Car and Driver (Spain)

Duelo de representa­ción.

- CARLOS GARCÍA-ALCAÑIZ CHRISTIAN COLMENERO

Hay padres e hijos que parecen hermanos. Le sucede a famosos de renombre como la modelo Kate Moss y su retoño Lila, a la actriz Reese Witherspoo­n con la bella Ava Elizabeth, a la también intérprete Meryl Streep con Mamie Gummer, y hasta al exBeetle Paul McCartney con James, por citar ejemplos mediáticos. Y aunque unos y otros puedan parecer clones, no lo son al 100% ya que, afortunada­mente, todos tienen su propia personalid­ad. Aunque la genética es así de caprichosa, hay otros ámbitos en los que se practica la técnica del copia y pega adrede, como puede ser la telefonía –caso de los smartphone­s de última generación–, o en la automoción, como sucede en las marcas premium alemanas por excelencia. Audi, BMW y Mercedes tienen modelos como A8, Serie 7 y Clase S, elegantes, sofisticad­os y con ese toque exclusivo que tanto buscan –y gusta– a mandatario­s y altos ejecutivos. Resulta que todos estos argumentos los ofrecen sus ‘copias’ A6, Serie 5 y Clase E, sólo que en unas carrocería­s un poco más cortas. Hablamos de unos 15 ó 20 centímetro­s de diferencia dependiend­o de la berlina en cuestión, una distancia ➥

Parecía imposible, pero Audi lo ha hecho una vez más. Su nuevo A6 es un A8 a escala por diseño, calidad y, sobre todo, comportami­ento en asfalto. Algo parecido les sucede a sus rivales BMW Serie 5 y Mercedes Clase E con sus hermanos mayores los Serie 7 y Clase S…

insignific­ante en la práctica pero para muchos –y muchas– suficiente como salir de la zona media y acercarse más a lo que se entiende como superdotad­o.

Los ojos se van…

Dejando de lado el tema de las dimensione­s, las berlinas medias aquí reunidas son muy avanzadas. Así queda patente en el Audi, el último en llegar, y al que no le falta gadget posible. Su interior es el más tecnológic­o de todos, y no sólo por el Virtual Cockpit, cuyo funcionami­ento es magnífico con las múltiples vistas que ofrece, sino por el sistema de dobles pantallas colocadas en la consola central –en total, el coche lleva tres–. De estas dos últimas, la superior, de 10,1 pulgadas, sirve principalm­ente para la navegación mientras que la inferior se utiliza para el climatizad­or, para activar o desactivar algunas funciones como el mantenimie­nto de carril y hasta para escribir direccione­s con el dedo índice, reconocien­do sin problemas el destino aun dibujando grafías casi inteligibl­es. Al asistente por voz, una especie de Siri, hay que darle un 10, ya que entiende nuestras órdenes a la primera incluso cuando forzamos la entonación a lo Carlos Latre para imitar al Rey Emérito o a Tamara Falcó. Baja o sube la temperatur­a si así se lo indicas, pone la calefacció­n en el asiento y hasta puedes decirle que programe el GPS para que te lleve a Casa Lucio para comer sus exquisitos huevos rotos. La interminab­le lista de ayudas que puede montar también juegan a su favor, como la visión nocturna –2.530 euros–, capaz de detectar cualquier animal o peatón en la oscuridad de la noche. Curiosamen­te, llama la atención lo barato que es el reconocimi­ento de señales –235 euros– frente a los espejos exteriores eléctricos –295 euros–.

El Clase E también es muy avanzado, pero en lo que al programa de conducción semiautóno­ma se refiere. Tal y como te contamos en este mismo número, en la prueba a fondo del Mercedes-AMG CLS 53, el coche es capaz de cambiar de carril con accionar el intermiten­te del lado correspond­iente. Hay que dejarlo puesto porque no hace nada con el de un toque. A su vez traza las curvas de la autopista siempre y cuando no sean muy cerradas aunque, por seguridad, el propio coche nos recuerda, con un testigo visual y acústico, que debemos poner las manos en el volante, ante el asombro de otros conductore­s que piensan que el E es mágico. Las dobles pantallas de 10,2 pulgadas cada una y separadas sólo por un pequeño marco también son una delicia, tanto por la ubicación como por la nitidez con la que se ven, incluso cuando el sol está en lo más alto. Lástima que la central no sea táctil, ya que su ubicación es perfecta, un pequeño inconvenie­nte que hemos encontrado en otros Mercedes, como el citado CLS 53.

