AUDI RS 5 SPORTBACK

La nieve ha cuajado durante la noche. No ha pasado ningún automóvil durante horas, ni siquiera la máquina quitanieves, así que somos los primeros en ‘destrozar’ este bello y blanco escenario, propio de una postal navideña. Por si fuera poco, del cielo empiezan a caer de nuevo copos del tamaño de una pelota de golf. Nuestro yo más racional dice que debemos confiar en el coche que conducimos porque tiene tracción integral, la afamada quattro de Audi. Pero el yo ‘macarra’, en cambio, recuerda que bajo el pedal del acelerador aguardan 450 caballos preparados para salir al galope cada vez que el cerebro ordene pisarlo a fondo. Para evitar conflictos internos, entre todos acordamos ir poco a poco, ganando confianza con el terreno y con el RS 5 Sportback… para disfrutarlo como se merece.

No se mueve

Como imaginábamos, el RS 5 Sportback se conduce con facilidad. Uno puede ir rápido sin que se sienta superado por la propia situación o por el par que desprende el V6 biturbo a partir de 2.000 vueltas, que es el momento en el que el propulsor comienza a despuntar hasta superar las 5.000 revoluciones, aunque sigue estirando hasta casi las 7.000. Se trata de una situación más o menos similar a la que hemos vivido en otras preparaciones Audi Sport, como las hechas sobre los A3, A4 y TT y de las que te hemos hablado en anteriores números. Para alcanzar tal precisión, el RS 5 se apoya en varios sistemas, como la suspensión de dureza variable, que consigue reducir cualquier principio de balanceo en curva y el diferencial deportivo posterior.

La comentada tracción 4x4 también tiene parte de ‘culpa’ de que el RS 5 se muestre dócil en una carretera repleta de curvas, pues varía el reparto de par entre los cuatro neumáticos Hankook Ventus S1 Evo2 gracias a un embrague hidráulico multidisco electrónico. En condiciones normales, circula con una distribución del 40:60, aunque puede enviar hasta un 85% delante o un 70% atrás si así se requiere o en función del programa ➥