La ventana
Siempre pensamos en los electrodomésticos como aquellos cacharros, más o menos molestos, que nos sirven para hacer la vida más fácil en la cocina. Herederos de la incorporación de la mujer al mundo laboral, aliados del hombre cocinitas y de la ama de casa apañada. Garantes del tiempo libre, del café a punto y de la tostadita con mantequilla insuperable. Incluso, en los últimos tiempos, los pequeños electrodomésticos han hecho el doctorado y han adquirido el título de robots de cocina, sustitutos modernos de la incompetencia culinaria, hija de la emancipación rebelde y del irresponsable olvido de las recetas de la abuela. Nunca, un robot de cocina hará las lentejas como ella pero, como tantas otras cosas, es el signo de los tiempos.
Entramos ahora en una nueva etapa en la que los electrodomésticos, además de auxiliares y sustitutos, se convierten en aliados para la salud. Ni más ni menos que nuestro médico de cabecera. Veamos algunos ejemplos ilustrativos.
Los batidos verdes con alto contenido de fibra, ya no tienen que comprarse en una tienda de smoothies a un alto costo, ya que se pueden preparar fácilmente en casa con una licuadora. Los entusiastas de la salud ya no necesitan prescindir del pan sin gluten o de los rollos de semillas de chía, gracias a un procesador de alimentos inteligente que crea la masa, listo para hornear, en minutos. Disponemos de un hervidor eléctrico con control de temperatura capaz de calentar el agua a exactamente 100 °C o incluso a 60 °C, que es la temperatura ideal para el té verde. Dependiendo de los requisitos, algunas de esas teteras incluso pueden mantener la temperatura a un nivel constante. Hacer leche para bebés es ahora mucho más sencillo gracias a los nuevos esterilizadores que, con sus primos los vigilabebés, nos dan mucha tranquilidad. Los exprimidores lentos pueden hacer mucho más que zumos de frutas; también pueden mejorar nuestra salud al preservar todas las vitaminas valiosas. Y la nueva generación de maquinaria de cocina garantiza ' que las hierbas frescas se corten en extremo y que la masa se amase lo más posible. Por supuesto, estamos obviando toda la gama de aparatitos pensados específicamente para la salud como los dedicados a cosmética, rayos UVA, humificadores, despertadores, cuidado de piel, depiladoras y un largo etcétera que es tan largo como un departamento de los suyo en unos grandes almacenes.
La salud es la próxima frontera del consumo. Lo estamos notando en la tipología de los comercios de alimentación, en el etiquetado de producto, en las especificaciones de los electrodomésticos. Y lo vamos a ver también en el entorno doméstico. Lo más competitivo, en cuestión inmobiliaria, pronto será la condición saludable de una casa que puede estar en posesión de un sello que garantiza su calidad constructiva y de otro que acredite su calidad según el aporte de bienestar que ofrezca a las personas. En esta escalada hacia la salud del entorno en la que estamos metidos y de la que sólo podemos felicitarnos como especie, de momento, vamos a conformarnos con los pequeños electrodomésticos. Del colchón hablaremos otro día.