Arquitectura singular
Estructura de hormigón
acogedora
Una impresionante estructura de hormigón con dos cuerpos que se cruzan entre ellos formando una H como si fueran un juego de construcción infantil, enfrentada al horizonte. Así es esta casa sobria, acogedora y tenaz que aporta a sus ocupantes una forma de integrarse en la naturaleza inédita y maravillosa.
La Casa H es una estructura de hormigón armado compuesta por una sucesión de vigas longitudinales y transversales que trabajan entre sí para generar en conjunto una pieza única colaborante. Preferimos, como siempre, habitar una estructura en vez de estructurar una habitación. De este modo, no pensamos en la factibilidad técnica de un proyecto ad post, sino antes de que éste sea la propia resolución del encargo. Esto es, que antes de ser una casa, el proyecto es su propia estructura. La casa se ubica en la región chilena de Zapallar.
Partiendo desde arriba hacia abajo, de dos vigas longitudinales principales orientadas de norte a sur, de 41 metros de largo y 1,40 metros de alto, cuelga la loza de techo. Este conjunto se apoya en sólo cuatro muros en todo el recorrido, dejando importantes voladizos de siete metros en sus extremos.
El sistema vuelve a apoyarse en otras dos vigas longitudinales del mismo largo, esta vez bajo la losa de piso, descansando todo esto en los mismos cuatro muros que bajan al suelo y arman un zócalo con dormitorios, por una parte, y por otra, se apoya en un volumen transversal oriente poniente que por un lado arma el acceso a la casa y, por el otro, se proyecta hacia el mar conteniendo la piscina. Ésta última, a modo de una cuña de sección variable, pesada por el agua que contiene, construye el cantiléver formando un nuevo voladizo también de siete metros hacia la pendiente, reforzando las vistas que la casa propone hacia el mar.
El proyecto consta de un nivel de acceso en el que se ubican los recintos comunes, living, comedor y cocina en un solo espacio, sin divisiones ni pilares, además del dormitorio principal con su baño. El nivel inferior, de acceso exterior, contiene una sala familiar y dormitorios secundarios. El gran muro viga que arma la fachada principal de la obra es, a su vez, un largo mueble de madera que recorre toda la casa, sirviendo a los recintos según su propio uso. En la conexión entre ambos niveles, lugar donde además se encuentran las estructuras transversales con el volumen de la piscina, se arma una circulación vertical, compuesta por una escalera y una rampa. Ambas llegan a un patio que traspasa por debajo a la estructura principal de oriente a poniente, reforzando la idea que plantea este proyecto, de levitar en la pendiente.
La distribución interior es una planta libre. En el primer nivel contiene el estar, comedor, cocina y terraza comparten vistas entre las diferentes unidades y un baño para visitas que funciona de manera simultánea con el exterior para el surfista. En el segundo nivel en el lado norte está el dormitorio principal en suite enmarcando el mar con un determinado voladizo, hacia el lado sur se proyectó una circulación con mirador generando una doble altura que remata en camarotes en obra para invitados y una entrada de luz para una posible ampliación.
Durante el día y noche todos estos recintos dialogan generando una especialidad flexible en su uso.