PALOS EN LAS RUEDAS
¿ESTAMOS TODOS DE ACUERDO en que el futuro de la movilidad pasa por la apuesta decidida por el trasporte sostenible? Sí lo estamos. ¿Estamos de acuerdo en que la electrificación es un camino emprendido de difícil retorno? Lo estamos. ¿Estamos de acuerdo en que las amenazas ambientales a las que nos enfrentamos exigen que el transporte privado sea cada vez menos contaminante y eficiente? Lo estamos. Y cuando digo “estamos” me refiero a que parece que tanto la industria como los gobiernos como los usuarios nos hemos concienciado de que el tren de la movilidad verde es el bueno, queremos subirnos a él y llegar muy lejos. Entonces, ¿por qué parece que el tren no arranca?
Pocas industrias se han adaptado a las cada vez más exigentes condiciones de las administraciones en materia de transición energética como la del automóvil. Y en pocas parece que haya tantas trabas. Todos los esfuerzos que la ciencia y la tecnología han realizado por poner en el mercado productos cada vez más sostenibles (soluciones de motorización, técnicas de reducción de emisiones, innovaciones en diseño, peso, materiales, carga, reciclado…) topan con el mismo mal endémico: la lentitud a la hora de establecer estrategias de sustitución, la burocracia, la evanescencia de las ayudas, la disparidad de normativas.
Que un país como el nuestro no pueda tener a la vista una red suficientemente densa de “electrolineras” es significativo. Que los planes de ayuda como el anterior Renove y, en menor medida, el más reciente Moves III hayan quedado lejos de satisfacer a usuarios y vendedores es una oportunidad perdida. Que el parque móvil español haya envejecido como media más de 1,5 años después de la pandemia es un síntoma de que algo falla.
Y es cierto que la coyuntura internacional pone las cosas difíciles pero no lo es menos que los fabricantes se han dejado la piel para mantener sus líneas de producto, sus novedades y su comunicación al público en medio de la peor tormenta de la historia (guerras, crisis de suministros, subidas de costes y pandemias incluidas) y que a todas luces no se han visto suficientemente confortados por una política más activa en la defensa de uno de los sectores clave en la economía de España y de Europa. Por el contrario, se les ha devuelto el esfuerzo con complejas burocracias a la hora de pedir ayudas, disparidades normativas entre comunidades, políticas fiscales poco valientes y campañas injustas de demonización.
Aún así, como podrás comprobar en este número final de año de Car and Driver, el mundo está lleno de maravillosas máquinas esperando a ser descubiertas. Y en 2023 vamos a seguir poniendo el foco en ellas. Al menos nuestro cariño no les va a faltar.