Concept perdidos.
A partir de los planes originales ven la luz prototipos únicos ya desaparecidos; BMW Garmisch, Bugatti Aerolithe, Dymaxion, Bentley Corniche, Bugatti Aerolithe…
A lo largo de la historia del automóvil han sido muchos los vehículos que, por diferentes y en algunos casos extrañas razones, no pasaron de la fase de prototipos o modelos de prueba. Algunos de ellos eran verdaderas joyas de estilo y tecnología de las que afortunadamente existe la suficiente documentación gráfica y técnica como para realizar réplicas que los han devuelto a la vida
Si clonar seres vivos a partir de una minúscula muestra de ADN ya es posible, sería absurdo no poder hacerlo con algunos de los automóviles más emblemáticos de la historia, aunque en este caso se haga a partir de documentación de la época y no de muestras biológicas. Esos documentos, además de mucho trabajo y unas enormes inversiones, han permitido que estos cinco vehículos puedan volver a rodar y ser admirados como ya lo fueron hace muchas décadas. Estos trabajos tienen un coste económico asumible sólo por grandes fortunas o por los medios técnicos y humanos de las propias marcas. En el primero de estos casos está el del Bugatti Aerolithe, patrocinado por el millonario y filántropo Christopher Ohrstrom. Por su parte Norman Foster financió la réplica del Dymaxion, vehículo que creó su mentor en 1933 y del que se conserva sólo la carrocería vacía de uno de los prototipos en el Museo de la Automoción de Reno, EE.UU.
Misterios y tecnologías de otra época
Tan increíble como la desaparición de estos vehículos de los que no quedó ni el más mínimo rastro, caso del Bugatti Aerolithe o del BMW Garmisch
‘RESUCITAR’ ALGUNOS DE ESTOS MODELOS SUPONE UN TRABAJO Y UNA INVERSIÓN SOLO AL ALCANCE DE GRANDES FORTUNAS O DE LAS PROPIAS MARCAS DE AUTOMÓVILES
EL TIEMPO, ACCIDENTES, GUERRAS O DESAPARICIONES MISTERIOSAS HICIERON QUE DE ALGUNOS VEHÍCULOS EXCEPCIONALES SOLO QUEDARAN SUS DISEÑOS Y ALGUNAS FOTOGRAFÍAS
de 1970, relativamente más reciente, está la forma en que fueron construidos en su momento, ya que para hacer sus clones se ha tratado de emplear los mismos materiales y métodos de trabajo de entonces, algo que da un plus de ‘autenticidad’ a estas réplicas perfectas.
La carrocería del Bugatti original estaba construida en magnesio, un material muy difícil de moldear y sobre todo de soldar a otras piezas de aluminio o acero. Utilizar este metal se convirtió en un verdadero quebradero de cabeza para los técnicos de The Guild of Automotive Restoration, la empresa del canadiense David Grainger que realizó esta maravilla que le llevó siete años de trabajo y cuyo coste estimado es de más de cinco millones de dólares.
Cuando el jefe de diseño de BMW Group, Adrian van Hooydonk decidió volver a construir aquel coupé que reinterpretaba el estilo de la marca, contó con la inestimable ayuda de su creador, Marcello Gandini, que trabajó con los diseñadores de BMW y los ténicos de BMW Classic para crear esta réplica perfecta del proto de 1970. Las líneas rectas de sus ‘riñones’ recuerdan a las del nuevo Concept i4.
Tampoco fue fácil la ‘resurrección’ del Lohner-Porsche de 1900, que exigió cuatro años de trabajo del equipo de restauración de Porsche para conseguir que, además de lucir como entonces, funcionara exactamente igual que entonces, movido por la misma tecnología híbrida.