Car and Driver (Spain)

VUELTA A LAS ANDADAS

El nuevo Renault Clio parece más un rediseño por su parecido con el anterior, pero en realidad es una generación totalmente inédita, con importante­s novedades técnicas y tecnológic­as. A pesar de todo ello, el triunfo no lo tiene fácil si enfrente está el

- TEXTOS: CARLOS G AR CÍA-ALCAÑIZ FOTOS: CHRISTIAN COLMENERO

Ford Fiesta y Renault Clio son dignos rivales de los Opel Corsa, Peugeot 208 y Seat Ibiza. Pero hemos decidido enfrentarl­os aparte para comprobar cómo se las gasta un modelo totalmente nuevo –Clio– con otro de la ‘vieja guardia’ – Fiesta–. Para empezar, el Renault es un coche que ha cambiado radicalmen­te para parecerse más que nunca a su hermano mayor, el Mégane. La imagen entre ambos es prácticame­nte idéntica, de ahí que cueste diferencia­rlos un poco al calcar hasta la forma de los faros, aunque la paleta de colores alegres y vivos del Clio nos sirve para distinguir­lo a simple vista, pero en esta ocasión se ha optado por un azul metalizado más serio –620 euros–. El Ford, a su lado, es un coche juvenil y desenfadad­o, que se aleja un poco del aspecto formal del Renault. De hecho, el Fiesta es de los pocos utilitario­s del segmento que afortunada­mente se vende con carrocería de tres puertas, si bien hay truco: las versiones ‘cupé’ están disponible­s sólo en una parte de los acabados con los que se configura el coche, como el ST.

Cuestión de gustos

La postura de conducción del Fiesta también es más deportiva. No sólo porque el asiento va colocado un poco más bajo, sino porque las pier- ➥

➥ nas van ligerament­e más estiradas sin que esto perjudique el espacio de los pasajeros de atrás, cuyas plazas son perfectame­nte válidas para dos adultos. El Clio, en cambio, demuestra una vez más que su cabina es más tradiciona­l y podemos decir que hasta lujosa por acabados plásticos, con unas butacas algo más confortabl­es y sin el agarre que ofrecen las del Fiesta, que cuentan con unas ‘orejas’ más prominente­s. El Renault, además, cae rendido a las últimas tendencias tecnológic­as del sector, de ahí que a la pantalla del cuadro de mandos de siete pulgadas, en la que se reproduce el navegador, se une otra táctil de 10 pulgadas con la que se maneja el equipo de infoentret­enimiento Easy Link conectado a internet, ahora con más funciones y menús, todos ellos de fácil manejo. El espacio en el habitáculo del Clio también se aprecia superior, sobre todo, en las plazas posteriore­s, sin olvidar el maletero, más capaz que el del Fiesta –éste muy en la línea de los Corsa y 208– y parecido al del Seat Ibiza por dimensione­s.

Tan distintos…

Ya en marcha, el Fiesta siempre se siente más dinámico, incluso en ciudad, y eso que su motor, aun siendo más potente, tiene bastante menos par que el TCe del Clio, por

lo que las respuestas siempre son más perezosas. Esto nos obliga a recurrir al cambio con frecuencia para bajar una o dos marchas. Su posición es ideal y el escalonami­ento también. En el Clio, en caso de acelerar a fondo, la transmisió­n automática EDC también se comporta a la perfección, una caja de cambios que viene de serie con este propulsor de 130 caballos y que sólo se puede manejar secuencial­mente a través de las grandes levas metálicas del volante. A pesar de que no llega a tener la rapidez y la lectura de un DSG, esta EDC cumple sobradamen­te en el día a día por suavidad –el motor de 140 caballos del Ford no tiene la posibilida­d de asociarse a un cambio automático ni como opción–. Además, el Ecoboost no es tan eficiente como el TCe, ya que gasta del orden de medio litro más a los 100, cifra que hemos calculado con los programas de conducción más eficientes. El Ecoboost, al final, es un propulsor un poco perezoso cuando cae de vueltas o aceleras a fondo, momentos en los que por cierto nos recuerda que es un tricilíndr­ico por sonido y vibracione­s.

Por lo demás, el Clio es un excelente rutero por aplomo y silencio de rodadura. El Fiesta se comporta prácticame­nte igual, pero de vez en cuando te pide que le des un poco de caña para divertirte…

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El Clio estrena una paleta de colores muy llamativa, como el Azul ‘pitufo’ Celadon –500 euros– o el Naranja Valencia –620 euros– que recuerda al de las versiones RS del Mégane.
Renault CLIO 1.3 TCE EDC RS LINE El Clio estrena una paleta de colores muy llamativa, como el Azul ‘pitufo’ Celadon –500 euros– o el Naranja Valencia –620 euros– que recuerda al de las versiones RS del Mégane.
 ??  ?? MUY CERCA. La pantalla táctil del Fiesta está en buena posición, pero es muy vertical, lo que obliga a los pasajeros más bajos a echarse para atrás para verla con claridad.
MUY CERCA. La pantalla táctil del Fiesta está en buena posición, pero es muy vertical, lo que obliga a los pasajeros más bajos a echarse para atrás para verla con claridad.
 ??  ?? TIPO TESLA. El Clio monta una auténtica tableta con muchas más funciones y animacione­s que la de su rival. Precisamen­te por esto, a veces es lenta en el salto entre los menús.
PRECIO EN
TIPO TESLA. El Clio monta una auténtica tableta con muchas más funciones y animacione­s que la de su rival. Precisamen­te por esto, a veces es lenta en el salto entre los menús. PRECIO EN

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