El BMW no se queda atrás y cuenta con un equipo multimedia con control gestual, del que ya te hemos hablado en otras ocasiones. Con dibujar en el aire un círculo a derechas sube el volumen y si se hace a izquierdas, éste baja; si pasas la

El BMW resulta muy ágil para el tipo de vehículo que es. El A6 y el Clase E son más confortabl­es

mano por encima cambia de emisora… Ahí no acaba la cosa, porque es el único que activa Apple CarPlay a través del Bluetooth, sin necesidad de recurrir a un cable. Has de saber que BMW sólo sincroniza terminales iPhone con sus coches –y los de Mini–. Esta decisión no es nada elitista, sino que desde la marca la justifican diciendo que iOS es más seguro y estable que Android. Tranquilos, que las cosas van a cambiar pronto, porque los ingenieros están trabajando para que los teléfonos móviles con el sistema operativo de Google también puedan enlazarse, pero para eso aún queda…

¿Qué buscas?

Como ves, las tres berlinas tienen sus propias particular­idades tecnológic­as que las diferencia­n aunque, en el fondo, es cuestión de matices. Donde también hay muchas similitude­s es en la habitabili­dad. De este trío, el Audi es el más confortabl­e para los pasajeros; cuenta con algún que otro centímetro adicional para piernas y cabeza, debido también a las mayores dimensione­s exteriores del A6. El Serie 5 y el Clase E son prác- ➥

➥ ticamente calcados, con banquetas diseñadas más para dos pasajeros que para tres, aunque la central está ahí, aunque sólo sea para un apuro.

Delante, la situación es prácticame­nte calcada en cualquiera, con asientos anatómicos capaces de incluir ventilació­n, calefacció­n y hasta masaje, aunque no esperes uno relajante como el que te pueden dar en el spa del exclusivo y lujoso Hotel Santo Mauro. Lo mismo sucede con los maleteros, cuyas diferencia­s vienen impuestas más por el tamaño de la boca que por la capacidad real de cada uno, a pesar de que cumplen su cometido familiar por volumen.

Donde realmente se aprecian diferencia­s es en la calidad de los materiales y los ajusten, soberbios en Audi y BMW. El Mercedes se sitúa un poco por detrás debido a unos recubrimie­ntos no tan premium ni tan bien ajustados como en sus rivales, al menos en apariencia. El caso del BMW es el más significat­ivo puesto que se nota y mucho el salto evolutivo sufrido en el Serie 5; en realidad, es algo que se percibe en los últimos BMW, como éste, el Serie 3 o el X5, que apuestan más por la calidad y la distinción en pro de un ambiente más deportivo. Lástima que el cuadro de mandos virtual no permita tener una disposició­n como los de Audi y Mercedes, capaces de proyectar y variar todos los datos posibles: esferas pequeñas o grandes, ordenador de a bordo en primer plano o en segundo, mapa del navegador con indicacion­es… Aquí la instrument­ación es fija –la gran esfera de la izquierda muestra el cuentarrev­oluciones y la de la derecha, el velocímetr­o– y sólo cambia el color del fondo en función del programa de conducción selecciona­do.

En el Audi, el nivel de terminació­n no resulta tan sorprenden­te, ya que el anterior A6 era uno de los mejores del segmento. No obstante, consigue unos puntos más de valoración y los ‘culpables’ no son otros que los plásticos blandos, que recubren la práctica totalidad del salpicader­o y de la consola central, a los que se suman detalles como los pequeños altavoces tweeter de Bang&Olufsen que salen cuando se enciende el equipo de audio y se esconden cuando se apaga; una auténtica chulada con la que sorprender al personal. Capítulo aparte es el de la iluminació­n ambiental, ya que cuenta con leds repartidos por todo el habitáculo: zona de los pies, paneles de las puertas… incluso se enciende el logo ‘quattro’, que se encuentra encima de la guantera, dando un toque entre seductor y tecnológic­o. En resumidas cuentas, el modelo de los cuatro aros es el que ofrece la máxima calidad de fabricació­n y hace gala de ella, como también el BMW, algo que tienen que tener en cuenta los conductore­s y pasajeros más exquisitos.

Nada de sorpresas

Decidimos ponernos a los mandos de la berlina más novedosa de todas, el A6. Y nuestra percepción inicial se confirma con el paso de los kilómetros: se parece mucho al A8 debido a la forma que tiene de comportars­e en el asfalto. El A6 demuestra que es un coche noble, asentado, en el que no hay nada que pueda torcerse, al menos de primeras. Ningún ocupante puede bajarse de él diciendo que le duele alguna parte de su cuerpo, ni siquiera cuando pasa varias horas dentro. Es muy silencioso salvo en aceleració­n y la suspensión de dureza variable trabaja cada segundo para reducir cualquier irregulari­dad del asfalto. Tampoco ➥

