Car and Driver (Spain)

Mercedes GLE y BMW X5.

- TEXTO: PEDRO BERRIO FOTOS: CHRISTIAN COLMENERO

Son dos de los SUV más elegantes y estilosos que acaban de aterrizar en el mercado.

Aunque no les da miedo el off

road, se desenvuelv­en mejor sobre el asfalto.

Hace ya más de 20 años que estos dos modelos estrenaron el concepto SUV en sus respectiva­s marcas. Ahora están en su cuarta generación y han llegado a un nivel de refinamien­to dinámico y tecnológic­o que era difícil imaginar en sus antecesore­s del siglo pasado

Uno de los detalles estéticos que más llama la atención en estos dos rivales respecto a sus primeras generacion­es es el crecimient­o de sus parrillas frontales, sobre todo en el BMW, como un símbolo de reafirmaci­ón de estatus, sin pasar por alto el aumento de longitud en más de 30 centímetro­s. Pero ambos siguen manteniend­o detalles de estilo de aquellas primeras generacion­es, como la peculiar tercera ventanilla trasera del Mercedes o los abultados pasos de rueda del BMW.

La imagen de estos dos SUV alemanes es imponente con sus casi cinco metros de largo y una estampa reforzada por los paquetes exteriores deportivos, el M en el BMW y el AMG en el Mercedes, que encarecen los precios 4.000 euros respectiva­mente. A esto hay que añadir las llantas de 20 pulgadas y neumáticos de diferente medida delante y detrás del BMW y las de 21 pulgadas también con diferente medida en cada eje del Mercedes.

El aumento de longitud ha traído también un generoso incremento de la habitabili­dad y los dos ofrecen la opción de siete plazas –2.700 euros en el BMW y 3.100 en el Mercedes– aunque las dos últimas son bastante reducidas y con un acceso complicado. Los maleteros son enormes en los dos casos y prácticame­nte idénticos en capacidad. Sobre la calidad y la presentaci­ón interior, poco hay que decir porque es espectacul­ar en cualquiera, especialme­nte en el GLE por la disposició­n de las dos enormes pantallas contiguas para la instrument­ación y el sistema multimedia.

Diesel en diferente presentaci­ón

En esta categoría siguen triunfando las motorizaci­ones Diesel y en nuestros rivales son las opciones ‘básicas’ con este combustibl­e. El BMW recurre a un bloque de seis cilindros en línea y tres litros de cilindrada mientras que el Mercedes monta un cuatro cilindros de dos litros. La diferencia de potencia es sólo 20 caballos para un peso prácticame­nte idéntico, aunque el par es

más ventajoso en el BMW, a pesar de obtenerlo a un régimen mayor que en el Mercedes. Ni en prestacion­es ni en sensación de aceleració­n y recuperaci­ón hay una gran diferencia entre ellos, pero sí la hay en el refinamien­to de marcha. El cuatro cilindros del GLE es silencioso y tiene una buena respuesta aunque cuando se le exige subir de vueltas su sonoridad se hace notar más. El bloque seis cilindros del X5 resulta mucho más suave, con un sonido más elegante y unas reacciones más inmediatas en cuanto pisamos el acelerador. Si hablamos de consumos obtenidos en esta prueba la diferencia es escasa con 9,8 litros en el X5 a pesar de su mayor cilindrada y 9,2 en el GLE, en los dos casos buenas cifras para vehículos de este tamaño y peso.

Ambos cuentan con unos eficaces cambios automático­s de convertido­r de par, de ocho relaciones en el BMW y de nueve en el Mercedes, en los dos casos con un funcionami­ento intachable por rapidez y suavidad a la hora de realizar el paso de una a otra marcha, además de disponer de levas en el volante para poder realizar esos cambios manualment­e.

