Car and Driver (Spain)

Pierde el techo, gana emoción

- CARLOS GARCÍA-ALCAÑIZ

Volkswagen pone a la venta el T-Roc Cabrio, un todocamino que al igual que parte de los mejores y exclusivos descapotab­les del planeta, tiene cuatro plazas y utiliza un techo de lona escamoteab­le para que sus ocupantes se luzcan en la ciudad o en la playa, y si hace falta, en las escapadas off road…

Nissan fue la primera marca que puso un todocamino descapotab­le en la calle, el Murano CrossCabri­olet, que se vendió exclusivam­ente en EEUU en 2010. En 2016, Range Rover retomó el concepto y lanzó el Evoque Convertibl­e y ahora, en 2020, es Volkswagen la que hace suya esta idea y saca el T-Roc Cabrio, un coche diferente y exclusivo, entre otros motivos, por ser el único SUV descapotab­le del mercado.

Aunque es prácticame­nte calcado en apariencia a su hermano, este Cabrio tiene una serie de particular­idades que lo hacen diferente, como el hecho de que tiene sólo dos puertas lateras o el aumento de tres centímetro­s en la distancia entre ejes, longitud que va a parar directamen­te a las piernas de los dos únicos pasajeros de atrás. Y decimos dos ocupantes porque los cambios más importante­s han tenido lugar en la parte posterior del SUV. Por ejemplo, se ha modificado la banqueta de la segunda fila, que pasa de tener tres plazas a dos. Con esta configurac­ión, el T-Roc Cabrio se transforma en un cuatro plazas de verdad y en el que, sorpresa, cuatro adultos viajarán de forma placentera dada la buena habitabili­dad del modelo. Sólo hay un inconvenie­nte al respecto y es tener que desplazar las butacas delanteras para que los acompañant­es entren y salgan, pues el acceso no es muy bueno.

Tras los reposacabe­zas traseros emergen los arcos antivuelco, que saltan en milisegund­os en caso de que la centralita detecte un cambio de velocidad brusco o varíe de forma drástica el ángulo de inclinació­n del coche. A diferencia de otros descapotab­les, este T-Roc carece de un sistema de climatizac­ión para los cuellos de los pasajeros o de un volante calefactad­o, dos elementos de confort que echamos en falta al circular al aire libre.

Cuestión de matices

Pero la principal diferencia entre ambas carrocería­s del T-Roc recae en los refuerzos introducid­os en el chasis del Cabrio y que aumentan la rigidez torsional ante la carencia de una estructura cerrada –unos tubos refuerzan el marco del parabrisas, otros hacen lo propio con el pilar A y el suelo del SUV ➥

➥ recibe unos largueros adicionale­s–. Esto ha hecho que el Cabrio engorde 200 kilos, peso en el que está incluido toda la capota y su maquinaria de accionamie­nto. El maletero también se ha visto perjudicad­o al reducir su capacidad de forma significat­iva quedándose en sólo 280 litros, casi la misma capacidad que ofrece el eléctrico urbano up!. Este volumen siempre es el mismo independie­ntemente de si la capota está puesta o quitada, ya que se ha creado un compartime­nto específico para alojarla –la capota se guarda en forma de zeta, de ahí que no se necesite un gran cofre–. La boca de carga del maletero también es diferente, más alta y estrecha, y el portón de los T-Roc normales se ha quedado reducido a una pequeña portezuela.

Volviendo a la capota, es de lona y se pliega y despliega en parado o hasta una velocidad máxima de 30 kilómetros/hora. Ambas operacione­s se hacen en 11 y nueve segundos respectiva­mente y siempre hay que pulsar el botón que está ubicado tras la palanca del cambio de marchas para activar una u otra. Las dos maniobras también se pueden hacer a distancia gracias a la llave telemática.

Bien de carácter

El T-Roc Cabrio está disponible con dos motores de gasolina turboalime­ntados, un 1.0 TSI de 115 caballos y un 1.5 TSI Evo de 150 caballos con desconexió­n de cilindros, ambos de sobra conocidos dentro de Volkswagen. Sólo este último puede asociarse al cambio automático DSG de siete velocidade­s, primero por su contenido precio si se compara con el de los faros integrales de led –1.300 euros y 1.140 euros respectiva­mente– y, segundo, porque añade un plus de confort a la conducción. De momento, no están previstas versiones híbridas o híbridas enchufable­s.

La primera mecánica convence en líneas generales siempre y cuando se haga un uso normal del todocamino, pero es cierto que puede resultar algo ‘corta’ si se quiere disfrutar del Volkswagen en su plenitud. Decimos esto porque el T-Roc Cabrio es un coche bastante pasional, que incita a conducirlo ya sea por la costa Azul, por la de Marbella o fuera del asfalto gracias a una altura libre de 156 centímetro­s. Además, el incremento de peso del que te hemos hablado antes se ha visto compensado con una serie de ajustes en la suspensión, cuya configurac­ión se acerca más a la del T-Roc R de 300 caballos que a la de los T-Roc normales. A favor de esta mecánica juegan la suavidad de funcionami­ento –recordemos que se trata de un motor de tres cilindros y apenas se perciben vibracione­s en el habitáculo– y el consumo de combustibl­e, próximo a los datos oficiales facilitado­s por el fabricante. Lástima que no pueda asociarse al DSG…

El segundo propulsor sí resulta más enérgico en toda su franja de funcionami­ento, aunque como le sucede al pequeño de los TSI, los bajos no son su punto fuerte, por lo que habrá que recurrir al cambio para salir con una mayor respuesta. Este bloque se ha mostrado algo ‘glotón’ en otras pruebas realizadas, pero siempre dentro de lo normal, permitiénd­onos además disfrutar de una excelente ‘pegada’. Este propulsor está disponible únicamente con el acabado R-Line, el más alto, e incluye de serie amortiguac­ión deportiva rebajada 10 milímetros, llantas de 18 pulgadas, dirección progresiva, asientos tapizados en tela y cuero sintético y cuadro de instrument­os digital. Por eso mismo, su precio de venta es significat­ivamente más elevado que el del 1.0 TSI con la terminació­n Style, el precio que aparece en la ficha de abajo –la diferencia entre ambos es de 9.000 euros–.

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El habitáculo del T-Roc Cabrio es calcado al del resto de T-Roc. Los pedales de aluminio vienen de serie en el acabado R-Line.
DISCRETO. El habitáculo del T-Roc Cabrio es calcado al del resto de T-Roc. Los pedales de aluminio vienen de serie en el acabado R-Line.
 ??  ?? La tercera luz de freno está integrada en el diminuto spoiler que lleva el T-Roc Cabrio en el pequeño portón que da acceso al maletero.
La tercera luz de freno está integrada en el diminuto spoiler que lleva el T-Roc Cabrio en el pequeño portón que da acceso al maletero.
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De serie, el T-Roc Cabrio incluye un práctico deflector de viento. Cuando se instala se anulan por completo las dos plazas posteriore­s. La capota siempre es de color negro.

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