¿NUEVO REY?
El Hyundai Tucson se convierte en la referencia del segmento SUV.
Ve la luz la cuarta generación del Tucson, un modelo que por diseño, calidad, equipamiento y variedad de motores está llamado a convertirse en la referencia entre los SUV compactos. Tras más de siete millones de unidades vendidas en el mundo, el Tucson lleva cambio de convertirse en leyenda…
Diseño, diseño, diseño y después mucho diseño… Un automóvil debe entrar siempre por los ojos, y sólo después veremos si entra ‘por la cartera’. Aprobadas con nota las asignaturas de la calidad, el precio y la tecnología, los coreanos debían acometer precisamente el asalto a uno de los pocos baluartes que dominaban los fabricantes europeos, el del diseño, y basta echarle un vistazo al nuevo Tucson para descubrir que lo aprueban con nota.
Su preciosa carrocería calca prácticamente las proporciones de su predecesor, en línea con cualquier SUV compacto del mercado, si bien su frontal parece adelantado a su tiempo e imprime personalidad al resto del vehículo. El secreto está en esos elaborados grupos ópticos con formas paramétricas y encastrados en la parrilla que se escamotean en la calandra cuando están apagados y que esconden un complejo esquema de espejos y prismas, ➥
que le permiten ofrecer ese aspecto tan futurista sin dejar de lado su función de iluminar, con una peculiar y personal forma de pirámide invertida.
La sofisticación tiene continuidad en un interior muy tecnológico en el que destacan la pantalla de 10,25 pulgadas que sirve de instrumentación y la central, que opcionalmente también puede ser de 10,25 pulgadas –8 de serie–, que ofrece un fucionamiento preciso y sencillo y que se completa con una serie de sensores táctiles en la zona inferior, similares a los que usa Porsche, y que nos sirven para el control de climatización, radio y otra serie de elementos de uso frecuente. En las versiones automáticas la palanca de cambios deja paso a una botonera ubicada en la consola que divide los puestos delanteros y que también incluye el selector de modos de conducción –normal, ECO y Sport– y el mando que nos permite elegir el tipo de firme sobre el que rodamos para adaptar el funcionamiento de la tracción integral. En conjunto excelentes materiales y ajustes y un diseño que llama la atención con detalles como el cuidado volante de brazos longitudinales.
El ligerísimo aumento de cotas de la carrocería, crece 2
centímetros de largo, y el incremento de la distancia entre ejes en 10 milímetros, le permiten mejorar ligeramente una habitabilidad que ya era buena en su predecesor, añadiendo detalles como el respaldo regulable en inclinación para los pasajeros traseros o un maletero que ahora cubida 620 litros –546 en las versiones 48V–.
Así va el Full Hybrid
A los mandos de la versión Full Hybrid de 230 caballos de potencia contamos con un grupo propulsor híbrido, no enchufable, que recurre al mismo motor 4 cilindros que las demás versiones gasolina del modelo, que en este caso se complementa con un motor eléctrico de 60 caballos, 230 caballos de potencia conjunta. Sobre el asfalto ofrece un tacto de conducción intachable, prevalece la comodidad, pero no exenta de cierta agilidad y deportividad si elegimos el modo Sport de conducción, sobre todo si contamos con la suspensión regulable de tipo eléctrico, que hace que el Tucson se transforme por completo, pues la diferencia entre los dos grados de firmeza disponibles es apreciable. Es habitual que los SUV de este segmento cuenten con selector de modos de conducción, pero no lo es tanto que alteren tanto el comportamiento, aunque conviene matizar que la comodidad es una prioridad que nunca llega a verse comprometido, ayudado por elementos como el excepcional aislamiento del habitáculo. Obviamente su comportamiento sobre el asfalto es continuista y no nos llama tanto la atención como su diseño disruptivo, pero es que el Tucson ha sido siempre una referencia por su buen rodar y su comodidad y no necesitaba demasiados cambios en este aspecto.