Mercedes Clase S.
¿Conduces o te conduce?
La berlina de representación por excelencia estrena nivel de conducción autonónoma tres.
Es el automóvil que, generación tras generación, ha ido siempre por delante en innovación y en seguridad. En esta su séptima reencarnación, el Clase S no defrauda en ningún aspecto y vuelve a poner el listón de la comodidad y la tecnología a un nivel que sus rivales tendrán que alcanzar
Para seguir con la norma no escrita de cada nueva entrega de un modelo, sea cual sea su segmento, el Clase S también crece en todas sus medidas. Es casi seis centímetros más largo, dos más ancho y uno más alto, hasta alcanzar los 5,18 metros en la versión de batalla corta y 11 centímetros más en el largo, exactamente la diferencia que hay en la distancia entre ejes de una a otra carrocería.
Un interior para vivirlo
El habitáculo es bastante similar al del anterior Clase S y aunque 5,18 son muchos metros de largo, la cota longitudinal para las piernas en la parte trasera de la carrocería corta es buena pero no exagerada, sobre todo en función de la posición de los asientos delanteros. Lo que resulta casi abrumador es la presentación del interior, con una nueva ordenación del salpicadero y las pantallas que lo componen. Llama la atención la nueva pantalla vertical de 12,8 pulgadas y tecnología OLED situada en la consola central, pero cuando nos ponemos al ➥
volante resulta espectacular la pantalla de la instrumentación, con visión 3D que se ajusta a la mirada del conductor, aunque exige un poco de adaptación.
Seguridad avanzada
El nuevo Clase S es el primer vehículo del mundo con airbags frontales en las plazas traseras, aunque de momento solo en la versión larga. Su equipamiento tecnológico podrá incluir elementos como el aparcamiento totalmente autónomo –el conductor se baja del coche y el propio Clase S va a ‘buscar’ su plaza–, o el Drive Pilot con un nivel de conducción autónoma 3, aunque esos sistemas solo están autorizados en Alemania. Todos los asistentes a la conducción son de serie, con excepción del Drive Pilot que es opcional.
Los faros de ledes más sofisticados, denominados MULTIBEAN, son de serie, pero
existe la opción de los Digital Light, capaces de proyectar imágenes en la carretera, como una señal de STOP o diferentes informaciones para alertar visualmente al conductor o los peatones. La cantidad de dispositivos de ayuda la conducción es interminable y actualmente la más completa del mercado, por encima de Serie 7 y A8.
Sorprendente en todo
Nuestra toma de contacto consistió en un recorrido de unos 130 kilómetros con el 400 d, el turbodiésel más potente, la mitad de ese trayecto por autovía y el resto por carreteras secundarias con numerosas curvas, poco tráfico y un firme en bastante buen estado. Como era de esperar, el comportamiento del Clase S es realmente espectacular, empezando por el silencio interior, que solo se ve interrumpido por el ruido aerodinámico de los enormes retrovisores. Con cualquiera de los programas de conducción el nivel de comodidad es elevadísimo, incluso en el Sport+ que ofrece el reglaje de suspensión más duro.
Nuestro Clase S no equipaba la dirección integral pero a pesar de sus dimensiones y de que el diámetro de giro es de 12,8 metros, tiene una movilidad más que aceptable, incluso en zonas urbanas poco adaptadas a su tamaño.
El nivel de precisión y seguridad que transmite el Clase S es tan sorprendente como siempre lo ha sido en cada nueva generación. Por mucho que se quiera forzar su trayectoria en una curva es casi imposible que nos sorprenda con algún mal movimiento o una reacción extraña y todo ello con una comodidad y una suavidad dignos de su estirpe. A eso hay que añadir la sorpresa del consumo medio de nuestra corta prueba, sin ningún ‘mimo’ en este apartado, con la mayor parte del recorrido casi siempre en los modos de conducción Sport y Sport+ y que se quedó en unos austeros ocho litros exactos de gasóleo.