Volvo V60.
Este modelo recoge toda la tradición familiar de la firma.
En el mundo del automóvil hablar de familiares es sinónimo de hablar de Volvo, algunos sitúan el origen de este concepto en el Volvo Duett de principios de los 50, un modelo que recogía muchas de las caraterísticas que hoy definen a este tipo de carrocerías. No fue hasta los 90 cuando la serie 900 Station Wagon marcaba el inicio de los familiares tal y como los conocemos hoy en día. Heredero de esta tradición, el nuevo V60 mide sólo 18 centímetros menos que su hermano mayor el V90, mientras que supera a su predecesor en 12, toda una declaración de intenciones en lo referente a habitabilidad. De hecho se posiciona como uno de los wagon más espaciosos de la categoría, tanto en maletero como espacio de ocupantes.
Los genes salen a relucir
Con una mínima evolución estética frente a los últimos modelos de la firma, su estampa es una mera adaptación del V90 al segmento de las berlinas medias. El V60 está desarrollado a partir de la plataforma grande del grupo sueco, SPA, lo que le abre unos imponentes horizontes en materia de hibridación y electrificación. De hecho, este mismo año asistiremos al nacimiento de dos variantes híbridas enchufables denominadas T6 y T8 Twin Engine, y que anuncian una autonomía eléctrica de 45 kilómetros.
Tras haber conducido tanto el D4 como el T6, el nuevo V60 nos seduce por las misma virtudes que su hermano mayor, un comfort de marcha excepcional y un rodar estable que tarsmite una elevada sensación de seguridad, sobre todo en estas variantes sobradas de potencia. Lógicamente nos ha gustado más el rodar sigiloso del T6 que el D4, algo más tosco en su funcionamiento. En materia de suspensiones destaca el buen hacer del sistema de amortiguación adaptativa Four C, que nos permite elegir entre tres modos de dureza.