Audi A1. Sólo con motores gasolina.
El vehículo más pequeño de Audi deja atrás su imagen aburrida para ofrecer, en esta segunda generación, más equipamiento, más espacio y deportividad a raudales
Si algo ha caracterizado siempre a la marca alemana es la constante búsqueda de soluciones únicas y evoluciones radicales. Un detalle que se ha vuelto a poner de manifiesto en la segunda generación del A1. Atrás queda la estética seria y sobria de su p r i me r a e d i c i ó n a s í c o mo s u justo habitáculo o el reducido maletero.
En esta ocasión, la marca ha optado por utilizar la plataforma modular MQB A0 para crear un vehículo redondo. Su l ongit ud ha ga nado 5, 6 c e nt í metros –midiendo ahora 4,03 metros– lo que ha supuesto espacio extra en el habitáculo y un cofre con 335 litros de ca- pacidad. Exteriormente su imagen se ha vuelto más musculosa y agresiva, utilizando elementos tan vistosos como las tres entradas de aire de su capó que recuerdan a las del mítico Audi Sport quattro. Esta impronta continúa dentro, encontrándonos con formas angulosas que configuran el salpicadero y le dan un toque de lo más exclusivo.
Sólo en gasolina
La oferta mecánica para el A1 se configura únicamente con motores de gasolina turboalimentados de inyección directa y con la novedad del filtro de partículas. Las cuatro versiones cuen- tan con tracción delantera y sus potencias van desde 95 hasta 200 caballos. En función del propulsor podrá contar con una transmisión manual –de cinco y seis velocidades– o la automática S- Tronic c on s e i s o s i e t e r e l a c i ones según el modelo escogido.
Nosotros, después de probar todas sus variantes, nos quedamos con la de 116 caballos ya que se muestra ágil y ligera para el uso diario y cuenta con unos consumos realmente bajos. En el caso de que viajemos con asiduidad y vayamos cargados, el 150 se acercará más a tus necesidades.