LOS DUROS DE LINARES
La cuarta edición del Santana Trophy ha tenido un carácter muy especial ya que ha salido de la de la misma factoría linarense que vio nacer a estos indestructibles 4x4 tan ligados a nuestra historia # PEDRO BERRIO SANTANA TROPHY
Una década después de su cierre, la fábrica de Santana de Linares volvía a abrir sus puertas para recibir a sus ‘criaturas’. Las verificaciones técnicas y administrativas tuvieron lugar en la inmensa nave que nació hace siete décadas para dar vida a los primeros Land Rover ‘españoles’. Un acto histórico y emotivo que fue el pistoletazo de salida para que los 34 vehículos participantes, llegados de 11 países distintos, iniciaran su peculiar travesía, llena de aventuras y navegación, de más de 3.000 kilómetros hasta Marrakech.
La primera etapa llevó a los participantes desde Linares hasta Almería para tomar el ferry que les conduciría a desembarcar en Melilla para iniciar su periplo en tierras africanas y que en esta edición iba a contar con la mayor cantidad de tramos de navegación de cuantas se han celebrado.
Empieza la aventura
Un primer tramo de enlace por carretera lleva a los equipos hasta las ansiadas pistas marroquíes. Ahora se trata de cubrir los 190 kilómetros a través del Plateau de Rekkam, un inmeso páramo lleno de rodadas que fue escenario habitual de varias ediciones del mítico París-Dakar. Dos equipos franceses no llegan al final de la etapa y deben pernoctar donde pueden a la espera de ser rescatados al día siguiente, lo que obligó a recortar la segunda etapa, hasta el mítico Erg Chebbi, para poder recuperar ➥
a los dos coches franceses. A pesar de acortar el recorrido no dejan de pasar por el espectacular Col de Belkassen, una trialera realmente dura que pone a prueba la resistencia de estos ‘duros’. Al final, la etapa pasa factura y empiezan a surgir los problemas mecánicos pero los participantes los solucionan y al final de la jornada todos los competidores llegan al campamento del asombroso Erg Chebbi, donde son recibidos por sus imponentes y espectaculares dunas que alcanzan hasta los 150 metros de altura.
La tercera etapa se convertía en una feroz lucha con las dunas para llegar a las balizas colocadas por la organización. La mayoría de los equipos aprendió que hay que buscar el camino más firme entre las dunas para poder recorrerlas en lugar de lanzarse a subirlas y bajarlas. Solo dos equipos consiguieron realizar el tramo completo y desde ahí tenían otros 100 kilómetros de tortuosas pistas por el valle del rio Ziz hasta llegar a la inmensa planicie de Kem Kem, final de la etapa y de la jornada. Es hora de descansar para afrontar el recorrido del día siguiente, el más largo y duro de esta edición, con casi 250 kilómetros de pistas, la mitad de ellos bordeando la frontera con Argelia.
Rumbo al volcán
Los primeros 150 kilómetros del día se hacen casi ‘del tirón’ y culminan con el ascenso a un sinuoso puerto de montaña y una dura trialera que lleva a los equipos del Santana Trophy hasta el cráter de un antiguo volcán, con unas vistas espectaculares. Todavía impresionados
por el paisaje, la comitiva se dirige hacia Mhamid para abordar un recorrido hasta ahora inédito en el Santana Trophy, junto al río Draa, con el Parque Nacional de Iriki como objetivo final de la jornada.
El nuevo día, con la mítica ciudad de Ouarzazate como destino, es una mezcla de navegación en terreno pedregoso y un enlace final por carretera que da a los equipos un poco de descanso, sobre todo porque esa noche ya sería ‘en hotel’. El Santana Trophy 2018 ya casi ha llegado a su fin y con los equipos ‘descansados’ des- pués de una noche entre cuatro paredes, se afronta la última etapa, ya en su totalidad por carretera, aunque no sin alguna dificultad. La ascensión del puerto de Tichka, de 2.260 metros de altura, trajo un nuevo problema, la nieve, despues de haber luchado con las dunas y el calor solo dos días antes. La llegada a Marrakech supone el final de la aventura y la entrega de los premios en las diferentes categorías. El ganador de este año han sido el equipo formado por Carlos Pérez-Marsá y Jose Luis Tolbaño.
Los Santana y Land Rover Series demostraron su dureza a pesar de su veteranía