el gran cuentavueltas, en el centro del cuadro de instrumentos, sirve para controlar perfectamente el funcionamiento de un motor que estira entre las 3.500 y las 8.500 vueltas como si fuera un propulsor eléctrico por la forma que tiene de entrega de par, constante en ese margen.
Pero lo que resulta más llamativo es que si lo dejamos caer de vueltas a propósito basta con rozar el pedal del acelerador a cualquier régimen para hacerlo bramar con virulencia.
Como es habitual en las últimas creaciones de la firma, su comportamiento está profundamente influenciado por el manettino, el pequeño selector con cinco posiciones situado en la parte inferior del volante y con el que el conductor puede variar la dinámica. Las opciones van desde un modo Wet para uso en mojado, en el que las ayudas a la conducción son máximas, hasta uno ESC-off en el que no hay ningún control eléctrico de por medio, por lo que el conductor es el único responsable de la gestión de los 800 caballos del V12, que llegan instantáneamente hasta las gomas traseras.
Toma asiento
Ya en Fiorano, iniciamos las tandas en Sport, el más suave sin contar Wet, aunque en el segundo giro decido dar el paso a Race. Ahora el coche permite algún exceso a la hora de apurar una frenada y lo hace con bastante seguridad. En el siguiente programa, conocido como TC-off, se desconecta el control de tracción y cuando digo desconectar es en sentido literal. No es como en otros vehículos que cuando se apaga queda latente para actuar en caso de emergencia. En esta situación imagina la tensión que produce llevar un coche de 800 caballos y además conducirlo deprisa… La cosa se complica mucho porque hay que dosificar perfectamente dónde y cuánto hay que pisar el acelerador en las curvas para no acabar haciendo un trompo.
Lo más curioso es que pese a esa ‘presión’, el 812 es un vehículo muy confortable y fácil de conducir, incluso en una pista de carreras como ésta. El manejo del volante y las levas, la gestión del manettino y las suspensiones transmiten al piloto una sensación de control absoluto. Y eso es algo que hace diferente a este modelo de algunos de sus antecesores que he podido conducir como el 575 Superamérica, y sobre todo de algunos rivales como el Lamborghini Aventador S, bastante más radical. ➥
La dirección a las cuatro ruedas es responsable de la agilidad que transmite el 812
➥ Me voy del circuito con la impresión de que este 812 es extremadamente rápido en la pista, a la vez que ‘cómodo’ para un uso diario, sensación que puedo corroborar tras salir a carretera abierta y conducirlo durante unos kilómetros a un ritmo ‘normal’. Bueno… al menos en esta zona donde pese al estruendo que supone su motor V12 nadie parece inmutarse por ello. Y es que los ciudadanos de Maranello ven pasar cada día decenas de coches con el emblema del Cavallino acompañados por la ‘música’ de sus motores V8 o V12 sin que nadie gire la cabeza a su paso.
Si me preguntas, creo que lo más razonable es circular en Sport y con el cambio en modo automático –para seleccionarlo simplemente hay que presionar el botón auto–. A partir de ese momento, el funcionamiento del 812 es civilizado, la caja de cambios va poniendo siempre la marcha más alta posible y bajan el ruido del escape y el consumo. Pero ojo, es una transmisión de Ferrari, lo que quiere decir que un simple pisotón en el acelerador y el Superfast baja automáticamente tres o cuatro marchas acelerando como el deportivo más potente del mercado. Lo mismo sucede si decidimos intervenir con las levas. Y es que así es el Ferrari 812 Superfast, con el que las curvas desaparecen de la carretera dada su increíble estabilidad. Eso sí, hay que acostumbrarse a algunos detalles como el tacto de sus frenos cerámicos que detienen el vehículo en centímetros o un propulsor que sencillamente no tiene fin.
Sin duda es el mejor deportivo desarrollado por Ferrari en sus 70 años. Su capacidad para ser extremadamente rápido y eficaz a la vez que confortable hacen de él el primer Ferrari de la historia utilizable a diario.
No es la primera vez que se utiliza la denominación Superfast ya que Ferrari lo utilizó en los setenta