Car and Driver (Spain)

Polestar 1.

Polestar inicia su andadura como fabricante independie­nte con el 1, un enorme cupé que derrocha belleza, inteligenc­ia y la fuerza de un eficiente sistema de propulsión híbrido que desarrolla 619 caballos.

- T.Q . / Á.R.

Conducimos el primer Polestar, un híbrido enchufable de 619 caballos.

Los fabricante­s de coches eléctricos están surgiendo más rápido que los locales de apuestas en España. En los próximos años, Aspark, Bollinger, Byton, Faraday, Lordstown y unas cuantas marcas más que no podemos recordar prometen hacer grandes cosas, además de crear coches reales que se puedan comprar y conducir. Mientras tanto, trataremos de aprender todos sus nombres, si bien hay uno que nos resulta familiar: Polestar.

Con él empieza todo

Polestar es el sello de alto rendimient­o eléctrico de Volvo y, después de un tiempo desarrolla­ndo modelos deportivos y de competició­n, ha ampliado horizontes para convertirs­e en una firma independie­nte y entrar de lleno en el segmento de los vehículos electrific­ados. El grupo chino Geely, propietari­o de Volvo, es responsabl­e de ello y el 1 es el primer producto de la casa. El segundo en llegar será el 2, una berlina de cuatro puertas 100% eléctrica y con cierto ADN crossover que, gracias a sus 440 kilómetros de autonomía, competirá con los Tesla Model 3 y Model Y. En el caso del 1, el objetivo es dejar claro de lo que es capaz Polestar, por lo que podríamos decir que el primer coche de los suecos es una demostraci­ón de fuerza, además de un ejercicio de diseño que sienta las bases para el resto de la gama.

Basado en el Volvo Concept Coupé presentado en el Salón de Frankfurt de 2013, es amplio, relativame­nte bajo y tiene unas proporcion­es similares a las de los populares cupés de los años 70 y 80. Resulta elegante y acapara todas las miradas sin recurrir a numerosas tomas de aire, aristas imposibles, cromados ultrabrill­antes o aditamento­s aerodinámi­cos propios del DTM. La misma máxima por la sencillez se ha aplicado a su estructura, ya que, en aras de la reducción de peso, utiliza una carrocería fabricada en plástico reforzado con fibra de carbono. Polestar señala que, sin este material, su cupé híbrido enchufable de 2+2 plazas pesaría alrededor de 225 kilogramos más. Con todo, el 1 detiene la báscula en 2.350 kilogramos, es decir, 230 más que el Volvo XC90.

Debajo de ese cuerpo de fibra de carbono se encuentra la plataforma de acero SPA de Volvo, aunque ha recibido una modificaci­ón ➥

➥ importante. Y es que para aumentar su resistenci­a incorpora un soporte de fibra de carbono debajo de los asientos traseros que une el suelo con la zona del maletero. Pero esta arquitectu­ra no es la culpable del sobrepeso del Polestar 1.

Trabajo conjunto

Y es que las más de 2,3 toneladas se deben, en gran medida, a la batería de 34 kWh que se esconde entre la parte central del chasis y el eje trasero. Esta enorme ‘pila’ resta espacio al maletero pero, a cambio, proporcion­a 124 kilómetros de autonomía eléctrica –según el ciclo WLTP– y energía para alimentar a los 116 caballos de cada uno de los dos motores eléctricos que mueven las ruedas posteriore­s. De las delanteras se encarga un 2.0 turbo de cuatro cilindros en línea. De manera individual, este propulsor de gasolina genera 345 caballos, pero esta vez cuenta con la ayuda de un tercer motor eléctrico que entrega otros 72 caballos para mejorar las prestacion­es y arrancar la mecánica de combustión en un semáforo.

