Ford Focus.
Nos sorprende gratamente el bloque tricilíndrico de 182 caballos.
Hace 20 años, cuando se fundaba Google en California, Ford anunciaba la llegada del Focus, el relevo natural del Escort. Dos décadas después y en plena revolución del sector del automóvil debido a la conducción autónoma y los combustibles alternativos, el compacto quiere seguir siendo uno de los vehículos más importantes de su época. Así lo recalca Murat Seven, jefe de diseño de Ford, quien dice que “es el mejor coche que hemos hecho hasta el momento”, por encima de Mondeo incluso. Una afirmación que puede jugar en contra de no ser por el fantástico trabajo realizado en todos los campos. No olvidemos que tiene la mira puesta, como siempre, en el poderoso Golf y en otros rivales de peso como Mazda3 o Peugeot 308.
En general, el Focus es un coche muy satisfactorio por su equilibrio. Su línea supone una evolución de la del actual Fiesta, que fue el que realmente estrenó el nuevo lenguaje de diseño de Ford, ahora también presente en EcoSport. En el interior, asimismo, se percibe este salto, con una distribución de mandos en la consola central prácticamente calcada a la del utilitario. Una botonera, por cierto, cuyo número de teclas se ha reducido sensiblemente a petición de los clientes de la firma, que así lo pidieron cuando se les propuso qué aspectos mejorar. Unas funciones que ahora se manejan directamente desde el sistema multimedia, que puede llegar a tener una pantalla táctil de ocho pulgadas en los acabados más altos Titanium, Vignale y ST Line, mientras que es de 4,2 pulgadas y 6,5 pulgadas en el resto –Trend y Trend Edition respectivamente–. El funcionamiento de cualquiera de ellas es simple e intuitivo, ya que la forma de navegar por los diferentes menús recuerda a la de los smartphones de última generación. La conectividad está garantizada para Android e iOS.
Se hace mayor
Dentro, la sensación de calidad es notable y la percepción de que el espacio ha mejorado también se aprecia, sobre todo, a la altura de los hombros y en el espacio para las piernas, aunque es cierto que en las plazas traseras echamos de menos una toma USB –tiene una de 12V–, así como salidas de ventilación específicas. Peque-
El motor gasolina 1.5 Ecoboost va tan fino que no parece un tricilíndrico
ños detalles que pasan por alto cuando vemos que tres pasajeros se acomodan siempre y cuando no midan como Pau Gasol. Donde no hay ningún inconveniente es en el apartado tecnológico. Ahí el Focus despunta y cuenta con los últimos avances posibles, incluido el nivel dos de conducción autónoma, en el que se agrupan ayudas tan interesantes e importantes como el asistente de carril y el de frenada de emergencia en ciudad, los faros led, la alerta de tráfico cruzado o el control de crucero adaptativo. Adicional- mente lleva avisador de ángulo muerto y cámara de marcha atrás. Sí echamos en falta que Ford no haya desarrollado un cuadro de instrumentos digital, como el que monta el actual León.
Para todos los gustos
Durante la toma de contacto, hemos tenido oportunidad de llevar dos de los motores que más ventas conseguirán de su amplia oferta: el gasolina tricilíndrico de 182 caballos y el Diesel de 120 caballos. El primero de ellos se ha revelado como una auténtica caja de sorpresas, con un empuje progresivo y un amplio margen de actuación sin necesidad de recurrir al perfecto cambio manual de seis marchas –dependiendo de la mecánica, existe un cambio automático de ocho velocidades de convertidor de par desarrollado por Ford–. En el otro lado de la balanza se sitúa el consumo de combustible, algo más elevado de lo esperado, si bien conviene matizar que la práctica totalidad de la ruta transcurrió por montaña, lo que tampoco ayudó a conseguir las cifras oficiales ho-
mologadas. El EcoBlue, lógicamente es más ruidoso frente al silencioso Ecoboost, aunque la autonomía superior a los 1.000 kilómetros por depósito lo hace mucho más atractivo para quienes viajen con frecuencia. El mayor par disponible también es significativo y a tener en cuenta por quienes viajen cargado.
Aquellos que prefieran decantarse por una movilidad más sostenible tendrán que esperar en torno a dos años, tal y como nos confirmaron desde la marca, ya que los ingenieros de Ford está trabajando toda- vía en el tipo de hibridación que mejores beneficios reporte, así como una posible electrificación total del modelo.
Diversión al volante
Tanto con un propulsor como con otro, el Ford Focus nos ha vuelto a demostrar que es uno de los compactos punteros en cuanto a dinamismo, tanto con carrocería cinco puertas como con la familiar Sportbreak. En ciudad, dadas sus contenidas dimensiones y gracias a la asistencia eléctrica, se desenvuelve bien. Respecto a la dirección, peca de ser poco informativa en carretera, un mal muy extendido en el automóvil actual.
En carretera, el confort de rodadura es sensacional y apenas hay diferencias entre los dos tipos de suspensión trasera. Con las curvas, el Focus se muestra ligero, apoyado como está en un peso contenido, por lo que el comportamiento de los futuros ST y RS debería ser muy fino. Sólo al límite se muestra tan subvirador como su eterno rival, el Golf.