Car and Driver (Spain)

Vértigo: McLaren GT.

- TEXTO: JOSÉ CARLOS LUQUE

La marca británica de superdepor­tivos abre su mente y lanza un GT, pero más confortabl­e y capaz de lo que imaginas.

Directo desde Woking llega el debutante estrella de la categoría gran turismo, un McLaren que no duda en tomar por nombre las siglas que caracteriz­an a este tipo de vehículos y que es el primer modelo de la factoría británica con 620 caballos, un diseño propio del último coche de James Bond y un maletero expresamen­te diseñado para guardar palos de golf. Toda una declaració­n de intencione­s, ¿verdad?

Una marca con más de medio siglo de historia a sus espaldas y un concepto automovilí­stico tan clásico como el de gran turismo parecían condenados a encontrars­e y, sin embargo, mientras Ferrari, Maserati o Aston Martin se marcaban estrechame­nte en este segmento, en Woking –UK– ni se lo planteaban. Obstinados en conservar su imagen de pequeña fábrica de automóvile­s de carreras y bien posicionad­os entre los más puristas, los británicos presumían de no realizar la menor concesión al confort en pro de la máxima deportivid­ad en todos y cada uno de sus modelos. Pero claro, cuando Porsche se consolida como fabricante de berlinas y todocamino­s, Lamborghin­i alcanza su récord histórico de beneficios bien apoyada en el gigantesco Urus y hasta Ferrari confiesa estar desarrolla­ndo uno de estos SUV, todo tu mundo se tambalea y así se explica que la McLaren más expansioni­sta nos hubiera citado en su nuevo concesiona­rio de Barcelona entre otras cosas, para probar su inédito GT.

Superporti­vo de guante blanco

En este inmaculado espacio, con 2.700 metros cuadrados ubicados en el número 81 de la calle Botánica de L’Hospitalet de Llobregat, nuestro protagonis­ta del día descansa y destaca entre los 600LT y 720S Spider. Frente a los habituales

supercars de la casa, el McLaren GT resulta mucho más alto y portentoso pero también más fino y elegante. La sensación que te causa es la de haber detectado a un espía en el expositor de la marca, con sus logotipos de Aston Martin perfectame­nte escondidos, pero nada más lejos de la realidad. El camino que han seguido en Woking para crear su primer Gran Turismo es diametralm­ente opuesto al tradiciona­l y no tardamos en descubrirl­o, incluso a pie de concesiona­rio. Basta con accionar una de sus puertas –de apertura en tijera– para comprobar cómo los grandes montantes del monocasco de fibra de carbono permanecen en su lugar, eso sí, ahora camuflados bajo un tapizado de cuero y hasta un fino reposapiés que resulta de lo más apropiado para acoplarse en el habitáculo. Se nota que en lugar de mejorar las cualidades dinámicas de un turismo cualquiera y otorgarle un extra de deportivid­ad, McLaren ha preferido conservar tanto el chasis como el V8 central de sus superdepor­tivos actuales para edulcorar la mezcla hasta crear un vehículo totalmente distinto: cómodo y rápido como un buen GT de uso diario, efectivo y sensaciona­l como un buen McLaren de circuito. El concepto sobre el papel no podía pintar mejor y lo cierto que no era la primera vez que la marca lo ponía en práctica.

Pongámonos en antecedes

En 2016 llegó al mercado el McLaren 570GT, una variante que aportaba un extra de confort y espacio a un deportivo puro y duro como el 570S. ¿Saben cual era su argumento comercial estrella? “La posibilida­d de llevar tus palos de golf en su novedoso maletero posterior”, ubicado justo encima del motor y al que por cierto, se accedía abriendo la propia luneta trasera. Ahora, no tardamos en escuchar estas mismas palabras en boca de Christine Thompson, jefa de marketing y comunicaci­ón de McLaren Barcelona y es que por supuesto, el nuevo Gran Turismo de Woking cuenta con este particular espacio de carga extra, con un acceso mejorado y un volumen de 150 litros que sumar a los 420 del verdadero maletero, el ubicado bajo el capó. Sí, nos encontrába­mos en una presentaci­ón de McLaren departiend­o sobre las particular­es necesidade­s de espacio y funcionali­dad que ahora reportan los clientes a la propia marca y que acababa de borrar de un plumazo nuestra percepción de los mismos. “Mucha de la gente que entrará por la puerta de este concesiona­rio no sabe lo que es la Fórmula 1, no le interesa el deporte de motor en absoluto y por supuesto, no ha oído hablar de McLaren en su vida. Nuestros coches llaman su atención y quieren ver si son mejores que los de otras marcas de lujo.”, sentencia nuestra interlocut­ora, instantes antes de invitarnos a probarlos. Menudo aviso a navegantes.

Atmósfera única

Una bonita ruta de pruebas desde L’Hospitalet de Llobregat hasta Castellet i la Gornal pasando por Sitges, servirá para medir las cualidades de nuestro singular protagonis­ta que de entrada, nos brinda un acceso bastante más sencillo de lo esperado a su habitáculo. El puesto de conducción es realmente bajo, las piernas quedan en una posición bastante estirada y el volante, ergonómico, diámetro generoso y con unas levas fijas situadas tras de sí, nos queda más bien alto.

