Volvo XC40 Recharge.
También se suma a la moda híbrida enchufable, en dos versiones, una con 211 caballos y otra con 261 caballos.
Ala espera del inminente XC40 P8 100% eléctrico, el fabricante sueco continúa con el programa de electrificación de su gama SUV. En este caso le llega el turno al XC40, el más urbanita de todos sus coches y en el que más sentido encontramos a este tipo de hibridación enchufable. Fruto de la combinación del conocido motor gasolina de 3 cilindros con diferentes variantes de potencia y un motor eléctrico que siempre genera 82 caballos de potencia y que funciona junto con el bloque térmico –lo que implica que este XC40 es un estricto tracción delantera– llega esta variante que está disponible en dos niveles de potencia; 211 –T4– o 261 caballos –T5–, recibiendo siempre el apellido Recharge que identifica a todos los Volvo enchufables.
Todo en su sitio
Sobre el asfalto nos encontramos con la misma puesta en escena agradable, funcional y con mucha calidad que identifica a los Volvo de última generación. Al volante detectamos que el cuentavueltas ha sido sustituido por una esfera que nos indica el tipo de energía que consumimos en cada momento, completado por otro diagrama algo más completo en la pantalla central multimedia. Disponemos de tres modos de funcionamiento; Pure –eléctrico–, Hybrid –el coche decide el tipo de energía en cada momento– y Power –máxima potencia–. Se trata de un coche muy ágil y rápido al sumar el
empuje eléctrico más el de combustión, sin ser deportivo permite unos ritmos muy alegres de conducción con un excelente aislamiento del interior.
La ciudad es su medio ambiente natural, con una autonomía eléctrica entre 40 y 50 kilómetros, mientras que en modo Hybrid logramos un consumo medio entorno a 2 litros a los 100. En carretera esta cifra pasa a situarse entre 7 u 8 litros, pues la reserva de electricidad se agota con facilidad y la acción de autocharge no logra reponerla lo suficiente. En definitiva un urbano premium por calidad y por su etiqueta cero.