Mini Cooper SE.
La escasa autonomía es el único ‘pero’ que podemos ponerle al que es uno de los vehículos totalmente eléctricos más eficaces y divertidos que ha pasado por nuestras manos
Completamente eléctrico, 184 caballos, 235 kilómetros de autonomía y todo el ADN de Mini.
Desde su nacimiento en 1959 asistimos al segundo hito más importante en la historia del modelo, el primero fue el lanzamiento del nuevo Mini por BMW en el año 2000 y el segundo es la comercialización de esta variante 100% eléctrica, pues la que hubo en 2009 no puede considerarse más que un mero prototipo.
Tras el BMW i3 éste es el segundo modelo 100% eléctrico del grupo germano, toda una declaración de intenciones. Después de haberlo conducido en ciudad
lo mejor que podemos decir es que tanto la percepción de calidad general como las sensaciones de conducción coinciden 100% con lo que esperamos en un Mini Cooper. Frente a sus rivales urbanos actuales no encontramos ningún otro vehículo eléctrico con el grado de deportividad que ofrece éste.
100% de ciudad
Decimos bien urbano porque la única limitación que encontramos en este coche es precisamente la autonomía, los 234 kilómetros homologados, en el mejor de los casos, son manifiestamente insuficientes para realizar cualquier tipo de viaje por carretera, una pena porque dinámicamente el coche trasmite unas sensaciones inmejorables en lo referente a deportividad.
Respecto a la variante
Cooper térmica, la única diferencia es la altura, pues esta versión es 18 milímetros más alta, cota que permite proteger mejor la batería en forma de T ubicada bajo los asientos traseros y en la zona del túnel de transmisión.
Al volante disponemos del tradicional selector de modos de conducción con las opciones Sport, Mid, Green y Green +; en paralelo tiene también selector de grados de retención para la recarga de la batería. Por defecto se activa en el más potente, que incluye además la función One Pedal que nos permite acelerar y frenar con el pedal del acelerador, algo que requiere cierto aprendizaje pero que después nos resulta indispensable. No esperábamos, sinceramente, una conducción tan divertida en el que está llamado a convertirse en un ‘must’ de las principales ciudades del mundo, pues su precio no parece descabellado, sobre todo si tenemos en cuenta el renting de 381 euros al mes.