Eléctrico con personalidad
En plena celebración de su centenario, Mazda estrena su primer ‘cero emisiones’, un SUV de vocación urbana, con 200 kilómetros de autonomía y el estilo característico de la marca japonesa
l MX-30 es el único coche del mercado –junto con el BMW i3– con puertas traseras de estilo ‘suicida’, que se abren en sentido inverso; un guiño al Mazda RX-8 de hace unos años, pero también una solución para facilitar el acceso.
La batería de iones de litio y 35,5 kilowatios/hora de capacidad, aporta una autonomía de 200 kilómetros; no es una cifra espectacular, pero Mazda asegura que es suficiente para los trayectos
Ecotidianos de los conductores europeos, conteniendo así su tamaño y peso.
No le quitamos la razón, pues el MX-30 es un Mazda más, no se siente pesado y tiene el tacto de conducción de la marca, con una dirección precisa y comunicativa. Al volante, recuerda más a un gasolina que a un eléctrico: es suave y acelera de forma progresiva, sin la típica brusquedad derivada de la entrega de potencia instantánea de un propulsor eléctrico.
Unas levas situadas detrás del volante permiten modular la retención del motor. El nivel máximo de la frenada regenerativa es ideal para los trayectos por ciudad porque permite conducir con un solo pedal. De esta forma, el MX-30 es todavía más fácil de llevar y se saca el máximo partido de la batería, pues se recarga en cada frenada, reduciendo drásticamente el consumo y llevando la autonomía en ciclo urbano hasta los 260 kilómetros