Vértigo. Porsche 718 Cayman GTS 4.0 y Porsche Macan GTS.
La gama 718 GTS se ha propuesto reducir distancias con el GT4 el 911. Para conseguirlo, deja atrás el anterior motor de cuatro cilindros turbo alimento y recibe un seis cilindros atmosférico que desarrolla 400 caballos
Pilotamos el Porsche 718 Cayman GTS 4.0 con motor atmosférico de 400 caballos en el mítico circuito de Estoril de Portugal. También analizamos al detalle el actualizado Porsche Macan GTS.
Cuando los Porsche Boxster y Cayman lo apostaron todo a las mecánicas de cuatro cilindros, muchos seguidores de la compañía alemana se llevaron las manos a la cabeza. Por suerte, una de las cosas que mejor saben hacer en Stuttgart es escuchar a sus clientes y hace menos de un año lo demostraron con el lanzamiento de la segunda entrega del GT4. Esta variante con extra de músculo supuso el regreso de los seis cilindros bóxer a la gama de acceso al mundo Porsche y sólo unos meses después, el idilio entre el 718 y este tipo de propulsores continúa con la actualización de los GTS.
A partir de ahora, los Boxster y Cayman lucirán el apellido 4.0 junto a las siglas de la saga Gran Turismo Sport. Esta nomenclatura hace referencia al nuevo bloque que anima a los GTS: el mismo seis cilindros bóxer atmosférico que da vida a los salvajes 718 Cayman GT4 y 718 Spyder GT4, en este caso con 400 caballos, 20 menos que en los GT4.
Tan cívico como salvaje
En cualquier caso sigue siendo una cifra nada desdeñable, sobre todo si tenemos en cuenta que, para gobernar esta potencia y transmitirla al asfalto, los únicos aliados disponibles –ayudas electrónicas aparte– son un cambio manual de seis velocidades y las ruedas traseras. No sólo estamos, por tanto, ante uno de los 718 más capaces –el S tiene 350 caballos–, sino también ante uno de los más puristas del catálogo. En este punto, conviene ➥
A PARTIR DE VERANO ESTARÁ DISPONIBLE CON LA
TRANSMISIÓN AUTOMÁTICA PDK DE DOBLE EMBRAGUE
➥ recordar que, siempre que hablamos de Porsche, purismo va estrechamente ligado a diversión y el GTS no está dispuesto a ser la excepción a la regla.
Queda claro desde el momento que giramos la mano izquierda para arrancar el motor. El aullido del bóxer de aspiración natural es toda una declaración de intenciones y a partir de ese momento tú decides; si optas por rodar a un ritmo relajado, podrás hacerlo gracias a los 4.0 litros de cilindrada, que aseguran una buena respuesta a bajo régimen, siempre suave y acompañada del ronroneo del escape deportivo, que forma parte del equipamiento de serie.
También contribuye la puesta a punto del chasis, más deportiva, pero nada radical. La suspensión es más firme y 20 milímetros más baja que en otros 718, mientras que la dirección electrohidráulica es ultraprecisa, pero no llega a resultar dura en ningún momento.
Conduciendo con tranquilidad se saca partido del lado más Gran Turismo de este biplaza, que con poca carga de acelerador, por ejemplo, circulando ‘a vela’ en autovía, se permite desconectar una de las dos bancadas de cilindros para ahorrar gasolina. Lo cierto es que no hace falta ir deprisa para disfrutar del sensacional tacto de este coche, aunque el selector de modos de conducción situado en el volante te invitará constantemente a descubrir la cara más Sport del GTS.
Para facilitarte las cosas y animarte a conducir de manera más intensa, el programa de conducción Sport abrirá las válvulas del escape, endurecerá la suspensión adaptativa, quitará algo de asistencia a la dirección y hará que el acelerador responda de manera más instantánea a las órdenes del pie derecho. A partir de las 5.000 vueltas, el propulsor bóxer lo da todo y empuja de manera salvaje hasta llegar al corte –a 7.800 vueltas–. Al llegar a la zona roja sólo tendrás que mover ligeramente la muñeca para poner un hierro más y seguir estrujando cada uno de los 400 caballos; los recorridos de la palanca de cambios son cortísimos y el guiado entre marcha y marcha es tan preciso como la maquinaria del mejor reloj suizo, por lo que no echarás de menos la transmisión PDK.