Vértigo: Mercedes-AMG A 45 S.
POR ENCIMA DE LOS GTI
Un GTi salvaje, 421 caballos y el motor de cuatro cilindros de serie más potente del mundo.
Pocos coches son capaces de hacer un 0 a 100 en menos de cuatro segundos. El Clase A lo consigue gracias a la mano de AMG, que lo transforma en uno de los deportivos más eficaces del momento. Y eso que, para arrollar a más de un supercar, recurre a un ‘simple’ cuatro cilindros en línea…
Para muchos, el nueveonce ha sido, es y será el deportivo por excelencia, el rival a batir. Otros opinan que existen coches infinitamente mejores, como los Audi R8, Jaguar F-Type, Ferrari 488 o Maserati GranTurismo. Incluso hay quien defiende que un vehículo tipo Mercedes-AMG A 45 S puede hacer sombra al mismísimo 911. Sí, has leído bien. ¿El más pequeño de los Mercedes-AMG midiéndose con uno de los mitos vivientes de la automoción? Por descabellada que parezca la idea, al final hay que darles la razón, pues el supercompacto alemán es 0,3 segundos más rápido que un 911 Carrera 4 de 385 caballos y sólo 0,3 segundos más lento que el Carrera 4S de 450 caballos. Ahí es nada.
La verdad es que en prestaciones, ambos vehículos se parecen mucho, pero son opuestos en lo que a concepto de coche y características técnicas se refiere. Uno es un estricto cupé de 2+2 plazas, bajísimo, pensado para sentir la conducción más pura y con un motor bóxer colocado en el eje trasero. El Mercedes-AMG es un hathback como lo son el Volkswagen Golf o el BMW Serie 1, dos de sus máximos rivales que, de momento, carecen de versiones tan hipersónicas. Está homologado para cinco pasajeros, su planteamiento es más confortable para el día a día y cuenta con un propulsor tetracilíndrico en posición delantero transversal que homologa ¡421 caballos! Se trata del cuatro cilindros de serie más potente del mundo, un récord que defendió la anterior generación del A y que la actual hereda. Este propulsor sale de la cadena de montaje de Affalterbach, Alemania, y lleva la firma del mecánico que la ha ensamblado –en este caso, Chris Jeelmann–, a imagen y semejanza de los poderosos V8 biturbo que propulsan a los C, E y GT, entre otros. La diferencia de precio que existe entre el Porsche y el Mercedes también es un factor a tener en cuenta, porque el A 45 S vale casi la mitad que el 911 Carrera 4 de base. Otro dato más: el Mercedes cuesta lo mismo que el actual Nissan GT-R cuando se lanzó hace ¡11 años!
¿Cómo es posible?
A la hora de probar a fondo el A 45 S, hay que olvidarse por completo de todo lo relacionado con la comodidad que ofrece el modelo –maletero de 355 litros, carrocería de cinco puertas, sistema multimedia MBUX, ayudas a la conducción de las que por cierto, te daremos nuestra opinión más adelante por interferir demasiado cuando queremos divertirnos…–. Tenemos la suerte de repetir escenario de pruebas y recorremos las mismas zonas por las que circulamos durante la presentación internacional de este modelo, ya que tuvo lugar en Madrid y en sus alrededores en el pasado ➥
➥ verano. Aunque ha trascurrido mucho tiempo, y muchos coches por nuestras manos, recordamos perfectamente cómo se las gastaba. Nos sorprendió la forma de ‘ratonear’, impropia para un compacto premium, pensado más para el confort y el disfrute en autopista. El coche lograba minimizar al máximo el subviraje, primero con una sobresaliente capacidad de tracción, sin apenas pérdidas de motricidad para tener un par de 51 kilográmetros, y segundo por reparto de pesos, al cargar más kilos sobre el eje delantero que sobre el trasero. Nuestra memoria estaba en lo cierto. El A 45 S es un coche muy rápido, con un propulsor rabioso por subir de vueltas hasta superar las 6.000 revoluciones. Quiere marcha, que lo lleves al límite, porque acelera más rápido que un Porsche 911 como has visto.
Siempre se ha dicho que en las carreras, el tiempo se gana en las curvas, no en las rectas y este Mercedes-AMG se lo toma al pie de la letra. Te permite que cambies de apoyo de forma salvaje, respondiendo siempre sin movimientos extraños. Su dirección transmite bien lo que sucede en el asfalto y replica fielmente nuestras indicaciones, aunque es cierto que nos gustaría que tuviera un tacto más duro. La manejamos, por cierto, con un volante de tamaño contenido y rematado en Alcantara, un elemento que da un estilazo a un interior bien planteado y sin apenas diferencias estéticas con el de otros Clase A. La zaga es dócil, muy obediente, y si se revuelve, ahí está la electrónica para llamarla al
orden, aunque también podemos apelar a su lado más rebelde. Para ello basta con activar la función Drift de la tracción integral. En apenas un segundo pasas de llevar un coche con 4x4 a uno de propulsión. El A 45 S se ha convertido en un todo atrás de verdad, de los que regalan derrapadas de película y que nos hace sudar en más de una ocasión para mantener la trazada correcta. Encima, el escape ha variado la intensidad del sonido, por lo que cada vez que la caja de cambios automática DCT sube o baja una marcha, un petardazo nos anima a mantener el ritmo, frenético en todos los sentidos.
La suspensión también tiene mucho que decir en estas circunstancias, pues recibe el equipo AMG Ride Control –1.425 euros–. Es una amortiguación firme y muy contundente en sus reacciones, aunque no resulta extrema. Ayuda a que el A 45 S gire más plano que si llevara la estándar pero sin castigar la espalda del conductor y de los acompañantes conforme pasan los kilómetros. Además, conjuga muy bien con los asientos opcionales tipo bacquet, que ayudan a mantener el cuerpo sujeto cuando empieza la acción pero sin la sensación de opresión que se produce en butacas de corte similar, incluso dentro de la propia Mercedes-AMG; sin duda unos de los mejores extras que se pueden añadir de cara a personalizar el vehículo.
¿Las desconectamos?
Con un consumo de combustible que entra dentro de lo normal en un vehículo de semejante potencia y características técnicas –las medias oscilan entre los siete y los 10 litros a los 100 en función de la efusividad de quién lo lleve–, quizá el único pero del Mercedes-AMG A 45 S son las ayudas electrónicas de última generación que monta, unas de serie y otras opcionales. Obviamente trabajan para evitar que el conductor y sus acompañantes sufran un accidente, pero son intrusas hasta el punto de asustarnos y sobresaltarnos en más de una ocasión, como sucede cada vez que pisamos una línea continua. Además, detectan que nos vamos a salir de la carretera si apuramos mucho una frenada, por lo que clava los frenos a modo de prevención, unos frenos específicos de esta versión y superiores a los que monta el A 35 de 306 caballos. Afortunadamente, esos sistemas se pueden apagar para disfrutar de este matagigantes como se merece….