Opel Corsa.
La sexta generación del Corsa llega con un diseño completamente renovado, más tecnología que nunca y una oferta de motores tan interesante que incluye hasta una variante eléctrica, el Corsa-e
Con motores gasolina, Diesel y eléctrico.
En 1982, General Motors inauguró la fábrica de Figueruelas, en Zaragoza, para iniciar la producción del Opel Corsa, un pequeño utilitario con el que pretendía plantar cara a los Ford Fiesta y Volkswagen Polo. Enseguida, el modelo del rayo se convirtió en uno de los pesos pesados de su categoría y casi 40 años después acumula más de 13,6 millones de unidades vendidas en todo el mundo.
A lo largo de este tiempo han pasado muchas cosas, de hecho, el fabricante de Rüsselsheim ya no está bajo el paraguas de General Motors, sino que pertenece al cada vez más poderoso Grupo PSA. El Corsa, sin embargo, sigue siendo uno de los productos estrella de la firma alemana y con su sexta generación pretende volver a poner en aprietos a los rivales de siempre, así como a los numerosos SUV urbanos que amenazan con ocupar los primeros puestos de las listas de ventas del segmento.
Revolución total
De igual manera que todos sus predecesores, el Opel Corsa se fabrica en la planta de Figueruelas, en Zara- ➥
➥ goza, pero ésta es una de las pocas cosas que tiene en común con los modelos anteriores. Y es que se asienta sobre la nueva plataforma modular CMP –Common Modular Platform– de PSA preparada para la electrificación, la misma que utilizan otras alternativas del gigante galo, como el recién estrenado Peugeot 208 o el DS 3 Crossback. Gracias a ello, puede estar animado por motores Diesel, de gasolina y eléctrico en su variante Corsa-e, que llegará al mercado a lo largo de los próximos meses, un poco más tarde que las versiones de combustión.
El nuevo bastidor también ha repercutido en las cotas exteriores. Ahora, el Corsa es algo más largo –39 milímetros–, más ancho –29 milímetros– y más bajo –44 milímetros–. Como resultado de ello, tiene unas proporciones radicalmente diferentes a las del modelo anterior, así como un aspecto más armonioso; además, apuesta por una línea más agresiva y musculosa, sobre todo si hablamos del inédito acabado GS Line de corte deportivo, que se convierte en el tope de gama por encima de los Elegance y Edition.
Por dentro también cambia, tanto en apariencia, como en factura. Además de tener mejores ajustes, utiliza materiales de mayor calidad, en su gran mayoría plásticos duros, pero siempre agradables a la vista y al tacto. Sigue apostando, eso sí, por un diseño sobrio y funcional que saca a relucir su ADN germano.
Por otra parte, el puesto de mando es más cómodo, aunque se pierde un poco de visibilidad por la anchura de los pilares delanteros y a la posición del asiento del conductor, que se encuentra 28 milímetros más abajo. En términos de habitabilidad, las plazas traseras disfrutan de menos espacio que antes debido al diseño exterior con una caída del techo más pronunciada, aunque el maletero
crece 29 litros para situarse en la media de la categoría.
También da un paso de gigante en materia de equipamiento. Una de las principales novedades es la instrumentación digital, que llega acompañada de un nuevo sistema de infoentretenimiento completamente conectado, además de la carga inalámbrica para smartphones o los múltiples sistema de asistencia a la conducción. La dotación se completa con los pilotos traseros y los faros delanteros led de serie, que, por 600 euros más, pueden ser adaptativos y matriciales, convirtiendo al Corsa en el primer utilitario del mercado con esta tecnología.
Más maduro
Más allá de lo que queda a la vista, hay que hablar de una gama de motores desconocida en la gama Corsa, pero familiar en PSA. Se trata del 1.5 Diesel de 100 caballos y el gasolina de 1.2 litros con 75 caballos en su variante atmosférica y 100 o 130 caballos en su versión turboalimentada.
Sea cual sea el bloque elegido, el Corsa se siente más ágil que su predecesor, si bien la dirección tiene tanta asistencia que incluso en el GS-Line y con el modo de conducción Sport activado resulta poco comunicativa; a cambio, es muy cómoda a la hora de circular por ciudad y aparcar.
Lejos del ámbito urbano, llama la atención lo bien insonorizado que está y el aplomo del coche en cualquier tipo de carretera. Estos atributos le capacitan para afrontar largos viajes con el mismo nivel de confort que un compacto, especialmente si equipa el solvente propulsor 1.2 turbo de gasolina con 130 caballos asociado a la transmisión automática ocho velocidades.