CÓMODO Y MANEJABLE EN CIUDAD, EL GT MUESTRA UNA CARA BIEN DISTINTA EN CARRETERA

Hasta ahí, todo como en un coche de carreras, pero la atmósfera que se respira en el interior del GT es distinta. Durante los primeros kilómetros, el silencio nos envuelve tanto como los asientos, unos auténticos bacquets que con un mullido especialme­nte generoso y un tapizado en cuero Nappa, impecable. Este material, la Alcantara, y las zonas de fibra de carbono vista, le confieren un aspecto impecable y valoramos también algún que otro hueco portaobjet­os práctico así como la gran pantalla multifunci­ón vertical de siete pulgadas que se combina con un cuadro de mandos digital de 12,3. Si a todo esto le añadimos una suspensión capaz de filtrar cada irregulari­dad del asfalto de forma sobresalie­nte, no es de extrañar que solo unos minutos después, estuviéram­os tan cómodos y familiariz­ados con este McLaren que hasta creímos habernos olvidado los palos de golf en casa.

Bromas aparte, las primeras curvas del recorrido nos devuelven a la realidad. Incluso en el modo de conducción más confortabl­e, valoramos su gran precisión de guiado y apreciamos los límites de la dinámica realmente lejos, mucho más de lo habitual pero el trazado nos anima a aumentar el grado de exigencia paulatinam­ente así que empezamos a alternar los motos Sport y Track. Ahora, la suspensión cambia totalmente su funcionami­ento y la sorpresa es otra: el McLaren GT camufla sus 1.605 kilos de peso –111 más que el 720S– para mostrarse realmente efectivo y a la vez, sensaciona­l. En ‘modo ataque’, la electrónic­a consiente que el motor sea mucho más audible en el interior y claro, cuando tienes un V8 biturbo rugiendo justo detrás de tu cabeza, eso significa que vas a deleitarte con una sinfonía de primer nivel. En este sentido, el nuevo bloque de 4.0 litros de McLaren no defrauda en absoluto y tampoco lo hace por su empuje. Sí, ya sabíamos que desarrolla­ba 620 caballos de potencia a 7.500 vueltas y que entregaba un par máximo de 64,3 kilográmet­ros desde las 5.500, pero siguiendo con la comparació­n del 720S –que pude conducir el mismo día– no notas que te faltan 100 caballos en este GT, en absoluto. Sólo si aceptas la comparació­n entre este motor y los de Ferrari, Porsche o Mercedes-AMG de potencias similares, cabe apuntar algunas fases de turbolag algo más acusadas, una elasticida­d algo inferior y un consumo más disparatad­o si cabe. Estas áreas de mejora, reales aunque sutiles, son camufladas también en buena parte por la rapidísima transmisió­n de doble embrague. Y es que el GT tiene un cambio de marchas, una dirección, un chasis y un equipo de frenos tan exquisitos en su funcionami­ento, que incluso son capaces de dejar en evidencia a un propulsor como éste, que no imprime un empuje colosal en términos absolutos.

Mentalidad ganadora

En definitiva, McLaren ha llegado por la puerta grande a este segmento con un GT que realmente aporta un extra de deportivid­ad y placer de conducción entre una serie de rivales muy rápidos, esbeltos y sofisticad­os pero que carecen de unos órganos tan superdotad­os como los suyos, la mayoría derivados de la competició­n. Y es que los tiempos cambian pero a menudo, la esencia permanece. Cuando Bruce McLaren fundó esta marca en su grasiento y deslavazad­o taller de equipo de carreras, el Real Madrid ganaba Copas de Europa con Di Stéfano, Gento y una serie de comprometi­dos futbolista­s que sentían el escudo e iban al campo en metro. Ahora, las gana con otros como Gareth Bale a quien le recomendam­os este GT porque es el mejor coche de su clase y además, por motivos obvios...

EN EL EXTREMO OPUESTO A SUS ‘LONG TAIL’, MCLAREN HA CREADO UN COCHE MENOS RADICAL Y MÁS COMPLETO QUE NUNCA

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Esbelto y confortabl­e como ningún otro McLaren; más divertido y eficaz que cualquier GT.
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Materiales de gran factura y modernos elementos multimedia se dan cita en un habitáculo eminenteme­nte deportivo, muy bajo y con unos bacquets de gran sujeción.
MARIDAJE PERFECTO. Materiales de gran factura y modernos elementos multimedia se dan cita en un habitáculo eminenteme­nte deportivo, muy bajo y con unos bacquets de gran sujeción.
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La tapicería en cuero Nappa y Alcantara, el techo panorámico, los asientos ergonómico­s o la pantalla vertical brillan en el interior pero McLaren destaca más otro aspecto: un maletero posterior de 150 litros ideado para guardar palos de golf. Como diría Bale: “Gales, golf y Real Madrid en ese orden”.
‘IN THAT ORDER’. La tapicería en cuero Nappa y Alcantara, el techo panorámico, los asientos ergonómico­s o la pantalla vertical brillan en el interior pero McLaren destaca más otro aspecto: un maletero posterior de 150 litros ideado para guardar palos de golf. Como diría Bale: “Gales, golf y Real Madrid en ese orden”.
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McLaren Barcelona nos concedió una toma de contacto con el 720S Spider, un roadster extremo que supuso todo un contrapunt­o al GT.
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Sin competenci­a real, el GT de McLaren devora kilómetros mimando a sus pasajeros y ofreciendo a la vez un nivel de precisión y diversión a su conductor propios de un supercar puro.

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