BWM Serie 1.
Se pasa a la tracción delantera.
El lanzamiento del Audi A3 en 1996 supuso la creación del segmento de los compactos de lujo, un segmento que crecería posteriormente con la llegada de la primera generación del BMW Serie 1 en 2004 y del Mercedes Clase A de 2012. Ahora ve la luz la tercera generación de la Serie 1, una actualización que supone una verdadera revolución para el compacto germano, pues por primera vez apuesta por la tracción delantera o integral, abandonando la propulsión. Es éste sin duda el punto más controvertido de un compacto que gana en todo lo demás, si hacemos referencia tanto a su habitabilidad como al nivel de equipamiento y la dotación tecnológica que alberga.
En línea con la tradición de la marca germana, estéticamente se trata de una mera evolución del predecesor, frente al cual luce unos riñones desmedidamente grandes y ahora activos para la refrigeración del motor, grupos ópticos más afilados y 100% led y ligeros retoques puntuales en forma de voluminosas salidas de escape o llantas rediseñadas. Lo que no varía son unas proporciones laterales en las que llama la atención la generosa distancia entre ejes y los reducidos voladizos de la carrocería. En materia de cotas, mide cinco milímetros menos de largo y 34 y 13 más de ancho y alto, lo que permite mejorar ligeramente la habitabilidad, diferencia que apenas llegamos a percibir de no ser con el metro en la mano. El maletero gana 20 litros adicionales, lo que le permite alcanzar los 380 litros, en línea con su competencia directa.
En el puesto de conducción descubrimos ahora una posición más convencional y menos deportiva, pues no vamos tan bajos y tendidos como es tradición en la firma, otra canon a pagar por la nueva arquitectura mecánica. En el interior la carga tecnológica crece de forma importante y ahora contamos con una pantalla multimedia central de 10,25 pulgadas –de 8,8 de serie– que ahora podemos manejar con el control gestual estrenado por la Serie 7 o mediante el asistente Intelligente Personal Assistant,
Gama inicial
En el apartado de motores, en el momento de su lanzamiento cuenta con cinco únicas variantes. Durante nuestra toma de contacto pudimos conducir la versión gasolina de acceso a la gama 118i, las sensaciones fueron contrapuestas. Por un lado el Serie 1 muestra un comportamiento ágil y divertido, como se exige a cada creación de la marca germana, pero por el otro perdemos por completo el tacto de conducción 'todo atrás' que hacía del Serie 1 el compacto más divertido del mercado. Pese a las ayudas electrónicas como el ARB que tratan
de mejorar la tracción y mitigar las reacciones subviradoras propias de cualquier tracción delantera, al límite descubrimos cómo el Serie 1 ha perdido ese 'picante' que nos invitaba a cruzar el tren trasero una y otra vez a la salida de los virajes. Más allá, confirmar que estamos ante un vehículo excepcional tanto por la calidad interior como por las posibilidades mecánicas, que incluyen selector de modos de conducción, suspensión regulable…