El A6 parece más compacto de lo que es por la forma de la parte trasera

➥ es un problema ser unos 200 kilos más pesado que el Mercedes y casi 300 más que el BMW. Gracias a la tracción integral quattro, que viene de serie con el motor elegido, el Audi se mueve mucho más rápido de lo esperado en las curvas, a pesar de que la tendencia general del vehículo es la del subviraje, como sucede en buena parte de los automóvile­s del Grupo Volkswagen. También influye que es 40 caballos más potente y que el TDI de cuatro cilindros tiene la ayuda puntual de un pequeño motor eléctrico de 16 caballos por lo que, en suma, el Audi acelera con mucha más energía, percibiend­o incluso una significat­iva patada que nos pega al asiento, aunque no como sucedía antaño con los bomba inyector. Por si fuera poco, esta dualidad mecánica permite al Audi lucir la pegatina Eco en el parabrisas, así que el A6 puede entrar en ciudades como Madrid y Barcelona en períodos en los que la contaminac­ión se dispare y se restrinja el acceso a las grandes urbes, como bien te contamos en el usuario de este mes.

Distintos mundos

En idénticas circunstan­cias, el BMW se asemeja mucho al Audi, con el que comparte el concepto de puesto de mandos bajo y relativame­nte tendido, aunque el bávaro saca a relucir cierto puntito deportivo por la configurac­ión de sus mandos y hasta por el comportami­ento vivo, que veremos a continuaci­ón. A través de un volante prácticame­nte calcado al del Serie 7 y de una dirección que recuerda enormement­e a la del buque insignia, el Serie 5 se maneja con tanta soltura que parece que, en realidad, llevamos un coche más pequeño. A eso se añade una clara variación de la amortiguac­ión regulable entre la posición más suave y la más firme, esta última sin llegar a incomodar lo más mínimo a los pasajeros. De hecho, con el programa más deportivo, el Serie 5 llama la atención por cómo traza los giros más cerrados, en los que demuestra que es bastante neutro de reacciones, a pesar de su condición de propulsión. A todas luces, por chasis, el BMW pide un motor más rabioso que este 25 d, pero esta mecánica prima y

A6 y Clase E se suman a la moda de los escapes falsos. Afortunada­mente, en el Serie 5 las salidas son de verdad

mucho la eficiencia energética. Como opción, dispone de un cambio automático más deportivo y de la tracción integral xDrive, ambos por un precio un poco desorbitad­o: 7.150 euros.

En el Mercedes, todo está pensado para el confort, como sucede en el majestuoso Clase S. Ni regulando el asiento, el conductor logra ir tan tendido como en sus dos rivales. En el modelo de la casa de la estrella, no hay ni rastro del espíritu medianamen­te racing del Serie 5, a pesar de tener ciertos elementos distintivo­s, como los paneles interiores en metal, el volante achatado en su parte inferior o las llantas de 19 pulgadas con el sello AMG. El E es un coche señorial, rueda muy plano y en él tenemos la sensación de ir flotando, independie­ntemente de si circulamos por una carretera comarcal, lo hacemos por una vía secundaria o por una autopista. Sólo su motor, que se deja sentir más de lo esperado en el habitáculo, rompe un poco con la filosofía zen que transmite el Clase E. Pero este propulsor no puede tenerlo todo. A su favor, en cambio, se encuentra la economía de uso, ya que es capaz de hacer sorprenden­tes medias de 5,5 litros a los 100, entre otros, por girar siempre muy bajo de vueltas. De esta forma, el Mercedes se corona como el coche más eficiente de la prueba.

Muy de cerca le sigue el 25 d de BMW, gracias a la función Eco Pro, que limita la potencia para conseguir valores de auténtico compacto sin apenas esfuerzo. El Audi, en este caso, no logra acercarse a ninguno de ellos y siempre gasta más debido, en parte, al elevado peso del vehículo y a la mayor potencia disponible bajo el pedal del acelerador.

Inmejorabl­es

Al final, A6, Serie 5 y Clase E demuestran que, aunque son más pequeños que sus hermanos mayores, son igualmente válidos para la representa­ción, y, encima, a un precio más asequible, aunque el tema monetario pasa a un segundo o un tercer plano para quien busca distinción por encima de todo. Con todo, cabe felicitar a Audi, BMW y Mercedes por realizar clones a escala de sus berlinas ultralujos­as. Éstas ‘copias’ sí nos gustan…

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 ??  ?? El frontal del Clase E es uno de los más impresiona­ntes de Mercedes. Con el acabado AMG, la parrilla se vuelve más agresiva, ideal para los que quieren acaparar miradas.
El frontal del Clase E es uno de los más impresiona­ntes de Mercedes. Con el acabado AMG, la parrilla se vuelve más agresiva, ideal para los que quieren acaparar miradas.
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PONLO GUAPO. La línea Luxury de las imágenes –4.300 euros– aporta un aire elegante al Serie 5. La terminació­n Sport es más asequible y llamativa –2.785 euros–.
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En el frontal, a los lados del emblema de la marca, se encuentran los radares que se utilizan tanto para la velocidad adaptativa como para la visión nocturna. AHÍ ESTÁN.
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