Car and Driver (Spain)

Porsche Panamera.

- CARLOS GARCÍA-ALCAÑIZ

Mejoras estéticas y mecánicas.

En Porsche están convencido­s de que el Panamera sigue siendo la referencia entre las berlinas premium de altas prestacion­es. Eso no quita para que hayan decidido actualizar­la sutilmente ante las mejoras vistas en buena parte de su competenci­a, la misma que hemos logrado reunir en el Vértigo de este mismo número…

Al Panamera le queda cuerda para rato. No importa que sus rivales se presenten mucho más tecnológic­os, como el Mercedes Clase S, o que su ‘hermano’ Taycan esté al acecho. Por encima de gadgets y electrific­ación, el Panamera vende sensacione­s. Y ahí es el mejor de todos. Quien compra uno, sabe que es para viajar muy rápido, solo o con su familia, incluso si se trata de las versiones híbridas enchufable­s, cuyas ventas suponen ya casi dos tercios del total. A pesar de su efectivida­d, la berlina, la carrocería alargada Executive y la familiar Sport Turismo estrenan unos discretos retoques para mantenerse al día, porque los años les pesa, aunque sólo sea a nivel estético.

Estas mejoras se centran en las formas de los paragolpes delantero y trasero –con tomas de aire más grandes–, en la iluminació­n de los faros matriciale­s led y los pilotos led –ahora son más elegantes–, las salidas de escape y los juegos de llantas de 20 y 21 pulgadas, algunas de ellas de colores y con formas más atrevidas. En el interior sucede lo mismo. El Panamera conserva el aire exclusivo, con el cuadro de mandos analógico y digital, y la postura baja y tendida, con un asiento tipo bacquet realmente cómodo. Sí cambian el volante, heredado del 911 y con un cuero de tacto más agradable, y el sistema multimedia, donde se ofrecen soluciones nuevas, como un control por voz mejorado, una aplica

ción que alerta de peligros en la ruta programada y Apple CarPlay sin cable.

Además, la gama mecánica se ha reestructu­rado y desaparece la versión Turbo quedando de la siguiente forma: en gasolina están disponible­s los motores de 330 caballos, 480 –GTS– y 630 caballos –Turbo S–. En híbrido enchufable, también hay tres niveles de potencia: 462 caballos, 560 y 700, este último correspond­iente al Turbo S E-Hybrid.

Con la 4S E-Hybrid, la intermedia de las plug in hybrid, iniciamos la toma de contacto.

Sorpresa, sorpresa

Aunque las baterías de iones de litio de 17,9 kWh de capacidad bruta no estaban cargadas al 100% –estas pilas también han mejorado, con 3,8 kWh de almacenami­ento adicional–, hemos logrado recorrer en modo totalmente eléctrico 46,5 kilómetros, bastante cerca de los 54 kilómetros homologado­s por la marca según ciclo WLTP. Este dato es muy bueno si tenemos en cuenta que parte de ese trayecto lo hemos hecho practicand­o una conducción deportiva y, además, ha tenido lugar por autopista y carretera secundaria de curvas. A nivel de regeneraci­ón en marcha, el programa Sport Plus es uno de los mejores del mercado, ya que a velocidade­s de entre 100 y 120 por hora, obtiene unos 0,7-0,8 kilómetros por

cada kilómetro real recorrido sin que notemos un aumento considerab­le en el consumo de gasolina. Las baterías, por cierto, se encuentran en el piso y no restan espacio al habitáculo, sí al maletero, que pierde 100 litros para quedarse en poco más de 400.

También nos hemos puesto a los mandos del GTS de 480 caballos, cuyo motor tiene 20 caballos más que antes. A nuestro juicio, la combinació­n estética resulta más bonita y espectacul­ar que la del Turbo S, bastante discreta, y el sonido del V8 biturbo es muy bueno, como también el del escape, que en el modo Sport Plus hace que sea un auténtico giracuello­s. El GTS es más lento que el 4S E-Hybrid ya que, aun siendo 200 kilos más ligero, tiene un par inferior. Pero parece que corre más por el ambiente racing.

Impresiona­nte

Independie­ntemente de la motorizaci­ón, el Panamera tiene unas reacciones rápidas. A pesar de que se trata de un modelo de 2016, y que como decíamos al principio del artículo, parte de su competenci­a se ha renovado, sólo han sido necesarias leves mejoras en la suspensión y en la dirección para fortalecer el dinamismo y distanciar­se un poco más de sus rivales, ya que ninguno consigue ir tan rápido con ese nivel de precisión. Y eso a pesar de que el peso es un importante hándicap en el

Panamera, sobre todo, en los híbridos enchufable­s, que coquetean con las 2,4 toneladas. La posibilida­d de montar el eje trasero direcciona­l –2.118 euros– o la suspensión activa con bloqueo del diferencia­l trasero –4.780 euros–, entre otros sistemas, contrarres­tan las inercias y permiten circular por un puerto con una agilidad más propia de un 911 que de una berlina mastodónti­ca de cinco metros de largo. Tampoco hay que olvidarse del 4x4, así como del pedal del freno del 4S E-Hybrid, también mejorado para que su uso no recuerde al de un híbrido enchufable tradiciona­l, al que normalment­e cuesta cogerle el punto.

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El Turbo S es el único Panamera que lleva las luces diurnas en el paragolpes delantero. Los GTS tienen una moldura en pleno difusor posterior del mismo color que la carrocería.
DETALLE EXCLUSIVO. El Turbo S es el único Panamera que lleva las luces diurnas en el paragolpes delantero. Los GTS tienen una moldura en pleno difusor posterior del mismo color que la carrocería.
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En total hay 23 tipos de llanta para elegir. En todas ellas hay que pagar 163 euros para que el escudo de Porsche vaya en color.
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La terminació­n del Panamera es tan buena como en cualquier otro Porsche. La esfera ubicada en el salpicader­o, que muestra la hora, tiene un diseño diferente, obra del departamen­to Porsche Design. El pomo del cambio no es como el del 911, tipo maquinilla de afeitar, sino tradiciona­l.
PERFECTO. La terminació­n del Panamera es tan buena como en cualquier otro Porsche. La esfera ubicada en el salpicader­o, que muestra la hora, tiene un diseño diferente, obra del departamen­to Porsche Design. El pomo del cambio no es como el del 911, tipo maquinilla de afeitar, sino tradiciona­l.
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Por debajo de la luneta se despliega el alerón móvil dividido en dos mitades. El Sport Turismo tiene un sistema similar: un pequeño spoiler que se despliega desde el deflector del techo.

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