PURA DINAMITA
A día de hoy no es sencillo encontrar coches que te permitan disfrutar de la carretera tanto y tan seguros como este nuevo miembro de la familia ‘R’, capaz de convertir en diversión cada kilómetro recorrido. Al volante estarás deseando dejar la autopista
Afortunadamente, entre tanto eléctrico, híbrido enchufable, híbrido no enchufable, mild hybrid, eléctrico de autonomía extendida y demás zarandajas, de tanto en cuanto llega algún coche de verdad, de ésos que huelen a gasolina según te acercas a la puerta, de ésos que sólo saben de enchufes cuando nos referimos al del mechero, en definitiva; uno de esos coches que nos hizo amar el automóvil cuando éramos críos. Y éste es uno de ellos, un simple vistazo a su ficha técnica ya dice más de él que la de un coche eléctrico en horas de lectura. Motor dos litros, turbo, cuatro cilindros, 300 caballos, cambio automático DSG, suspensión regulable, escapes Akrapovic y tracción integral; ¡Toma ya!
Por concepción se trata de la traslación del concepto R del Golf hasta el segmento SUV, todo un reto si tenemos en cuenta las dificultades a la hora de asegurar deportividad en este tipo de carrocerías pesadas y elevadas. Como precedente, teníamos las excelentes sensaciones dejadas en nuestro paladar por coches del grupo como el Cupra Ateca e incluso el Audi SQ2, vehículos con los que comparte buena parte de sus órganos mecánicos.
En este caso, la adaptación estética de la carrocería es mas que discreta, especialmente en el frontal, donde solo percibimos los nuevos cromados de la calandra. Es en la parte posterior donde los cuatro ‘tubarros’ de escape a modo de tubas de un órgano nos permiten imaginar el tipo de pepino ante el que nos encontramos. Las cotas apenas varían respecto a las variantes convencionales, lo más significativo es que su carrocería es 20 milímetros más baja, como cabía esperar. En el interior ➥
volante R achatado, pedalier de aluminio y unos bacquets perfectos –Alcantara y tela– tanto en diseño como en acabados y en sujeción; por lo demás no deja de ser un T-Roc convencional con el que podemos llevar los niños al colegio sin el menor contratiempo, aunque eso sí, el maletero pasa de 445 litros de capacidad a 392.
Presionamos el pulsador de arranque y es entonces cuando llega hasta nosotros un bramido profundo de ésos que te hace sentir que conduces algo gordo, un bramido que parece hinchar el pedal del acelerador, que ronronea gustoso conforme lo rozamos con nuestro pie y esbozamos una media sonrisa. El conjunto se completa con el Virtual Cockpit de serie, que poco a poco va simplificando su funcionamiento y lectura de manera sobresaliente y la pantalla central de ocho pulgadas.
Como diferencia respecto al resto de la gama el R incluye una nueva posición RACE en la ruleta de selección de modos de conducción, y como es lógico lo insertamos tan pronto como nos ponemos en movimiento. Aunque de serie este modelo ya introduce suspensión Sport y frenos específicos Performance, esta unidad además dispone de suspensión regulable electrónicamente –840 euros– que funciona en colaboración con el citado selector de modos.
Bastan los primeros kilómetros de carretera para ganar confianza con el T-Roc R, un coche fiel a la esencia de conducción deportiva VW que hace de la seguridad su principal baluarte. Es una filosofía que nació con el primer GTi y que tanto gusta entre sus compradores. Es de ese tipo