Bentley Continental GT. Uno de los Gran Turismo más lujosos del momento.
Es más largo, más ligero, más lujoso y más poderoso. La última generación del Bentley Continental GT mejora en todo para lo que fue creado en un principio: cubrir distancias enormes a velocidades extremas
Estoy convencido, qué digo, segurísimo, de que cualquier berlina de representación estaría retorciéndose y sufriendo a este ritmo. Sin embargo, un Gran Turismo encuentra la calma cuando la aguja del velocímetro alcanza las cifras más altas. Porque un Gran Turismo es la clase de automóvil en la que su conductor puede aproximarse sigilosamente a velocidades endiabladas sin molestar a sus pasajeros, quienes no serán conscientes de lo rápido que se mueven de no ser por el breve zumbido del tráfico y por la sonrisa que se dibuja –casi de manera automática– en el rostro de quien se ha prestado a llevarles. Y hoy en día no hay mejor representante que el Bentley Continental GT que suscribe estas líneas. ¡Si hasta sus siglas hacen referencia a la categoría!
Pero no solo del nombre vive el Continental. Su filosofía impregna cada tuerca, tornillo o pespunte de este opulento cupé. Es un meteorito capaz de cruzar el continente de la forma más cómoda y más rápida imaginable. ¿Un masaje a 322 kilómetros/hora? Eso es de lo que trata un Gran Turismo.
Misil tierra-tierra
En realidad, para ser completamente certeros, a 333 kilómetros/hora. Esa es la punta que el Continental GT es capaz de alcanzar según Bentley. Normalmente, preferimos ser nosotros mismos quienes verifiquemos tales cifras, pero los lugares donde realizarlo de manera segura son escasos en la región en la que nos movemos… Por lo que tendremos que confiar en la palabra británica.
Ahora bien, no hay razón para dudar de tal afirmación. La última evolución realizada en el W12 biturbo de 6.0 litros consigue generar 44 caballos más de potencia y 18,38 kilográmetros de par que su predecesor, llegando ahora hasta nada menos que los 635 caballos y los 91,80 kilográmetros respectivamente. No es de extrañar, por tanto, que durante nuestro recorrido, el ‘Conti’ GT alcanzara repetidamente los 260 por hora sin drama alguno.
Aunque bueno, quizá lo de “sin drama” no llegue a ser muy correcto si no se cerciora antes de haber sujetado bien su equipaje. Porque ya le hemos avisado. Este Continental GT es un auténtico misil que, gracias al sistema Launch Control, alcanza los 100 kilómetros/hora en tan solo 3,7 segundos y cubre el
cuarto de milla –400 metros– en 11,5 segundos a casi 200 kilómetros/hora. A partir de ahí, todo lo que viene después será coser y cantar.
Sí, su dirección sigue siendo demasiado pesada y lenta al girar de manera continuada, y puede que su zaga se insinúe de vez en cuando, pero a poco que la conexión entre ambos vaya siendo más fuerte, ni la primera le parecerá tan poco informativa, ni la segunda tan aterradora. Con un balanceo de la carrocería apenas existentes, este GT devorará cualquier carretera con la facilidad con la que Joey Chesnut engulle 74 perritos calientes en 10 minutos.
En este sentido, la ‘culpa’ se divide en varios frentes. Por un lado, la plataforma sobre la que se sostiene: la MSB del Grupo Volkswagen, la misma que da vida al Porsche Panamera y cuya construcción incluye en un amplio porcentaje el aluminio. Por otro, los frenos, que sin llegar a ser carbocerámicos no dieron síntomas de fatiga en ningún momento.
El nuevo reparto de pesos o el revisado sistema de tracción son otros de los puntos a destacar. Respecto a lo último, Bentley ha variado del 40/60 fijo de antes se ha pasado a un reparto variable que envía hasta el 38 por ciento de la fuerza al eje delantero en condiciones normales reduciéndola hasta el 17 al seleccionar el modo Sport.
Pensado para disfrutar
Como cierre no hay que olvidar el excelso trabajo de la transmisión de doble embrague y ocho relaciones ‘a secas’ –la PDK que Porsche emplea en su Panamera– o la ‘santísima’ trinidad formada por los amortiguadores adaptativos, los resortes neumáticos y las estabilizadoras activas que este GT incorpora de serie en su equipamiento dinámico.
Dado el gran paso que han dado fabricantes como Audi o BMW en materia de interiores, para una marca como Bentley cada vez le resulta más complicado diferenciarse. Pero este Continental GT lo consigue. El cuero desprende tal aroma que si ha olvidado dónde lo ha dejado, podrá guiarse simplemente con el olfato a poco que hay dejado ligeramente bajada la ventanilla, mientras que cada unidad emplea más de nueve metros cuadrados de madera, siendo necesarias más de nueve horas de creación y ajuste por parte de sus artesanos.
Más diferencias. Los paneles de las puertas y los asientos se ofertan con un nuevo tipo de tapizado acolchado que la firma bautiza como “diamante en diamante”. Los asientos, precisamente, son una de esas partes que ha sido objeto de estudio. Son la parte esencial en un Gran Turismo y, de nuevo, en este GT se postulan como la referencia.
Pero no todo son cumplidos. Algunas superficies cromadas o las molduras escogidas para nuestra unidad de pruebas llegan a provocar destellos en función de por dónde entre la luz. Igualmente, aunque Bentley nos hable de un 2+2, las dos plazas traseras en realidad rozan lo testimonial, sin olvidar la zona de acristalamiento trasera –ventanillas y luneta–, probablemente la más estrecha que recordemos en un vehículo con motor delantero.
El talonario por delante
Por último: el precio. Somos conscientes que Bentley no realiza coches para todo el mundo, pero este GT puede vaciar su cuenta bancaria tan rápidamente como despacha 1.000 kilómetros. Sobre los 230.000 euros de los que parte, nuestro protagonista añadió otros 60.000 en extras. A fin de cuentas, este Continental GT es un Gran Turismo y en su significado más puro, el precio se dispara tan rápido como su velocidad.
Reubicado en la plataforma MSB de VW, es ágil dinámico y extremadamente veloz