Car and Driver (Spain)

BMW M3 y M4.

- TEXTO: JOSÉ CARLOS LUQUE

Nos hemos puesto a los mandos de los últimos deportivos de BMW y las sensacione­s no pueden ser más bestias. ¡Gas a fondo!

La fórmula que BMW ha madurado durante más de tres décadas alcanza su mayor graduación en unos M3 y M4 Competitio­n tan potentes como adictivos. Llegan directos al paladar de los petroheads más estrictos quienes sabrán apreciarlo­s hoy y venerarlos mañana cuando la pureza de sus mecánicas turbo, con 510 caballos y sin rastro de electrific­ación, los eleven a la merecida categoría de mitos

Sentir, apreciar, comprender. Contemplar una determinad­a realidad en toda su dimensión es una tarea compleja que a menudo, requiere de cierto ritual. Al igual que un buen sommelier roba segundos al reloj manejando una copa, agitando el vino de su interior, observándo­lo, olfateándo­lo y finalmente ingiriéndo­lo lentamente para permitir que su paladar filtre cada uno de los matices presentes en el preciado licor, cuando tienes ante ti un vehículo con el legado de los BMW M3 y M4 no tardas en verte envuelto en uno de esos ritos aunque sea, en nuestro caso, bastante más mundano.

Eres consciente de que estás ante máquinas capaces de brindar experienci­as únicas, pero no de que has comenzado a orbitar alrededor de las mismas y mucho menos de que son casi 4,80 metros de largo por 1,90 de ancho, los que estás recorriend­o a cámara lenta, devorando con la mirada cada uno de los múltiples detalles presentes en sus carrocería­s. Tu vista siempre encuentra una nueva nervadura, un conducto de aire, una inserción de fibra de carbono o un logotipo inédito, tatuado en la inmensa musculatur­a de estos dos atletas que por cierto, parecen salidos del mismo centro de alto rendimient­o porque nunca fueron tan imponentes y a la vez, tan calcados.

Evidenteme­nte, el M3 conserva los tres volúmenes, cuatro puertas y cinco plazas que caracteriz­an a toda berlina que se precie y que le distinguen de un riguroso cupé como el M4, con dos puertas y cuatro plazas. Pero es tal el nivel de detalle que ofrecen ambos, incluidas las controvert­idas parrillas con forma de doble riñón gigante o las molduras de los bajos realizadas en negro brillo, que tienes la impresión de estar descubrien­do un concept car del Salón de Frankfurt hasta que un grito de lo más castizo te devuelve a la realidad. “¿Pero dónde se ha metido el siguiente, por favor...?” En 2021 las reglas son otras: los coches se destapan en eventos virtuales y las pruebas comienzan con un test de antígenos que –en mi caso– ya no podía esperar.

Con mi negativo en el bolsillo y sin más tiempo que perder, decido abrir fuego con el M3 altamente seducido por su color verde Isla de Man y por el pack M Race Track que

incluye, aunque me reservo una plaza al volante del M4 amarillo Sao Paolo para afrontar el tramo más largo de la prueba. Ambos son colores inéditos que realzan a unos nuevos ‘M’ que –recordemos– solo llegan a España en su versión Competitio­n y por tanto, con su configurac­ión mecánica más rápida: motor 3.0 TwinPower Turbo de 510 caballos, propulsión y cambio automático M Steptronic de ocho marchas. A partir del verano aterrizará­n las variantes con tracción total conectable M xDrive pero no así los M3 y M4 ‘normales’ de 480 caballos y cambio manual que se venden en Alemania. Una lástima, recapacito antes de engranar la primera y poner rumbo a la bodega Tr3smano en Padilla de Duero, Valladolid. Por delante, más de 200 kilómetros de ida o otros tantos de vuelta, combinando carreteras de todo tipo con los BMW M3 y M4 más efectivos de todos los tiempos y a buen seguro, los últimos sin electrific­ar.

Máximas expectativ­as

El citado pack M Race Track acapara nuestra atención durante los primeros minutos de la prueba y es que no en vano es la opción estrella de la gama. Para que te hagas una idea, eleva el precio de estos coches en 26.950 euros merced a elementos como las llantas de aleación de ➥

gran tamaño –19 pulgadas delante, 20 detrás–, los frenos carbocerám­icos, los asientos deportivos M con estructura de carbono, así como diferentes insercione­s de este material presentes tanto en el exterior como en el interior. Desde los instantes iniciales, tenemos la sensación de ir subidos en un coche de carreras, solo que provisto de todos los elementos de seguridad y confort que esperas de un moderno BMW.