Siempre con tracción total

Cuando sus primeras generacion­es llegaron al mercado, la tracción total era de serie aunque años más tarde los dos ofrecieron variantes con tracción trasera, algo que, al menos de momento, no ocurre en la actual generación. Hace más de 20 años, el Mercedes era un verdadero todoterren­o con reductora, un elemento que nunca tuvo el BMW. Ahora las cosas se han igualado porque la reductora es opcional en el GLE, aunque no con esta motorizaci­ón básica que no puede llevarla, mientras que el X5 ofrece el paquete xOffroad –3.490 euros–, que incluye cuatro programas de conducción para campo –grava, nieve, arena, rocas– además de una mayor altura libre de la suspensión neumática. El GLE tiene un programa offroad y la única ayuda adicional con que cuenta para salir del asfalto es el control de descenso de pendientes, ya que el conductor no puede intervenir en el sistema de tracción total. ➥

➥ Como ya es casi habitual, la ausencia de reductora queda compensada en buena medida por la efectivida­d de los cambios automático­s y el excelente par en baja de sus motores turbodiése­l.

Comportami­entos distintos

Si el número de cilindros del motor establece un factor de refinamien­to, los muelles neumáticos opcionales marcan la diferencia en comodidad y sensación de calidad de marcha. En ambos casos es opcional –2.485 euros en el X5 y 2.458 euros en el GLE–, pero metidos en este nivel de precio, es un elemento casi imprescind­ible para los que valoran el confort. Nuestro X5 montaba esta opción y la diferencia es realmente apreciable en la comodidad y en la forma de ‘pisar’ en la carretera. En cuanto a reacciones y estabilida­d no hay un salto apreciable porque el Mercedes ofrece una extraordin­aria sensación de seguridad, responde con rapidez a los cambios de apoyo y las inercias no se hacen notar a pesar de su tamaño. Es a la hora de filtrar los pequeños baches y las ondulacion­es del firme cuando se nota ese ‘toque’ cualitativ­o entre los muelles

EN ESTE NIVEL DE TAMAÑO Y PRECIO, LA SUSPENSIÓN NEUMÁTICA ES UN ELEMENTO CASI IMPRESCIND­IBLE PARA REDONDEAR EL REFINAMIEN­TO Y LA COMODIDAD DE MARCHA

convencion­ales y los neumáticos porque la suspensión de aire resulta mucho más suave a la hora de amortiguar esas imperfecci­ones de la carretera, incluso si selecciona­mos el modo Sport. Los dos ofrecen una sorprenden­te agilidad para tratarse de vehículos de casi cinco metros de largo y semejante altura y peso, aunque el BMW reacciona con un poco más de inmediatez tanto en las aceleracio­nes como a la hora de inscribirs­e en las curvas más retorcidas, a pesar de que su dirección es algo más lenta, con 2,8 vueltas frente a las 2,6 del Mercedes.

Y llega la hora de la factura, porque el BMW X5 con el que hemos realizado esta prueba superaba los 105.000 euros con todas las opciones que montaba, mientras que el Mercedes GLE llegaba a los 95.000 euros y eso que, como ya hemos dicho, en la lista de extras no estaba la suspensión neumática opcional.

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 ??  ?? ELEGANCIA TRADICIONA­L. Perfecto por disposició­n de mandos y ergonomía, el excelente sistema multimedia BMW 7.0 se convierte en el copiloto perfecto para hacer que el manejo de su tecnología sea mucho más sencillo.
ELEGANCIA TRADICIONA­L. Perfecto por disposició­n de mandos y ergonomía, el excelente sistema multimedia BMW 7.0 se convierte en el copiloto perfecto para hacer que el manejo de su tecnología sea mucho más sencillo.
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 ??  ?? NAVE ESPACIAL El salpicader­o del GLE resulta espectacul­ar pero su manejo es tremendame­nte sencillo gracias a la efectivida­d del sistema operativo MBUX, que obedece las órdenes vocales de forma rápida y sencilla.
NAVE ESPACIAL El salpicader­o del GLE resulta espectacul­ar pero su manejo es tremendame­nte sencillo gracias a la efectivida­d del sistema operativo MBUX, que obedece las órdenes vocales de forma rápida y sencilla.
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El Mercedes monta el paquete AMG y el BMW las opciones M, con unos vistosos paragolpes que enmarcan los escapes.
ESTÉTICA DEPORTIVA. El Mercedes monta el paquete AMG y el BMW las opciones M, con unos vistosos paragolpes que enmarcan los escapes.
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