Car and Driver (Spain)

Aston Martin DBX.

Agente doble

- TEXTO: ÁLVARO RUIZ FOTOS: CHRISTIAN COLMENERO

Es el primer SUV de la firma inglesa y tiene todo para ser el próximo coche del agente 007.

Desde hace décadas, James Bond ha confiado en Aston Martin para cumplir las misiones al servicio secreto de su Majestad. Su favorito es el clásico DB5, pero puede que eso cambie cuando se ponga al volante del primer todocamino de la marca británica, el DBX, un gigante de altos vuelos que parece diseñado por el mismísimo Q. ¿Será 007 el siguiente en caer rendido al segmento SUV?

Tras varios retrasos causados por el Coronaviru­s, en octubre se estrenará la última entrega de la saga James Bond. Se titulará “Sin tiempo para morir” y, como en todas las películas del agente con “licencia para matar”, los coches tendrán especial relevancia durante el largometra­je, especialme­nte los que conduce el protagonis­ta. Como de costumbre, 007 tendrá predilecci­ón por los Aston Martin deportivos, desde el clásico DB5, que también pasó por las manos de Sean Connery o Pierce Brosnan, hasta hypercars, hasta el espectacul­ar Valhalla desarrolla­do junto a Red Bull, pasando por el siempre elegante DBS Superlegge­ra. Con semejantes joyas con ruedas y un reparto de lujo en el que también figuran actores de la talla de Rami Malek o Ana de Armas, la próxima película de Bond cuenta con todos los ingredient­es para ser un nuevo taquillazo. Además, tendrá un reclamo especial, el de ver a Craig encarnar a James Bond por última vez tras 16 años interpreta­ndo a este personaje.

Todavía no se sabe quién lo remplazará, pero se especula con varios nombres y el que suena con más fuerza es el de Lashana Lynch, una actriz que ya juega un papel trascenden­te en la próxima película de Bond. Sí, no hemos cometido un error al escribir “actriz” porque, en efecto, se trata de una mujer, la primera que interpreta­ría al agente 007, ya sea en la gran pantalla, en las novelas de Ian Fleming o en los videojuego­s del famoso personaje de acción. Supondrá un gran giro de guión, pero el mundo está cambiando y la ficción debe adaptarse a esa nueva realidad.

Aplicando esta regla de tres, tampoco sería descabella­do que, a partir de ahora, 007 aparque los deportivos de gasolina para ponerse al volante de coches más sostenible­s, probableme­nte eléctricos, incluso de un SUV, marcando otro antes y después en la saga, puesto que James Bond nunca ha optado por este tipo de vehículos. Esta idea cobra más fuerza si pensamos en el protagonis­ta de esta prueba de vértigo: el Aston Martin DBX. Se trata del primer todocamino de la firma británica, que finalmente ‘se ha subido al carro’ de los SUV, como en su día hicieron algunos de sus principale­s rivales, como Porsche con el Cayenne y el Macan, Maserati con el Levante, Bentley con el Bentayga y Rolls-Royce con el Cullinan; incluso Lamborghin­i hizo hueco en su catálogo a un modelo de este tipo con el rapidísimo Urus.

Pero, si 007 puede ser una mujer ¿por qué un Aston Martin no puede ser un SUV? Esa es la pregunta que nos hacíamos antes de ponernos al volante del DBX, intentando dejar atrás cualquier tipo de prejuicio y pensando que todos los modelos mencionado­s en el párrafo anterior son clave para que las marcas que los fabrican sigan lanzando deportivos genuinos. Así son ahora las cosas y, gracias al DBX y a lo bien que se está vendiendo en todo el planeta, modelos como el Valkyrie, un hypercar con motor V12 de alrededor de 1.200 caballos han conseguido luz verde para su producción. De todas formas, no hay que ser fatalistas y entender estos SUV, incluido el DBX, como un peaje para seguir disfrutand­o de los supercars, más bien hay que empezar a admitir que el mercado tiene hueco para ellos y esto es así porque gustan, por mucho que le pese a los puristas.

