RASGOS atemporales
CORRÍA 1976 CUANDO VW revolucionó el mercado con el primer compacto deportivo de la historia, el Golf GTI. Sin renunciar a la practicidad y la polivalencia de un utilitario, el modelo alemán ofrecía altas dosis de diversión gracias a una excelente puesta a punto, un peso contenido y un motor significativamente más potente que el del resto de versiones. Estos ingredientes le convirtieron en el objeto de deseo de los amantes del automóvil, pero es justo decir que una buena parte de su éxito se debía al trabajo llevado a cabo por los diseñadores de la marca. Y es que el Golf GTI derrochaba personalidad a través de sus pasos de rueda ensanchados, la parrilla delantera con ribete de color rojo, los asientos con tapicería a cuadros y el característico pomo de la palanca de cambios con forma de pelota de golf. En los años 70, todos estos elementos fueron sinónimo de innovación y una muestra más del singular carácter que definía al primer deportivo para todos los bolsillos, pero más de cuatro décadas después, son los símbolos que identifican a uno de los iconos del mundo del motor. Con el paso del tiempo, Volkswagen no se ha olvidado de estos rasgos diferenciadores y, aunque el último Golf GTI duplica la potencia de su abuelo, sigue siendo inconfundible, entre otras cosas, por la tapicería ‘Clarks’ de inspiración escocesa y la bola de golf que permite exprimir cada caballo del bloque 2.0 TSI.