Volkswagen Golf.
Por ti no pasan los años
La octava generación viene cargada de mucha tecnología.
Más de 40 años después después del lanzamiento de su primera generación, aterriza en los concesionarios la octava entrega del Volkswagen Golf. Su objetivo es entrar en la era digital sin perder las cualidades que le han llevado a ser uno de los coches más exitosos de todos los tiempos, además de la referencia absoluta entre los compactos. ¿Lo conseguirá?
Ser el relevo de uno de los coches más populares de la historia no es tarea fácil, pero el Volswagen Golf no solo recogió a la perfección el testigo del Beetle, sino que, 45 años más tarde, continúa siendo el coche más vendido en Europa y el referente de su clase.
La competencia, sin embargo, viene pisando más fuerte que nunca y, dentro de la propia casa, el VW ID.3 completamente eléctrico amenaza con destronar al rey de los compactos. Ha llegado el momento, por tanto, de que la séptima generación del Golf, que lleva a la venta desde 2012, deje paso a una nueva entrega preparada para afrontar la próxima década.
Evolución exterior…
A diferencia de otras ocasiones, el Golf parte de la misma base que su predecesor: la plataforma modular MQB del Grupo Volkswagen. Esto explica que sus dimensiones, tanto exteriores, como interiores, apenas varíen. Es 26 milímetros más largo y, como resultado, sus proporciones tampoco cambian.
Lo mismo sucede si hablamos de diseño, puesto que, por fuera, sigue la tendencia continuista de los últimos Golf, si bien tiene líneas de carácter más marcadas, así como un frontal más afilado que le permite ser más aerodinámico y seguro, especialmente en caso de atropello.
Sin salir de la parte estética, cabe señalar que este Golf marca un antes y un después porque, por primera en la vida de este coche, no se comercializará una variante de tres puertas –tampoco habrá descapotable–, aunque sí está confirmado el lanzamiento de la versión familiar –denominada Variant–, que llegará a lo largo de este año con más amplitud que el cinco puertas, cuya habitabilidad es idéntica a la del modelo previo.
Dejando a un lado las cuestiones de espacio, por dentro es un coche totalmente distinto. Como ya sucede en otras alternativas de la categoría, el puesto de conducción es completamente digital, con una pantalla de 10 pulgadas que sirve de cuadro de mandos y otra de 8,25 o 10,25 pulgadas para gestionar el sistema de infoentretenimiento y el resto de funciones del vehículo. El diseño minimalista no deja espacio a los botones físicos. Tanto es así que hasta el ➥
➥ climatizador se controla de manera táctil, lo cual suma puntos en el apartado estético, pero los resta en el práctico, ya que resulta menos sencillo de utilizar que un mando convencional y, a fin de cuentas, menos seguro porque obliga apartar la vista de la carretera cuando queremos regular el termómetro.
Siempre existe la posibilidad, eso sí, de utilizar los comandos de voz para que el asistente de Amazon, llamado Alexa, se encargue de adaptar la temperatura, calcular una ruta en el navegador o poner la música que nos apetezca en cada momento a través de órdenes sencillas.
Mismo carácter
Este es uno de los aspectos que más evidencia el salto generacional. Aunque las posibilidades del nuevo Golf van más allá porque todas las variantes equipan de serie el estándar de comunicación Car2X para interactuar con otros vehículos y el entorno –semáforos–. De cara al futuro de la conducción autónoma, el Golf ya cuenta con esta ventaja frente a otros modelos contemporáneos, si bien, actualmente, sus múltiples sistemas de asistencia a la conducción –aglutinados bajo el nombre IQ.DRIVE– ya le otorgan un nivel dos de autonomía. ¿Qué significa esto? Que puede acelerar, frenar, trazar curvas e incluso cambiar de carril sin la intervención del conductor a través del Traffic Assist, un sistema que combina el control de crucero adaptativo con el mantenimiento en el carril.
Pero en Volkswagen no se han olvidado de la experiencia al volante, de hecho, han sabido mantener las cualidades que siempre han definido al Golf en el apartado dinámico: es tan agradable como fácil de conducir, resulta efectivo en cualquier vía y tiene un confort de marcha más propio de una berlina del segmento superior que de un compacto. Al fin y al cabo utiliza la misma plataforma MQB que su predecesor y esto hace que su tacto de conducción sea prác
ticamente idéntico, si bien mejora en aspectos clave como la dirección; gracias a ello, es un punto más ágil y gana precisión en el paso por curva, pero también se siente más estable y aplomado que nunca.
Cambia su carácter
De la misma manera, con la nueva suspensión adaptativa DCC se amplían las diferencias entre los perfiles de conducción disponibles y ahora se hace mucho evidente el cambio de carácter entre el modo Sport y el resto de programas. También da un paso adelante en materia de eficiencia a través de la incorporación de las inéditas mecánicas microhíbridas eTSI de gasolina con red eléctrica de 48 voltios. En la práctica, estos motores ofrecen las mismas prestaciones que sus homólogos sin electrificar –TSI–, pero cuentan con la etiqueta ECO de la DGT y consiguen ahorrar algo de combustible en ciudad, que es donde más se nota la ayuda eléctrica, tanto al arrancar de manera más instantánea el bloque de combustión, como en el extra de empuje que se percibe en los primeros metros al emprender la marcha.
Por otro lado, las motorizaciones Diesel y de gasolina reciben cambios en los sistemas de admisión y escape para reducir consumo y emisiones. Con el mismo objetivo, también se han puesto al día las dos cajas de cambios disponibles –manual y automática–.
Más adelante, el primer Golf de la era digital estrenará nuevos propulsores híbridos enchufables –eHybrid y GTE–, el conocido 1.5 TGI a gas y las esperadas versiones de alto rendimiento –GTI y R–, que le permitirán dar otro paso adelante en su particular batalla por el trono compacto.