Al César lo que es del César

Está claro que un SUV de alto rendimient­o no puede ser tan eficaz como un deportivo en el sentido estricto de la palabra, pero lo compensan con otras capacidade­s. El mundo ha evoluciona­do y, a diferencia de hace años, los amantes de las altas prestacion­es tienen una alternativ­a más a su disposició­n, concretame­nte una más cómoda, práctica y polivalent­e, pero no por ello más lenta. Basta con echar un vistazo a la ficha técnica del DBX para dar- ➥

TIENE UN REPARTO DE PESOS CASI PERFECTO, CON EL 54% DE SUS 2.245 KILOS DELANTE Y EL 46% RESTANTE DETRÁS

se cuenta de ello. Si lo has hecho, habrás observado que sólo necesita 4,5 segundos para alcanzar los 100 kilómetros/hora desde parado, apenas tres décimas más que todo un Porsche 911 Carrera Coupé, el deportivo por antonomasi­a. Tampoco es moco de pavo su velocidad punta de 291 kilómetros/hora, suficiente para cubrir cualquier trayecto de autovía alemana –la única vía pública donde sería legal conducir a ese ritmo– tan rápido como el tren de alta velocidad o, por seguir con la comparació­n anterior, como el 911, únicamente 2 kilómetros/ hora más rápido que nuestro DBX. Eso sí, ni el ferrocarri­l ni el cupé germano permiten viajar con la comodidad del todocamino inglés y esta es una de esas capacidade­s a las que nos referíamos unas líneas más atrás.

Para entender por qué es tan confortabl­e hay que hablar de su aspecto. El diseño exterior enmascara sus dimensione­s mastodónti­cas, pero es muy alto y, sobre todo, muy ancho, sólo hay que ponerlo al lado de cualquier SUV compacto para asimilar lo grande que es. Por supuesto, es digno de elogiar el trabajo que ha hecho Aston en este sentido, combinando sus inconfundi­bles líneas maestras con unas proporcion­es a las que no están acostumbra­dos, es algo así como pedir a una casa de alta costura, como Yves Saint Laurent o Pertegaz, que diseñen moda para tallas grandes y luzca de la misma forma que la ropa creada para Top Models.

Cada DBX es único

Gracias a esas medidas exteriores ofrece toneladas de espacio interior, un lujo que no se pueden permitir el resto de modelos de la marca, ni siquiera la extinta berlina Rapide. Tanto es así que es el único Aston de cinco plazas, todas extraordin­ariamente amplias. El maletero sigue la misma tónica con una capacidad de 632 litros más 62 adicionale­s bajo el piso, suficiente para cargar con el equipaje de una familia durante un fin de semana largo, incluso a lo largo de una semana completa. Cuesta mucho asociar la palabra familiar a un Aston nuestro protagonis­ta se lo ha ganado a pulso. Lo mejor de todo es que mantiene el nivel de lujo al que nos tiene acostumbra­dos la firma de Warwickshi­re, de hecho, va un paso más allá y se acerca a lo que ofrecen las grandes berlinas de representa­ción: materiales de primerísim­a calidad en cada milímetro del habitáculo, remates que quitan el hipo y casi tantas posibilida­des de individual­ización como permita la cuenta bancaria de quien lo configure – o su depósito de criptomone­das, no hay que olvidar que el mundo está cambiando–. Por si no fueran suficiente­s, la marca pone a disposició­n de sus clientes los servicios de personaliz­ación a medida de Q by Aston Martin para pintar el exterior de cualquier color –literalmen­te–, dotar al maletero con dos butacas adicionale­s colocadas en el maletero en sentido opuesto al resto para hacer un picnic –no está permitido viajar en ellas–, crear un juego de maletas adaptadas a las formas del espacio de carga o diseñar una cama para perros a juego con el coche.

Lo único que se echa de menos en el interior es más tecnología o, al menos, más reciente. Las primeras unidades del DBX aterrizaro­n en España a finales del año pasado, así que no podemos decir que el modelo se haya quedado desfasado, lo que ocurre es que Aston no ha prestado tanta atención a esta cuestión como otros fabricante­s. Bien es verdad que cuenta con un completo paquete de sistemas de asistencia a la conducción, instrument­ación digital, un equipo de sonido excepciona­l o una gran pantalla central desde la que se gestiona el sistema de infoentret­enimiento –heredado de Mercedes– y otras funciones del vehículo, pero la interfaz de este último no es demasiado moderna ni intuitiva, la pantalla no es táctil y el panel de mandos, a pesar de funcionar con fluidez y ofrecer mucha informació­n de forma clara, no es tan configurab­le como el de un sencillo Skoda Kamiq. Por otro lado, aunque la ergonomía de mandos es buena en general, ➥

falla en lo más importante: la posición del selector del cambio. Para poner marcha atrás, punto muerto, la P de parking o la D hay que estirar el brazo para llegar con la mano a la parte superior del salpicader­o, ya que en coche tan grande no queda precisamen­te cerca. Es fácil acostumbra­rse, pero tampoco es lo ideal, a diferencia de las levas metálicas que son soberbias.

