HONDA CIVIC TYPE R GT
Queremos empezar esta nueva etapa de CAR AND DRIVER con una nueva entrega de nuestro Especial GTI. Una megaprueba en la que buscamos al compacto deportivo más rápido, pero también al más equilibrado y el que permita despreocuparnos de la autonomía. Honda Civic Type R, Hyundai i30 Fastback N Performance, Renault Mégane RS Trophy, Seat León ST Cupra R y VW Golf GTI TCR nos esperan en uno de los tramos más ratoneros y divertidos de la sierra madrileña. No llueve, hace calor, apenas hay tráfico… lo tenemos todo a favor para pasar una fantástica jornada de pruebas. No perdamos más tiempo. Arrancamos con ‘Godzilla’ Type R.
Comienza la batalla
El Honda Civic Type R es el coche que más miradas acapara de la comparativa y lo hace tanto por su diseño futurista, que comenzó hace tres generaciones, como por la preparación tunera. Su gigantesco alerón, más grande y espectacular que el de un extinto Mitsubishi Evo X y al nivel del que lleva el Subaru WRX, tiene una estudiada función aerodinámica para ejercer más downforce en el eje trasero cuando se circula a ritmos elevados. Precisamente sorprende cómo la zaga no pierde la compostura en ningún momento, ni siquiera cuando forzamos el apoyo. De esta forma, el ‘abordaje’ de las curvas más cerradas y lentas es sumamente divertido por un buen reparto de pesos y, cómo no, por la labor del diferencial autoblocante, que nos permite acelerar incluso con el volante girado, con un subviraje controlando en todo momento.
Aunque si hay algo que de verdad nos sorprende es que el Type R se ha dulcificado sin perder efectividad. Nos explicamos. La dirección es la más precisa de todas las analizadas, pero tiene un mayor grado de asistencia de lo previsto para tratarse de un coche de este calibre. Lo mismo sucede a los amortiguadores de dureza variable, que vienen de serie. El anterior Civic Type R ya los montaba y hacían que este coche castigase la espalda como un coche de carreras, un set up sólo apto para circuitos debido a la incomodidad que transmitía. Ahora no hay nada de eso cuando seleccionamos la función R, la más extrema. Es cierto que el chasis se vuelve más racing, lo justo para que el Civic saque la ‘bestia’ que lleva dentro y ‘escupa’ toda la mala leche contenida… pero siempre bajo control. Los asientos también son más confortables, pues los que montaba el anterior Type R tenían unas orejas metálicas muy pronunciadas –había que tener mucho cuidado de no clavárselas en las piernas al entrar–, sustituidas ahora por unas más prácticas de espuma.
La caja de cambios es sencillamente perfecta por ubicación, tacto y recorridos. Incluso cuenta con un ‘ajuste de revoluciones’ electrónico por el cual se simula un punta tacón cada vez que bajamos de marcha. De esta forma, afrontamos la salida de una curva con el máximo par disponible y a un régimen óptimo, por lo que aquí marca distancias con sus rivales, aunque el León ST Cupra R consigue arrebatarle la posición gracias a la codiciada tracción integral 4Drive. Curiosamente, esta función que afecta al régimen de giro de la mecánica está disponible incluso en el programa de conducción Comfort, cosa que no sucede, por ejemplo, en el i30 Fastback N, que monta un sistema parecido.
El motor es el del anterior Type R. Sigue siendo un dos litros turbo, pero ahora desarrolla 320 caballos, convirtiéndose de esta forma en el compacto más potente de los aquí reunidos. A pesar de ello, sólo consigue la velocidad punta más alta, mientras sorprende que sea de los más lentos en el 0 a 100. Sí echamos en falta es un sonido más deportivo acorde con la imagen ‘bruta’ que luce, más propia de una preparación de la película “Fast and Furious” que de un coche de calle. Su escape triple no emite una melodía que consiga erizarnos el vello de la piel como la que emite el Hyundai…
HA PERDIDO RADICALIDAD EN EL COMPORTAMIENTO, PERO EL TYPE R AHORA ES MUCHO MÁS EFECTIVO… Y MENOS EXIGENTE PARA QUIEN LO PILOTA