con mirada optimista
DURANTE LA COMIDA DE NAVIDAD que Suzuki ofreció a la prensa a finales de noviembre de 2019, nuestra previsión de mercado para 2020 era de un millón doscientas mil unidades matriculadas, lo que significaba, más o menos, repetir cifras.
Diez meses más tarde, miramos con añoranza aquellas cifras. La pandemia ha cambiado todo. Ha retrasado muchos planes, pero también ha acelerado otros. Nos ha hecho conocer Teams, Zoom…, mientras nos reunimos desde casa con nuestros compañeros, con los concesionarios, con nuestros proveedores. Nos ha hecho aprender a presentar nuevos modelos en remoto y, cuando se hacen físicamente, con unas medidas de protección exhaustivas. Nos ha estimulado para desarrollar, en apenas tres meses, los proyectos que teníamos a medio plazo de acercamiento a potenciales clientes, que desde su casa se pueden poner en contacto mediante video llamada con los equipos comerciales de las redes de distribución.
Pero seguimos necesitando ayuda para que el segundo sector más importante de la economía española continúe teniendo la iniciativa que siempre nos ha caracterizado en la investigación, desarrollo y comercialización de vehículos.
Un Plan Renove anunciado en junio que nunca llega, un Plan Moves que parece que ahora arranca, pero son planes que, por los tremendos retrasos de puesta en marcha, pueden perder eficacia en su objetivo de achatarramiento de vehículos contaminantes y servir de revulsivo al sector.
La falta de un plan de infraestructuras de recarga de vehículos híbridos enchufables y eléctricos claro, hace que las inversiones realizadas por los fabricantes en el desarrollo de estos productos no consigan el fin de favorecer un medioambiente más limpio.
Todas las marcas, sin excepción, trabajamos intensamente en producir y comercializar vehículos más eficientes. Por ejemplo, desde este verano, el 100% de los vehículos vendidos por nuestra marca tienen algún tipo de hibridación o electrificación.
Y miramos al futuro con el optimismo de saber que tenemos buenos productos que son eficaces, con tecnología punta y que los que vendrán, serán aún mejores, pero también vemos ese futuro con la incertidumbre de pensar que puede que nuestros gobernantes no hagan nada o, que lo que hagan, vaya a una velocidad distinta a la necesaria.
Nuestras demandas no son tácticas, son estratégicas. Son actuaciones que crean valor, que crean empleo, que atraen inversión.
El sector está preparado para ser el motor de una economía que atraviesa la peor crisis en los últimos 80 años. Concretando un marco de esa creación de valor, empleo e inversión, podemos ser más fuertes desde el punto de vista industrial y de distribución, podemos ser más limpios y eficientes en emisiones y consumos.
En definitiva, podemos ganar el futuro.