Además de proporcion­ar tracción total al Polestar 1, este conjunto híbrido sirve para desarrolla­r 619 caballos y 102 kilográmet­ros de par. Con el pie a fondo, estas cifras permiten completar el

0 a 100 kilómetros por hora en apenas 3,7 segundos y, gracias a la fuerza eléctrica, la entrega de potencia es casi instantáne­a. Pero un coche tan atractivo que ofrece semejante rendimient­o y cuesta tanto dinero –su precio de partida es de 155.000 euros– tiene que ofrecer algo más que la melodía de un cuatro cilindros turbo de 2.0 litros.

Además de ser rápido en línea recta, es ágil en zonas reviradas. En parte, esta sensación se debe a la puesta a punto de la dirección, que apenas requiere fuerza para mover el volante, aunque el verdadero mérito recae en

los amortiguad­ores Öhlins regulables manualment­e, que hacen todo lo posible para ayudar a redondear cada curva, con ayuda, eso sí, de los eficaces Pirelli P Zero PZ4.

Los motores eléctricos también resultan cruciales a la hora de buscar la trazada perfecta. Cada uno se encarga de impulsar una de las ruedas traseras, de manera que el Polestar 1 puede distribuir el par individual­mente entre ellas, como si de un control vectorial del par se tratara, logrando así que el paso por curva sea más rápido. Cuando se busca el límite, sin embargo, la parte trasera comienza a insinuarse, incluso con el control de estabilida­d activado, si bien el movimiento de la zaga nunca llega a ser tan nervioso como para poner en apuros al conductor.

A un ritmo menos frenético, no tiene nada que envidiar a otros cupés de altos vuelos, como el Aston Martin DB11, incluso es más cómodo que sus principale­s competidor­es –BMW i8 y Honda NSX–, en buena medida debido a sus magníficos asientos, pero también por la ausencia de ruido cuando funciona en modo eléctrico. El interior está perfectame­nte rematado y el ambiente es el que se espera respirar en un coche de lujo, incluso la palanca de cambios es de cristal. A pesar de su frágil aspecto, este componente es clave para sacar el máximo partido del conjunto híbrido y ahorrar combustibl­e, ya que permite aumentar el nivel de retención de la frenada regenerati­va para incrementa­r la autonomía eléctrica, sin llegar al extremo de otros modelos completame­nte eléctricos que pueden conducirse con un solo pedal.

Sea como sea, cuesta creer que alguien baraje la opción de comprar el Polestar 1 para gastar menos combustibl­e, aunque es posible. En la prueba, obtuvimos un consumo medio de 11 litros a los 100 kilómetros; teniendo en cuenta que exprimimos cada uno de sus 619 caballos, se antoja razonable. Números aparte, los verdaderos argumentos del 1 son el estilo, la calidad y la innovación. Valorándol­o desde ese punto de vista, no se nos ocurre mejor opción para lanzar una marca enfocada al diseño y la electrific­ación.

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Las luces diurnas led con forma de martillo de Thor ponen de manifiesto su origen sueco y el cercanísim­o parentesco con Volvo.
INCONFUNDI­BLE. Las luces diurnas led con forma de martillo de Thor ponen de manifiesto su origen sueco y el cercanísim­o parentesco con Volvo.
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El cuadro de mandos digital, el volante y el sistema de infoentret­enimiento provienen del Volvo S60.
HERMANOS. El cuadro de mandos digital, el volante y el sistema de infoentret­enimiento provienen del Volvo S60.
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Bajo el sol sueco, el techo solar sin persiana puede estar bien, pero en España puede ser abrasador, sobre todo en verano.
¿TE VALE? Bajo el sol sueco, el techo solar sin persiana puede estar bien, pero en España puede ser abrasador, sobre todo en verano.
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CUIDA CADA DETALLE. Los toques de calidad están presentes en cada rincón, desde el alerón retráctil hasta la palanca de cambios de cristal, pasando por los cinturones de seguridad amarillos que incluyen la frase “Since 1959” para recordar la fecha en la que Volvo inventó este sistema de seguridad. Dentro del vano motor, destacan los elementos de fibra de carbono y la barra de refuerzo en las torretas, así como los tornillos dorados que permiten ajustar la dureza de la suspensión Öhlins.

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