ADIÓS AL PATITO FEO
Parece que una vez más a la tercera va la vencida, pues esta nueva generación del Ecosport lo consolida como una opción de compra por su estética y su comportamiento
Tras este modelo se esconde una de las apuestas más importantes de automóvil mundial llevadas a cabo por Ford. Lanzado en 2002 para algunos mercados, no fue hasta 2014 cuando llegó a Europa, aunque lo hizo con unos estándares de calidad impropios en la marca, lo que pronto lo relegó a un segundo plano pese a que era una apuesta perfecta si tenemos en cuenta la pujanza del segmento SUV urbano. Sus discretos resultados obligaron a Ford a realizar un restyling en 2016, que fue seguido por otro más profundo que acaba de ver la luz y que ahora ofrece argumentos suficientes para hacerse un hueco de honor entres rivales como el Renault Captur o el Peugeot 2008.
Estéticamente su imagen ha sido siempre su mayor atractivo, con una carrocería elevada y voluminosa que nos deja claro que nos encontramos ante un SUV, sobre todo si optamos por la rueda de respuesto montada sobre el portón del maletero, que como curiosidad ofrece apertura lateral y no vertical. En el interior la posición al volante es elevada y nos llama la atención el buen espacio generoso y una ergonomía muy mejorada respecto al modelo que sustituye. Sólo el maletero resulta algo justo frente a la competencia directa. ➥
➥ La calidad de los materiales empleados en los acabados supone un avance importante con plástcos mullidos muy agradables al tacto, aunque aún queda alguna zona menos refinada como la portezuela que da acceso a la guantera.
Avance muy llamativo
Pero es sobre el asfalto donde percibimos el avance más importante. Los cambios llevados a cabo sobre la suspensión y en la insonorización, con cristales más gruesos, han aumentado el confort de rodadura de forma notable, incluso en esta variante ST que cu enta con amortiguación específica deportiva. En autopista ofrece un rodar de coche 'más grande' apoyado por un motor EcoBoost de última generación algo peculiar en su ruido y en materia de vibraciones pero que empuja de forma contundente y sin desfallecer lo más mínimo sentre 2.500 y 6.000 vueltas, a costa de unos consumos algo elevados si 'nos pasamos' con el acelerador. Sin duda es su carácter rutero lo que más nos ha sorprendido en esta evolución. Al pasar a zonas más exigentes con el chasis, carreteras de montaña, nuestra posición elevada y las inclinaciones de la carrocería no invitan a hacer florituras, aunque el coche anda mucho y bien apoyado en el citado motor y en una dirección rápida y precisa.