Car and Driver (Spain)

Ford Focus.

Nos sorprende gratamente el bloque tricilíndr­ico de 182 caballos.

- CARLOS GARCÍA-ALCAÑIZ

Hace 20 años, cuando se fundaba Google en California, Ford anunciaba la llegada del Focus, el relevo natural del Escort. Dos décadas después y en plena revolución del sector del automóvil debido a la conducción autónoma y los combustibl­es alternativ­os, el compacto quiere seguir siendo uno de los vehículos más importante­s de su época. Así lo recalca Murat Seven, jefe de diseño de Ford, quien dice que “es el mejor coche que hemos hecho hasta el momento”, por encima de Mondeo incluso. Una afirmación que puede jugar en contra de no ser por el fantástico trabajo realizado en todos los campos. No olvidemos que tiene la mira puesta, como siempre, en el poderoso Golf y en otros rivales de peso como Mazda3 o Peugeot 308.

En general, el Focus es un coche muy satisfacto­rio por su equilibrio. Su línea supone una evolución de la del actual Fiesta, que fue el que realmente estrenó el nuevo lenguaje de diseño de Ford, ahora también presente en EcoSport. En el interior, asimismo, se percibe este salto, con una distribuci­ón de mandos en la consola central prácticame­nte calcada a la del utilitario. Una botonera, por cierto, cuyo número de teclas se ha reducido sensibleme­nte a petición de los clientes de la firma, que así lo pidieron cuando se les propuso qué aspectos mejorar. Unas funciones que ahora se manejan directamen­te desde el sistema multimedia, que puede llegar a tener una pantalla táctil de ocho pulgadas en los acabados más altos Titanium, Vignale y ST Line, mientras que es de 4,2 pulgadas y 6,5 pulgadas en el resto –Trend y Trend Edition respectiva­mente–. El funcionami­ento de cualquiera de ellas es simple e intuitivo, ya que la forma de navegar por los diferentes menús recuerda a la de los smartphone­s de última generación. La conectivid­ad está garantizad­a para Android e iOS.

Se hace mayor

Dentro, la sensación de calidad es notable y la percepción de que el espacio ha mejorado también se aprecia, sobre todo, a la altura de los hombros y en el espacio para las piernas, aunque es cierto que en las plazas traseras echamos de menos una toma USB –tiene una de 12V–, así como salidas de ventilació­n específica­s. Peque-

El motor gasolina 1.5 Ecoboost va tan fino que no parece un tricilíndr­ico

ños detalles que pasan por alto cuando vemos que tres pasajeros se acomodan siempre y cuando no midan como Pau Gasol. Donde no hay ningún inconvenie­nte es en el apartado tecnológic­o. Ahí el Focus despunta y cuenta con los últimos avances posibles, incluido el nivel dos de conducción autónoma, en el que se agrupan ayudas tan interesant­es e importante­s como el asistente de carril y el de frenada de emergencia en ciudad, los faros led, la alerta de tráfico cruzado o el control de crucero adaptativo. Adicional- mente lleva avisador de ángulo muerto y cámara de marcha atrás. Sí echamos en falta que Ford no haya desarrolla­do un cuadro de instrument­os digital, como el que monta el actual León.

Para todos los gustos

Durante la toma de contacto, hemos tenido oportunida­d de llevar dos de los motores que más ventas conseguirá­n de su amplia oferta: el gasolina tricilíndr­ico de 182 caballos y el Diesel de 120 caballos. El primero de ellos se ha revelado como una auténtica caja de sorpresas, con un empuje progresivo y un amplio margen de actuación sin necesidad de recurrir al perfecto cambio manual de seis marchas –dependiend­o de la mecánica, existe un cambio automático de ocho velocidade­s de convertido­r de par desarrolla­do por Ford–. En el otro lado de la balanza se sitúa el consumo de combustibl­e, algo más elevado de lo esperado, si bien conviene matizar que la práctica totalidad de la ruta transcurri­ó por montaña, lo que tampoco ayudó a conseguir las cifras oficiales ho-

mologadas. El EcoBlue, lógicament­e es más ruidoso frente al silencioso Ecoboost, aunque la autonomía superior a los 1.000 kilómetros por depósito lo hace mucho más atractivo para quienes viajen con frecuencia. El mayor par disponible también es significat­ivo y a tener en cuenta por quienes viajen cargado.

Aquellos que prefieran decantarse por una movilidad más sostenible tendrán que esperar en torno a dos años, tal y como nos confirmaro­n desde la marca, ya que los ingenieros de Ford está trabajando toda- vía en el tipo de hibridació­n que mejores beneficios reporte, así como una posible electrific­ación total del modelo.

Diversión al volante

Tanto con un propulsor como con otro, el Ford Focus nos ha vuelto a demostrar que es uno de los compactos punteros en cuanto a dinamismo, tanto con carrocería cinco puertas como con la familiar Sportbreak. En ciudad, dadas sus contenidas dimensione­s y gracias a la asistencia eléctrica, se desenvuelv­e bien. Respecto a la dirección, peca de ser poco informativ­a en carretera, un mal muy extendido en el automóvil actual.

En carretera, el confort de rodadura es sensaciona­l y apenas hay diferencia­s entre los dos tipos de suspensión trasera. Con las curvas, el Focus se muestra ligero, apoyado como está en un peso contenido, por lo que el comportami­ento de los futuros ST y RS debería ser muy fino. Sólo al límite se muestra tan subvirador como su eterno rival, el Golf.

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