Ford Focus ST. Disponible con dos motores.
Regresa uno de los GTI más divertidos y especiales de todos los tiempos con un chasis que se puede disfrutar con un portentoso motor gasolina turbo de 280 caballos o con un equilibrado Diesel de 190 caballos. ¿Cuál prefieres?
Las mismas carreteras de la Costa Azul por las que descubrimos el rediseño del Mustang, la versión cinematográfica Mustang Bullit y la cuarta generación del Focus, son las que nos han servido para conocer en profundidad lo nuevo de Ford Performance: el Focus ST. Se trata de la variante más deportiva del compacto a la espera de que llegue un hipotético RS híbrido con una potencia próxima a los 400 caballos algo que, de suceder, no sería antes de 2021. El ST que nos ocupa es perfecto para calmar las ansias de los conductores que buscan un compacto deportivo. Y lo hace tanto para los amantes de la gasolina como para los que prefieren el Diesel, pues el ST se comercializa con un Ecoboost de 280 caballos y con un Ecoblue de 190 caballos, ambos con tracción delantera y cambio manual de seis marchas. Esta dualidad mecánica ya estaba disponible en la anterior generación del modelo, con 250 y 185 caballos respectivamente.
Potencia bruta
Más allá del propulsor, el Focus ST tiene un kit de carrocería específico que, como no podía ser de otra forma, realza sus atributos. Está compuesto por paragolpes, faldones, difusor y llantas de 19 pulgadas. Dentro, la personalización del modelo es más discreta pues lo que más llama la atención son unos asientos firmados por Recaro; no llegan a ser unos bacquets de verdad, pero cumplen con su cometido. Son muy confortables aunque serían perfectos si tuviesen un poquito más de agarre lateral. La instrumentación también varía para ofrecer más datos al conductor, como la presión del turbo, y el volante incluye dos nuevos botones: S y Mode. Con pulsar el primero, el chasis del Focus ST se configura con la opción más deportiva dentro de las ‘normales’. Decimos esto porque existe uno más extremo denominado Track Mode destinado únicamente a circuito y que viene con el paquete opcional Performance –desconecta parcialmente la electrónica y endurece la asistencia del pedal del freno para parecerse a un coche de carreras–. Con el otro, Mode, el conductor varía el set up del coche entre los programas predefinidos.
Como hemos comentado, el Focus ST se comercializa con dos motores. Durante nuestra toma de contacto únicamente hemos tenido oportunidad de con- ➥
➥ ducir el gasolina, el único que puede asociarse a una caja de cambios automática de siete relaciones que tampoco hemos tenido ocasión de probar, llegará antes de que acabe el año. Esta motorización, un cuatro cilindros turbo de 280 caballos, es una mecánica conocida dentro de Ford, pues se usaba en el anterior Focus RS y ahora lo lleva el Mustang. Se asocia a un cambio de marchas manual que no llega al nivel de precisión del que monta un Honda Civic Type R, cuyas relaciones son más cerradas y el pomo está ubicado en una posición más ‘a mano’. En la del Ford, resulta curioso escuchar los engranajes cuando se maneja, al más puro estilo de un supercar. Esta transmisión cuenta con una función Rev-Matching que simula un punta tacón en las reducciones, un instrumento que conocemos bien pues lo monta buena parte de sus rivales. Gracias a este artilugio controlado de forma electrónica, somos capaces de salir de las curvas con más alegría, sin caída de vueltas. A esto hay que añadir que el eje delantero de este vitaminado Focus incluye un diferencial autoblocante, verdadero artífice de la excelente motricidad del compacto. Sólo si lo forzamos aparece un subviraje difícilmente gestionable por el mismo.
En líneas generales, el ST parece un coche más pequeño y ligero de lo que en realidad es, pues tiene una sorprendente capacidad de virar plano, apoyado como está en un peso de tan sólo 1.508 kilos. El motor de gasolina también tiene mucho que decir, pues tiene una sorprendente elasticidad y un extraordinario empuje a partir de 3.000 vueltas, a costa eso sí, de ser un poco ‘tragón’.
Por descubrir
También sorprende la rigidez del conjunto. En ningún momento el chasis se ‘retuerce’, y eso se aprecia en los plásticos del habitáculo, perfectamente encajados y sin ‘crujidos’. El sonido desde fuera recuerda al de un WRC por los petardzos de la válvula de descarga, que se encarga de poner la guinda a este excitante pastel creado por Ford Performance. Dentro del habitáculo, la melodía que se escucha procede de los altavoces. Aunque es de los más reales de todos los probados hasta la fecha, sigue teniendo un componente artificial. Curiosamente, con el paso de los kilómetros, te acabas acostumbrando.
La suspensión de dureza variable del Focus ST es firme incluso en su posición más confortable, que se activa con los programas más normales. En este sentido recuerda a la del Hyundai i30 N Performance. En la más radical, que a su vez varía entre Sport y Track Mode, resulta algo más efectiva en conducción deportiva pues permite un paso por curva más rápido, pero puede ser algo incómoda en tráfico urbano. Hay que añadir que esta versión tiene muelles un 20% más rígidos delante mientras que los de detrás son un 13% superior a los del Focus estándar. La dirección, por su parte, también modifica su grado de asistencia y tiene una precisión exquisita cuando toca enlazar curvas. Por último, los frenos, del especialista Brembo, consiguen hacer frente a la fatiga de forma extraordinaria, aguantando estoicamente los tramos más ratoneros de la carretera. Los discos delanteros son de 330 milímetros y, los traseros, de 302 milímetros.
Por todo lo anterior, el Focus ST es digno merecedor de la etiqueta GTI, pues puede enfrentarse sin problemas a los Seat León Cupra, Hyundai i30 N, Renault Mégane RS y compañía. El ST Ecoboost tiene un coste de 35.150 euros e incluye de serie faros de led, sensores de parking delanteros y traseros, cámara de marcha atrás, asientos anteriores calefactados, navegador de ocho pulgadas y alarma, por lo que se convierte en uno de los compactos deportivos más equipados del momento ya que la lista de extras es bastante contenida. De la versión Diesel aún no hay precio oficial, como tampoco de la carrocería familiar pues con ellos pasa igual que con la transmisión automática del gasolina, que llegan antes de que acabe el año.