SUV PREMIUM.
GLC, Q5 Y X3 son tres de los SUV más señoriales del momento. ¿Cuál es el más interesante?
Estos tres rivales representan las versiones más asequibles y equilibradas con motor Diesel y tracción total de sus respectivas gamas, con el empaque y el atractivo de sus marcas premium. Tres interesantes SUV de tamaño medio que se convierten en una opción de lujo razonable y que no defraudarán ni por estilo ni por rendimiento y menos aún por su consumo
Cuando llegaron al mercado estos tres rivales eran los SUV ‘compactos’ de sus respectivas marcas, aunque todos ellos ya tienen hoy en día al menos otro modelo u otros dos similares más pequeños. El BMW X3 inauguró este segmento en 2003 y ya va por su tercera generación, con un considerable aumento de tamaño durante esta evolución, como ha ocurrido con sus dos compañeros de esta prueba, algo que los sitúa bastante lejos de la idea con la que nacieron de SUV compactos de lujo.
Por longitud están todos muy cerca siendo el X3 el más grande de todos, pero por una diferencia de cinco escasos centímetros. Las cotas de anchura y altura, que parecen casi calcadas entre ellos, dan lugar a unas siluetas muy similares aunque sus reconocibles estilos de diseño dejan bien claro a qué compañía pertenecen.
Interiores, calidad y tecnología
En el aspecto del salpicadero vuelven a resaltar su ADN de marca con unos diseños muy personales en cada uno. El nivel de calidad y la sensación de robustez y buenos acabados que transmiten es magnífico en los tres, pero si nos ponemos a observar algunos detalles, tanto el BMW como el Mer
cedes –el primero con el paquete Luxury y el segundo con el AMG– tienen los salpicaderos y la parte superior de los paneles de puertas en un acabado que simula estar tapizado en cuero, con unas falsas costuras muy logradas que transmiten la imagen de algo artesanal y bien hecho. Por combinación de colores y materiales, el BMW es el que nos ha parecido más llamativo y a la vez cálido y acogedor, pero la terminación de acabados y el aire de sofisticación en todos son prácticamente idénticos.
La combinación de interruptores físicos y mandos en el equipo de infoentretenimiento es casi perfecta en los tres, ya que el control de la climatización se realiza por medio de botones clásicos, aunque el BMW también añade este tipo de pulsadores para otras funciones, como memorias de emisoras o puntos de interés del navegador.
En espacio interior también están muy igualados y las diferencias son mínimas, con una ligera ventaja del Q5 en anchura y del X3 en espacio para las piernas en las plazas traseras y altura total interior mientras que el GLC está en un termino medio. El Audi es el único que ofrece la posibilidad de mover longitudinalmente la banqueta trasera para modular el espacio entre pasajeros y carga, aunque en el BMW se puede variar la inclinación del respaldo trasero para ganar unos centímetros de maletero. La posición de conducción más elevada, un factor que valoran muchos clientes que llegan a los SUV de lujo desde las berlinas, la tenemos en el BMW, con el asiento a 69 centímetros del suelo, seguido muy de cerca por el Audi a 67, mientras que en el Mercedes vamos algo más bajos, a 65 centímetros. En los tres casos y dado que montaban paquetes de equipamiento bastante completos y costosos, los asientos eran los denominados deportivos, con multitud
de reglajes, entre ellos la longitud de la banqueta, y una sujeción excelente, aunque las tapicerías de cuero no ayudan mucho para evitar que nos resbalemos dentro de la propia butacas en las zonas más viradas.
Motores, con cuatro basta
Nuestros tres protagonistas comparten bloques turbodiésel de cuatro cilindros, con cilindradas casi idénticas y rendimientos muy similares, tanto es así que la cifra de par es la misma en todos. Teniendo en cuenta que sus pesos apenas varían 115 kilogramos entre el más pesado –el Audi– y el más liviano –el BMW–, las diferencias entre unos y otros están más en las sensaciones que transmiten que en lo que dice el cronómetro. Por silencio y suavidad de marcha el Audi y el BMW sorprenden por lo difícil que es apreciar el sonido de sus propulsores en el interior del habitáculo en cuanto alcanzan un poco de temperatura. El Mercedes no es que sea ruidoso, ni mucho menos, pero es que el habitáculo de sus rivales está todavía mejor insonorizado.