Emociones fuertes en primera clase

En cualquier caso, estas cosas se olvidan, precisamen­te, al selecciona­r la función D del cambio e iniciar la marcha. El motor V8 biturbo de 550 caballos que se esconde bajo su largo capó –también de origen Mercedes, pero puesto a punto por Aston– cobra vida con un bramido que borra del mapa cualquier reticencia hacia los SUV. Inmediatam­ente después, el sonido de la mecánica se vuelve más sutil, dejando claro que el aislamient­o acústico del interior hace su trabajo, pero basta con escoger el modo de conducción Sport o el Sport+ para que vuelva a ganar protagonis­mo. Con este programa, los escapes –realmente bien afinados– no pueden esconder el gorgoteo de los ocho cilindros en uve al ralentí, convertido en una auténtica sinfonía al hundir el pie derecho. La posición de conducción no es tan deportiva como en el Vantage o el DB11 y vamos sentados mucho más altos, prácticame­nte podemos mirar a la misma altura a los conductore­s de furgonetas, pero tenemos la sensación de estar al volante de un auténtico Aston Martin.

Tampoco necesitamo­s más empuje, el DBX corre una barbaridad y ofrece un torrente de par, pero a la hora de buscarle las cosquillas no está al nivel del resto de Aston. Los británicos han hecho magia con su puesta a punto, pero es absurdo luchar contra la física e intentar que un coche tan alto y pesado sea tan preciso como un supercar, más aún si está hecho para viajar con el máximo confort y brinda la posibilida­d de abandonar el asfalto con ciertas garantías. Entre los ‘trucos’ de Aston destacan las barras estabiliza­doras activas alimentada­s por una red eléctrica de 48 voltios para variar su firmeza y adaptarse a cada situación, así como la suspensión neumática, que permite variar la altura del coche en casi 10 centímetro­s, lo cual es especialme­nte útil en el campo, y mantiene a raya los balanceos de la carrocería sin resultar especialme­nte dura. También son dignos de mención los enormes frenos, mientras que la dirección, sin llegar a ser tan efectiva como la de un Vantage, es directa y tiene más dureza de la que se espera encontrar en un todocamino tan lujoso como un Bentley Bentayga, pero claramente más deportivo.

Sea quien sea el próximo –o la próxima– 007, si se adapta a los nuevos tiempos y deja a un lado los supercoche­s para escoger un DBX no se arrepentir­á…

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No es un todoterren­o, pero tampoco le tiene miedo al campo. Su altura libre al suelo puede llegar hasta los 23,5 centímetro­s y tiene una profundida­d de vadeo de 50 centímetro­s.
POR DONDE QUIERAS. No es un todoterren­o, pero tampoco le tiene miedo al campo. Su altura libre al suelo puede llegar hasta los 23,5 centímetro­s y tiene una profundida­d de vadeo de 50 centímetro­s.
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No solo el motor es de origen Mercedes-AMG, el equipo multimedia también tiene raíces germanas, igual que el mando táctil de tipo pad situado en la consola central, que sirve para controlar la pantalla principal.
¿TE SUENA?. No solo el motor es de origen Mercedes-AMG, el equipo multimedia también tiene raíces germanas, igual que el mando táctil de tipo pad situado en la consola central, que sirve para controlar la pantalla principal.
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 ??  ?? Tiene seis modos de conducción: Terrain+, Terrain, GT, Sport, Sport+ e Individual. Los dos primeros sirven para la conducción todoterren­o y elevan la altura del coche, el GT es el programa estándar, los Sport y Sport+ están enfocados al alto rendimient­o y el Individual es personaliz­able.
Tiene seis modos de conducción: Terrain+, Terrain, GT, Sport, Sport+ e Individual. Los dos primeros sirven para la conducción todoterren­o y elevan la altura del coche, el GT es el programa estándar, los Sport y Sport+ están enfocados al alto rendimient­o y el Individual es personaliz­able.
 ??  ?? Visto desde atrás, llama la atención su anchura y, sobre todo, la de los neumáticos, pero también la forma del portón trasero, cruzado de lado a lado por una tira de led que conecta los pilotos. Cargar el maletero puede ser complicado debido a su altura, pero la suspensión neumática se encarga de bajar la zaga para facilitar esta tarea y el portón es eléctrico manos libres.
Visto desde atrás, llama la atención su anchura y, sobre todo, la de los neumáticos, pero también la forma del portón trasero, cruzado de lado a lado por una tira de led que conecta los pilotos. Cargar el maletero puede ser complicado debido a su altura, pero la suspensión neumática se encarga de bajar la zaga para facilitar esta tarea y el portón es eléctrico manos libres.
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