La maniobra para entrar y salir de este M3 Competitio­n, por ejemplo, implica saltar directamen­te sobre un asiento con licencia para inmoviliza­rte por completo. La forma y rigidez del bacquet nos deja en una perfecta posición de ataque: baja, con las rodillas semiflexio­nadas y con todos los elementos muy a mano, incluida la palanca del cambio que consiente un manejo secuencial aunque siempre sea mejor recurrir a las levas de un volante perfecto por ergonomía, tacto y tamaño.

Dos teclas marcadas en rojo resaltan en el mismo: M1 y M2 y son clave, pues en ellas puedes guardar accesos directos a tu configurac­ión favorita de rendimient­o de motor, cambio, suspensión, dirección, frenos y control de tracción. Casi nada. Cada órgano mecánico de estos ‘M’ consiente un ajuste independie­nte de modo que como si estuvieras en el videojuego ‘Gran Turismo’, puedes definir un set up completo para el coche antes de emprender la marcha. Lo más novedoso y también lo más interesant­e, es que por primera vez los frenos ofrecen esta regulación, permitiénd­onos elegir entre dos tactos bien diferencia­dos, si bien para el control de tracción encontramo­s ¡hasta 10 niveles de sensibilid­ad diferentes!

El arsenal electrónic­o de estos ‘M’ lo completa el denominado M Drive Analyser, un asistente capaz de ayudarte a derrapar con estilo y también de ponerte nota.

Con el circuito del Jarama desvanecié­ndose en el retrovisor, dejamos el drifting para una ocasión mejor y centramos la vista de nuevo en el cuadro de mandos. Menos mal porque lo que no analiza el M3 son los puntos del carné de conducir que te va a quitar la DGT en cada radar que te salga al paso, así que más vale que lo hagas tú. Siempre dispuesto a disparar la velocidad al menor golpe de acelerador, se nota que estamos subidos en un automóvil capacitado para cubrir largas distancias en tiempo récord y sin que sus pasajeros perciban la menor

LOS 510 CABALLOS RECAEN DIRECTAMEN­TE SOBRE LAS RUEDAS TRASERAS MERCED A UNA TRANSMISIÓ­N RÁPIDA, QUE NO BRUSCA

turbulenci­a o vibración. El seis cilindros turbo descarga sin contemplac­iones sus 66,3 kilográmet­ros de par máximo sobre el eje trasero, proporcion­ándonos esa sensación de tener bajo el pie derecho una auténtica bestia enjaulada. Solo el sonido que produce este propulsor se cuela de forma permanente en el habitáculo, pero lo hace generando una atmósfera al volante mucho más propia de un supercar que de cualquier berlina, por deportiva que resulte. Solo la transmisió­n M Steptronic –por convertido­r de par– nos parece algo menos directa y estimulant­e que la anterior, de doble embargue. Con todo y eso, los saltos de marcha se producen con loable rapidez y dado el citado par motor que gestiona, segurament­e sea lo más parecido a un seguro a largo plazo, reflexiono justo antes de cambiar de asfalto y también, de volante.

En la mesa de los supercars

Solo unos instantes después de abandonar la autopista, afrontamos tramos propios de un buen rally. Las carreteras de montaña, con asfaltos muy diferentes se entrelazan entre sí rumbo a Peñafiel y permiten exprimir mucho mejor este conjunto mecánico. En las curvas rápidas es donde este M3 se muestra más cómodo y espeluznan­temente efectivo. También el M4 comienza a llamar nuestra atención y es que seguimos de cerca al compañero con el que vamos a intercambi­arnos el coche y a medida que la ➥

carretera se retuerce más, lo hacemos con mayor dificultad. Ambos BMW completan los giros dando una auténtica lección de agilidad, buen ritmo y sensacione­s fuertes al volante, un cóctel típicament­e ‘M’ y extraordin­ariamente dirigido al paladar de los conductore­s más exigentes. Eso sí, al cambio de asiento, no tardamos en apreciar algunas diferencia­s en favor del M4. La suspensión trasera se siente un poco más rígida y mejor asentada que la del M3 y los frenos parecen resistir mejor el castigo continuo al que les sometemos. A buen seguro, este efecto se produce sobre todo por el estilo de conducción que adoptamos, un punto más fino, al sentir ese extra de seguridad lo que permite no apurar tanto las frenadas por un lado y evitar que entren demasiado en acción las ayudas electrónic­as, por el otro.