En lo referente a las cajas de cambio tenemos una total variedad con siete, ocho y nueve relaciones. El Audi recurre al sistema de doble embrague con siete velocidades mientras que en el BMW y el Mercedes tenemos cambios tradicionales de convertidor de par con ocho y nueve marchas respectivamente. Todos añaden la posibilidad de elegir las relaciones manualmente mediante las levas situadas detrás del volante.
Por suavidad y rapidez de reacciones, el cambio del BMW nos ha parecido especialmente agradable y en buena parte respon
sable del excelente rendimiento de todo el conjunto, pero tanto en el Audi como en el Mercedes la respuesta de sus respectivas cajas son igualmente rápidas aunque la sensación es que los tres funcionan mucho mejor y de manera más inmediata en automático que cuando elegimos nosotros mismos la marcha que queremos, como si la unidad de control se ‘resistiera’ durante unas décimas de segundo a obedecernos.
La tracción total es de serie en todos, pero ninguno de ellos cuenta con la posibilidad de una reductora o una marcha especialmente corta para situaciones difíciles fuera del asfalto, aunque equipen control de descenso de pendientes.
Como no podía ser de otra forma, disponen de esquemas independientes en las cuatro ruedas, pero sólo el Audi y el Mercedes pueden montar en opción la suspensión neumática –2.385 y 2.733 euros respectivamente–, que en los dos casos incluye los amortiguadores de dureza variable. En el Audi los muelles de aire se pueden regular hasta en cinco alturas distintas y en el Mercedes solo permite elevar dos centímetros adicionales la distancia de la carrocería al suelo. En el Q5 cada una de las alturas va asociada a uno de los programas de conducción, siete en total, que incluyen los Allroad y Offroad para campo, el único del grupo que cuenta con esta posibilidad. En el BMW tenemos tres programas de conducción, mientras que en el Mercedes disponemos de cuatro posibilidades de ajuste.
Las diferencias entre el reglaje más deportivo y el más confortable en ningún caso son tan marcadas como para que disminuya la excelente comodidad que ofrece cualquiera y la sensación más apreciable está en los ligeros balanceos de la carrocería en curva y el suave movimiento vertical frente a las ondulaciones del firme.
Conducción, el equilibrio perfecto
Hasta hace muy poco parecía que el refinamiento en un modelo de este nivel de precio solo podía venir de un bloque de seis cilindros y estos cuatro representantes son la prueba de que no es así. Más ligeros, con unas reacciones más inmediatas y unos consumos sorprendentes para unos SUV de este tamaño y categoría, ofrecen un nivel de comodidad y de agilidad en todo tipo de carreteras que
EL NIVEL DE SILENCIO, SUAVIDAD Y EL BAJO CONSUMO CONSEGUIDO POR ESTOS MOTORES DIESEL DE CUATRO CILINDROS Y SOLO DOS LITROS ES SORPRENDENTE EN ESTOS TRES RIVALES
no deja de sorprendernos. En un mismo recorrido realizado por los tres rivales los consumos reales fueron de 6,9 litros en el Audi, 6,8 en el BMW y 7,1 en el Mercedes, unos verdaderos mecheros y de gasóleo.
Sus bastidores están afinados rozando la perfección, sea cual sea el programa elegido. En curva apoyan de forma inmediata y transmiten una sensación de seguridad y control sorprendente. El Audi se destaca por el tacto más ágil, con una dirección muy rápida que solo exige 2,1 vueltas entre topes y unas reacciones tan vivas que le permiten moverse con total soltura en carreteras reviradas haciendo parecer que es mucho más pequeño.
El BMW y el Mercedes no andan lejos, en especial el X3, algo más reactivo que el GLC en todo tipo de carreteras, a pesar de no contar con suspensión neumática y de que su dirección no es tan rápida, con 2,5 vueltas frente a las 2,2 del de la estrella.
Aunque son las versiones ‘casi’ más baratas de sus respectivas gamas, los precios son elevados y más en nuestras unidades de prueba que llevaban de media unos 18.000 euros de extras. Y eso que algunas de esas opciones iban incluidas en los respectivos paquetes de estilo exterior e interior, el S-Line del Audi –5.910 euros–, el Luxury del BMW –7.100 euros– y el AMG del Mercedes –3.465 euros–.
EL PLACER DE CONDUCCIÓN Y NIVEL DE REPRESENTATIVIDAD QUE OFRECEN ESTOS TRES SUV ESTÁ A UN NIVEL VERDADERAMENTE ALTO