Comparativa: Lexus ES y Volvo S90. Alternativas a las berlinas alemanas premium.
Situado por debajo del LS, el Nuevo ES quiere convertirse en la referencia entre las berlinas premium alternativas aunque el Volvo S90 no de lo pone nada fácil.
Los departamentos de marketing de las marcas de coches siempre hacen estimaciones de ventas de cada modelo que llega al mercado. A veces son optimistas y creen que literalmente se los van a quitar de las manos y otras son más cautos, pensando que el producto va a tardar en ‘cuajar’. En Lexus creían que esto último era lo que iba a suceder con su nueva berlina, la ES, pero según nos explicaron los responsables de la marca en una charla informal, el volumen de pedidos es muy alto, como también lo es del crossover UX. En mercados como el japonés o el norteamericano, Lexus es una de las firmas favoritas de todo el que busca un automóvil de lujo mientras que, en Europa, los gustos son diferentes porque la primera opción que siempre se baraja es la de un fabricante alemán. Por eso mismo, cuando uno estudia el reparto de la tarta, comprueba que este segmento se lo racionan principalmente Audi, BMW y Mercedes con sus respectivos A8, Serie 7 y Clase S. Pero, por suerte, hay alternativas a este trío, como el mismo ES o el siempre interesante S90 de Volvo. Precisamente el nipón y el sueco dan una lección de estilo y de saber estar como nunca antes lo habíamos visto en una categoría en la que cada detalle se mira con lupa…
Sin tacha
Para que te hagas una idea del nivel del Lexus, la palabra que mejor lo define es calidad. La construcción del ES es magnífica, con una terminación exquisita. No hay plásticos de segundo nivel ni si- ➥
quiera en la parte inferior del salpicadero, como tampoco hay ajustes que desentonen, por ejemplo, en las guanteras. Así que podemos decir que todo es perfecto… hasta que toca manejar el sistema multimedia. Una vez más Lexus apuesta por un funcionamiento complejo, con varios menús y submenús, y un navegador cuyos gráficos están realmente desfasados para lo que se estila hoy en día. Pero lo verdaderamente incómodo de manejar es el equipo de infoentretenimiento, ya que se realiza a través de un joystick y unos botones que requieren apartar la vista y dedicarle más atención de la requerida. Afortunadamente la pantalla es grande, de 12,3 pulgadas, de buen brillo y contraste aunque no es táctil. En el otro lado de la balanza se encuentra el Head Up Display que, por tamaño, recuerda al de los últimos de BMW. Una herramienta, en definitiva, sobresaliente, sin reflejos y que facilita la conducción.
El S90 también tiene una calidad de fabricación exquisita. Su habitáculo huele a cuero, material usado en el tapizado de los asientos, y ese olor queda impregnado en nuestra ropa durante horas, a modo de perfume. El cuadro es digital como el del Lexus, pero el del ES tiene sus particularidades. No puede reproducir las indicaciones del navegador como lo hace el del Volvo, pero sí varía la instrumentación en función del programa de conducción. También muestra más o menos información, y lo hace desplazando la esfera hacia a la izquierda gracias a un motorcillo. Esta curiosa presentación ya la hemos visto en otros coches de la marca japonesa y nos ha entusiasmado.
Doblemente interesante
El eterno debate de gasolina o Diesel llega hasta estas berlinas de representación. Aquí Lexus no da opción: su ES sólo se
comercializa con una motorización híbrida de 218 caballos y no está previsto ni a medio ni a largo plazo que llegue otro propulsor, como nos confirmaron recientemente desde Lexus España. Al ser híbrido, el ES luce la pegatina Eco en el parabrisas, por lo que puede entrar en las ciudades cuando hay períodos de restricción al tráfico por culpa de la contaminación ambiental. La eficiencia energética de la mecánica híbrida es incuestionable, pues permite hacer medias reales de menos de seis litros a los 100, que pueden bajar más en el caso de activar el modo de conducción más tranquilo. Y esto
es posible gracias a la evolución de la parte eléctrica del coche, pues es capaz de rodar a 120 kilómetros/hora sin consumir una gota de combustible… siempre y cuando la batería de hidruro de níquel, colocada bajo el asiento trasero, tenga energía. Afortunadamente, la operación de carga es mucho más rápida que en otros modelos de la casa japonesa. Por lo demás, el Lexus es un coche muy tranquilo, con una aceleración muy lineal y ‘ruidosa’ por culpa del cambio de variador continuo, que revoluciona el motor al máximo hasta que conseguimos la velocidad deseada. Aún así, existe la posibilidad de engranar unas marchas virtuales a través de las levas ubicadas tras el gran volante; con ellas se consigue que el motor baje de vueltas, pero el sistema toma el control de inmediato y la situación vuelve a repetirse a los pocos segundos.
En el caso del Volvo, la oferta mecánica es muy amplia, aunque la que más se puede asemejar a la del Lexus por rendimiento y consumos es la Diesel D4 con 190 caballos. Con este motor, el S90 se mueve con cierto desparpajo, aunque sin grandes florituras, pues tiene que arrastrar 1.800 kilos del vehículo, acompañantes y equipaje al margen. Con este cuatro cilindros, el Volvo hace las mismas medias que su rival, unos seis litros a los 100. Lógicamente por su condición de Diesel, suena y vibra más que el híbrido de Lexus, pero gracias a un habitáculo tremendamente aislado, la percepción es menor de lo esperado.
Además de coincidir en el gasto de carburante, los dos son muy parecidos en cuanto a confort. El Lexus lleva de serie la suspensión de dureza variable mientras que en el Volvo hay que desembolsar 1.197 euros por el chasis Four-C. Es un extra de los más recomendados porque cambia y mucho el comportamiento del S90 en curvas. Precisamente ninguno de
Son berlinas de representación que pueden usar políticos o empresarios sin que se transmita imagen de frivolidad
los dos es muy ágil en zonas ratoneras, pero con estas amortiguaciones, ambas berlinas reducen de forma significativa los balanceos que se puedan producir. El ES F Sport, a su vez, tiene un tacto diferente al de sus hermanos de gama, ya que añade unos neumáticos más anchos y de menor perfil y cuenta con una dirección más precisa y más dura, algo a tener en cuenta para quien valore la deportividad.
Compra maestra
A nivel de espacio, ES y S90 tienen unas cotas interiores prácticamente calcadas, pues ofrecen mucho espacio a sus pasajeros, aunque es verdad que no llegan a tener el nivel de personalización de sus rivales alemanes, que cuentan con todo tipo de lujos para los ocupantes, como asientos individuales y reclinables y diversas conexiones para teléfonos y ordenadores portátiles, entre otras ‘excentricidades’.
Pero ninguno de los dos persigue eso porque su cliente tipo es menos excéntrico. Además, todo esto elevaría considerablemente el precio a pagar y hay que reconocer que Lexus y Volvo aciertan bastante con los importes, sobre todo, si tenemos en cuenta el nivel de lujo y el equipamiento que incluyen.