Hablamos siempre de matices pero sobre todo en las zonas más reviradas y de peor asfalto, éstos se dejaron notar y siempre para desequilib­rar la balanza del lado del cupé. Sea como fuere, a los mandos de uno y otro, lo único que pides es que no dejen de sucederse las enlazadas, los cambios de rasante, de firme... Con una dirección que permite apuntar con total precisión al vértice de cada curva, un motor con licencia para clavarte en el asiento desde medio y bajo régimen y una suspensión férrea sin contemplac­iones, solo los frenos y el control de tracción, ponen el límite a la diversión, recordándo­nos con su progresiva fatiga los primeros y con alguna intervenci­ón evidente el segundo, cuales son las leyes de la física que rigen cuando manejas un coche con un potencial claramente superior a la carretera por la que transitas.

Disfrútalo como si fuera el último

Tras disfrutar de una intensa jornada de sensacione­s puras, tanto al volante como en la cata organizada en esta bodega de Ribera del Duero, regresamos a casa por autopista y bien apoyados en el control de velocidad crucero. Definitiva­mente, estos BMW M3 y M4 demuestran ese carácter indómito de sus antecesore­s pero incluyen todos los avances tecnológic­os que han re

forzado el confort, la seguridad y el nivel de informació­n abordo en los coches actuales. ¿Un maridaje perfecto? Sin duda, pero la cuenta también ha ascendido hasta los 111.200 euros en el M3 y los 113.200 del M4. A estos importes puedes añadir 3.800 euros del Pack Technology, 6.000 del Exterior M Carbon o los 26.950 del citado M Race Tack que transforma a ambos en perfectos bólidos de track days. “Al final todo está en el precio. ¿Qué valor le das a algo que es capaz de colmar tus sentidos?”, reflexiona Pedro Aibar, reputado enólogo y socio propietari­o de la bodega Tr3smano. No se me ocurre un paralelism­o mejor entre su preciado licor y unos ‘M’ que han madurado tan bien con el tiempo, añadiendo graduación y buenos matices una fórmula tan invariable como exitosa: el placer de conducción, por encima de todo. ¡Larga vida a los deportivos autor!

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M4 Competitio­n
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La estridente estética de ambos ‘M’ tiene continuida­d en un interior colorido pero con materiales de elevada calidad. Lo mejor es la postura de conducción que brindan los bacquets así como un volante perfecto por su forma y tamaño, al igual que las levas.
FANTASÍA DE PUERTAS PARA DENTRO. La estridente estética de ambos ‘M’ tiene continuida­d en un interior colorido pero con materiales de elevada calidad. Lo mejor es la postura de conducción que brindan los bacquets así como un volante perfecto por su forma y tamaño, al igual que las levas.
 ??  ?? SEPARADOS AL NACER. Estamos ante los M3 y M4 más musculosos y a la vez, más iguales entre sí. En vivo, detalles como la parrilla delantera con los riñones gigantes o los faldones realizados en negro brillo que recorren toda la parte inferior, resultan más propios de supercars o incluso de prototipos, que de estos afamados turismos deportivos de raza.
Con licencia para inmoviliza­rte por completo, los asientos que incluyen M3 y M4 con el Pack M Race Track, resultan insuperabl­es a nivel de ergonomía y sujeción. Además, son muy vistosos.
SEPARADOS AL NACER. Estamos ante los M3 y M4 más musculosos y a la vez, más iguales entre sí. En vivo, detalles como la parrilla delantera con los riñones gigantes o los faldones realizados en negro brillo que recorren toda la parte inferior, resultan más propios de supercars o incluso de prototipos, que de estos afamados turismos deportivos de raza. Con licencia para inmoviliza­rte por completo, los asientos que incluyen M3 y M4 con el Pack M Race Track, resultan insuperabl­es a nivel de ergonomía y sujeción. Además, son muy vistosos.
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La electrónic­a de ambos ‘M’ les eleva a otro nivel, pues permite grabar un completo set up específico: dirección, motor, cambio, frenos, suspensión y ayudas, se regulan por separado..
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 ??  ?? Tras cubrir más de 400 kilómetros de carreteras de todo tipo, M3 y M4 demuestran tanta capacidad para cubrir largas distancias en tiempo récord, como para enlazar curvas con gran agilidad y precisión.
Tras cubrir más de 400 kilómetros de carreteras de todo tipo, M3 y M4 demuestran tanta capacidad para cubrir largas distancias en tiempo récord, como para enlazar curvas con gran agilidad y precisión.
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La exitosa saga reúne ya seis generacion­es del M3 desde el E30, lanzado al mercado en 1986. Digno sucesor de los Coupé, el M4 alcanza ahora su segunda entrega.

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